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El marfil pasa a la historia

La prohibición de traficar con colmillos de elefantes disparará el mercado negro de este material precioso

Para algunos no hay que darle muchas vueltas al tema. Es sencillo: "El elefante es un animal prehistórico predestinado a desaparecer como los dinosaurios", dice uno de los propietarios de la tienda madrileña especializada en marfil Lady Anne. Para otros, el problema es cuestión de cabeza: "En España hay muy poca sensibilización, entre las autoridades y la gente, en general, por la protección del mundo animal", opina Francisco Meliá, subdirector general de Comercio Exterior (SOIVRE). El próximo mes de octubre, 99 países decidirán la prohibición del comercio de marfil.

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Nuestro país importó en 1987 (única estadística existente) 2.000 kilos de marfil trabajado y 1.000 kilos de marfil en bruto. Su comercio proporciona empleo a varias docenas de familias. Aun con no representar un sector económico importante, la prohibición de importar marfil por parte de la CE -siguiendo los pasos de Estados Unidos- ha cosechado acalorados aplausos y protestas.El pasado 23 de junio, los representantes del Convenio de Washington en la Comunidad Europea acordaron dictar un reglamento (y no una directiva, con lo que la norma tendrá carácter obligatorio) para prohibir las importaciones. La postura española, explicada por Francisco Meliá, era más suave. Proponía un período de transición y no un corte tajante del comercio, por creer que van a dispararse el contrabando y el mercado negro. La dirección genera de control, inspección y normalización de Comercio Exterior (SOIVRE) recibe constantes llamadas: "¿Qué va a pasar?".

La conversación telefónica es precipitada y llena de ocultamientos. Carmen Camacho, propietaria de la tienda Lady Anne, en Madrid, habla con Vicente, importador de marfil en bruto, afincado en Málaga. "¿Pero te dan la cuota o no?". "Está todo paralizado". Vicente sólo maneja un argumento para defender el comercio: "A los elefantes no les matan por sus colmillos; sino por su carne, que a los negros les encanta".

"¿Qué vamos a hacer?"

Él es uno de los 12 importadores de marfil a España, que distribuyen después el material entre varias docenas de comercios (la mayoría joyerías y bisuterías, y muy pocas volcadas por completo al marfil). En torno a otra docena de talleres, pequeños, de carácter familiar, esculpen colmillos para obtener diversos objetos decorativos y de colección. Porque, si bien en décadas pasadas el marfil era la materia prima de objetos como teclas de piano, bolas de billar y bastones, ahora los plásticos y las resinas han venido a sustituirlo y ha quedado reservado a una condición estética y de lujo.José Luis Gumiel es uno de los artesanos del taller Gumiel, que da empleo a 10 familias y trabaja el marfil desde la posguerra -especialmente tallas de tipo religioso cristiano-. "¿Y ahora nosotros qué vamos a hacer?", dice. ¿Qué pasa? ¿Que los elefantes no se mueren? Pues sí, se mueren de viejos, de enfermedades, de inanición. ¿Y con ese marfil qué van a hacer? ¿Y con lo que hay almacenado? Sudán tiene toneladas. Pues nada, pasará lo de siempre, que llegarán los más listos, americanos, ingleses, y se lo quedarán ellos. ¿También van a prohibir de verdad que los millonarios vayan de safari y obtengan trofeos? Eso sí que está mal. Pero lo nuestro es un arte que se nutre de recortes de colmillos. Ahora, con la prohición total, sin más explicaciones, se cargan una tradición. Podían haber avisado".

Ésa es la principal duda planteada. ¿Qué va a pasar con los almacenes de colmillos y, sobre todo, con el marfil anterior a la Convención de Washington de 1973 para el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites)? Por el momento, esta decisión en la CE ha sido aplazada.

Ezequiel Navío, investigador privado del Cites en España, cree que es preciso que durante unos años la prohibición sea total para evitar especulaciones y dar un respiro al descenso de la población de paquidermos. Más adelante, las limitaciones pueden ir cambiando. Para eso se reúnen los 99 países adheridos al Cites cada dos años, para ir calibrando la marcha del equilibrio ecológico. Por lo pronto, en la reunión del próximo mes de octubre se ha pedido que el elefante africano pase del apéndice 2 del convenio (impone control del comercio) al 1 (señala la prohición total de mercar con esos ejemplares, apartado al que pertenecen el elefante asiático o el gorila de montaña).

En España, Icona, SOIVRE (dependiente del Ministerio de Economía y Hacienda) y Subdirección General de Aduanas son los organismos encargados de velar por el cumplimiento del Cites. De los 33 centros de inspección aduanera del SOIVRE (da el visto bueno a todo el comercio con el exterior), sólo nueve están habilitados para la revisión de los artículos sujetos al Cites: Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia, Alicante, Irún, Palma de Mallorca, Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife.

Pero este organismo sólo tiene competencias sobre las mercancías, y no sobre los viajeros (entre cuyos equipajes pueden caber muchos colmillos recortados). Ezequiel Navío es duro en sus críticas: "Icona se inhibe en los temas Cites, el SOIVRE hace lo que puede, y en las aduanas no hay preparación ni concienciación para controles y actuaciones rigurosas".

En el Servicio Fiscal de la Guardia Civil dan cuenta de la incautación hace unas semanas en el aeropuerto de Barcelona de dos colmillos de 185 centímetros de largo, 34 kilos y un valor de 950.000 pesetas. Fueron traídos ilegalmente por F. P. S., un hombre afincado en Barcelona y con un comercio dedicado a las ciencias naturales. Hace dos meses hubo otra pequeña incautación en Galicia. Las principales importaciones se realizan, en cualquier caso, vía Oriente.

Carmen Camacho da una idea aproximada de los precios en vertiginoso ascenso: "Hace 10 años comprábamos marfil a 2.800 pesetas el kilo, ahora a 30.000 pesetas". En los tiempos del emperador centroafricano Bokassa llegaron las mejores parejas de colmillos, de más de dos metros de longitud".

80 compañías en Japón

Japón es el principal consumidor de los trabajos de marfil (40% del mundo), seguido por la Comunidad Europea (15%) y Estados Unidos (10%). Cuenta con una tradición de 350 años y mueve anualmente unos 16 billones de pesetas.El pasado día 19 de Junio entraron en vigor las medidas restrictivas del Gobierno japonés: prohibición total de importación de marfil trabajado y de piezas de menos de un kilo de peso y 20 centímetros de tamaño, y prohibición de importar material en bruto procedente de países que no sean los productores africanos. En Japón están abiertas alrededor de 80 compañías, en las que trabajan 600 artesanos. Los principales productos obtenidos son grabaciones e inscripciones de nombres, joyería, instrumentos musicales, y esculturas y objetos decorativos (estos últimos artículos han encontrado en Hong Kong su principal desarrollo). El empleo de 30.000 personas depende directamente de este sector.

El país ha importado en los últimos cinco años más de 1.000 toneladas de marfil en bruto, procedentes sobre todo de reexportaciones de Hong Kong (41%), Bélgica (21%) y Singapur (20%). Directamente de Africa sólo llegó un 13%, según los datos del Ministerio de Comercio Internacional e Industria de Japón. La cantidad de importaciones de marfil trabajado ascendió entre 1984 y 1988 a 147 toneladas.

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