Carlos Giménez: "Nos hemos convertido en parientes incómodos de España"

Rajatabla, mítico grupo de teatro venezolano, se encuentra en España, donde representa El coronel no tiene quien le escriba, de García Márquez, obra con la que hoy acude al teatro Español de Madrid. Compañía atípica en el marco escénico latinoamericano, lleva 20 años viviendo del teatro y enfrentándose una y mil veces al poder. Carlos Giménez, su director, se muestra quejumbroso por la actitud española hacia Latinoamérica y su teatro, y afirma: "Nos hemos convertido en parientes pobres e incómodos de España".

Con sus 43 años cumplidos sigue siendo un rebelde cuya bandera es la misma desde hace 20 años: "Rajatabla se sigue enfrentando al poder con el mismo vigor que el primer día". A pesar de que se encuentra en España, tras cosechar un clamoroso éxito en el italiano Festival de Spoletto, para presentar la obra El coronel no tiene quien le escriba, de Gabriel García Márquez, comenta: "Quizá sea más importante hablar de esa angustia y disparate que es el V Centenario o de la actitud soberbia de los políticos españoles con respecto a Latinoamérica". Y lo hace a través del tamiz de Rajatabla: "Nuestro grupo no se entrega a la demagogia política y la ortodoxia del poder nos rechaza".Han venido a España invitados por el barcelonés Festival de Tardor y por el gaditano Festival Internacional de Teatro Iberoamericano, del que comenta: "Por fin hemos venido al festival de Cádiz, aunque temo que se convierta en un gueto donde meter a los pobrecitos sudacas", y añade: "América Latina pasó de moda porque España se volvió rica, poderosa, europea, y nos hemos convertido en parientes pobres e incómodos". A Madrid acuden invitados por Miguel Narros, director del teatro Español.

Pero también habla de la obra que a partir de hoy representan: "La maravilla de la novela de García Márquez es que es un discurso sobre cómo destruye el poder, pero no planteado de manera obvia, y eso sabemos que va a inquietar a muchos".

De Rajatabla dice: "Somos el único proyecto de vida que queda en América Latina, aunque reconozco que nos hemos hecho concesiones". De hecho, en Venezuela, el grupo, que sigue abarrotando teatros, es un fenómeno civil y político digno de análisis. Su director piensa que ello se debe a que han sabido impulsar el sentido de afirmación combativa. "Nunca hemos claudicado, no nos hemos bajado los pantalones ante ningún Gobierno, y si es necesario, nos cagamos en el ministro de turno". Cuando se le pregunta cómo es que el presidente del Gobierno venezolano les invitó a un almuerzo como despedida antes de iniciar la gira europea contesta: "El aceptar no significa que no le digamos cosas terribles".

Ahora sueñan con conseguir los derechos y llevar a escena El inventor de la guillotina, de Camilo José Cela, obra con la que se fascinaron antes de que el autor gallego recibiera el Premio Nobel.