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Triunfo para Centroamérica y revés para Washington

ENVIADO ESPECIALLos resultados de la cumbre de presidentes centroamericanos, que concluyó el lunes en Tela (Honduras) con un acuerdo para desmovilizar la contra nicaragüense en 120 días y recomienda el mismo camino para la guerrilla salvadoreña, significa un triunfo para Centroamérica y un rechazo a la estrategia de EE UU respecto a Nicaragua.

El presidente de El Salvador, el derechista Alfredo Cristiani, aceptó la propuesta de diálogo presentada por la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y se mostró dispuesto a llevarlo adelante en breve plazo. Cristiani se refirió a la carta enviada por el FMLN sobre un diálogo directo con el Gobierno salvadoreño y dijo: "Vamos a tratar de efectuar este proceso lo más pronto posible". Los presidente de Centroamérica han acordado volver a reunirse antes de fin de año en Nicaragua.

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Después de Tela, Nicaragua se beneficia de que esta vez, al parecer, va en serio el desmantelamiento de la contra. El nuevo presidente salvadoreño pudo regresar a su país con el triunfo de haber colocado el tema de la guerrilla en el centro de atención de los presidentes centroaméricanos y equiparar, en cierto modo, al FMLN con la contra. Esto no lo había conseguido su antecesor, el democristiano José Napoleón Duarte.

El presidente hondureño, el liberal José Azcona, podrá presentarse ante su pueblo como el hombre que libró al país de los contras, que amenazaban con convertirse en un ejército de 10.000 hombres derrotados pero armados y dispuestos a toda clase de tropelías.

Para el costarricense Óscar Arias, Tela es la culminación de su obra y de su plan, que desencadenó este proceso y le valió el Premio Nobel de la Paz en 1987. El guatemalteco Vinicio Cerezo se mantuvo esta vez en un discreto segundo plano. Aparentemente, tras Tela, el máximo perdedor es EE UU, donde el presidente, George Bush, parecía empeñado en conservar la contra hasta después de las elecciones de Nicaragua, el 25 de febrero próximo.

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Las cumbres de presidentes centroamericanos parecen sometidas a una secuencia que se repite. Todos llegan sonrientes y eufóricos; surgen las discusiones, a veces temperamentales y hasta violentas; se llega al borde de la ruptura y el fracaso; pero finalmente, como por encanto, sacan de la chistera un resultado que sorprende a propios y a extraños. En Tela se cumplían el lunes, día de la clausura, exactamente dos años de la firma del acuerdo de Esquipulas 2, en Guatemala. En aquella ocasión, todo parecía roto, pero la última noche trajo el compromiso sobre lo que sería la piedra angular del posterior desarrollo de la política centroamericana.

Han pasado dos años desde la firma del compromiso y ahora en Tela también se llegó hasta el último minuto con el fantasma de la ruptura flotando sobre la cumbre. Al final se logró hacer palpables los enunciados de Esquipulas 2. Parece que después de dos años será enterrado definitivamente el cadáver de la contra. Asimismo, los presidentes han indicado a la guerrilla salvadoreña que el camino pasa por la desmovilización, y le recomiendan la misma medicina que a los contra: el adiós a las armas y la "integración a la vida institucional y democrática a través del diálogo".

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