_
_
_
_
_
'CUMBRE' EN PEKÍN

Miles de chinos aplauden en la calle a los huelguistas

El centro de la ciudad de Pekín se vio ayer materialmente tomado por gentes de toda condición que decidieron salir a la calle para solidarizarse con la protesta estudiantil. Millares de universitarios, enseñantes, periodistas, intelectuales y obreros coparon las arterias principales para pedir la democratización del país y aplaudir a los varios centenares de jóvenes que desde hace cuatro días mantienen una huelga de hambre en la plaza de Tiananmen. "Hambre por democracia" se leía en una pancarta.

Más información
Mensaje de solidaridad de los cadetes

ENVIADOS ESPECIALESEl Gobierno parece haber perdido por completo el rumbo de la situación pese a los constantes llamamientos a la calma. Ayer no fue sólo Tiananmen el lugar de cita popular.Legiones de personas ocuparon la avenida de la Paz Celestial, una travesía de más de veinte kilómetros que cruza la plaza y que pasa por Zhongnanhai, el cuartel general donde residen los dirigentes chinos.

La vigilancia policial fue reforzada en el lugar en previsión de incidentes.

Trabajadores de al menos una decena de fábricas llegaron en camiones hasta el centro para expresar su simpatía al movimiento estudiantil e infornar empresas.

Algunos medios aseguran que en la planta de Altos Hornos de Pekín, donde trabajan 200.000 personas, comenzó el lunes una huelga en apoyo de la causa universitaria.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Oferta gubernamental

"El pueblo chino se siente conmovido por vuestro gesto, pero es hora de que termineis el ayuno y regreseis a clase para no poner en peligro vuestras vidas", afirmaba ayer por la tarde a los huelguistas Yan Mingfu, miembro del secretariado del Comité Central del Partido Comunista en un improvisado encuentro en Tiananmen.

El Gobierno ha reiterado que quiere dialogar con los estudiantes, pero a través de los federaciones universitarias oficialmente reconocidas.

Sin embargo, estas organizaciones son ahora poco más que un simple papel de fumar y las autoridades ven estrecharse poco a poco su campo de acción, al tiempo que sienten la presión insostenible del clamor popular reivindicando nuevos cauces democráticos. Yan Mingfu dijo anoche a los estudiantes que sus peticiones de reconocimiento como grupo y la discusión sobre el control de mocrático y el desarrollo de las libertades políticas serán estudiadas en el pleno que el Comité Central del partido tiene previsto celebrar el próximo mes. Rectores de diez universidades de Pekín enviaron entretanto una carta al Gobierno para que entable una negociación al más alto nivel con los estudiantes y se eviten así sucesos más graves.

"Vengo a buscar a mis alumnos para cuidarles, no para llevarles a casa", confesaba ayer por la mañana un profesor de la capital.

Los rostros de muchos de los jóvenes huelguistas y de los miles de compañeros que han formado en tomo a ellos cinturones de seguridad son un reflejo patético de cansancio, confusión y en algunos casos de histeria.

"Quiero mucho a mi madre y "Quiero mucho a mi madre y si se entera donde estoy se asustará, pero amo más a la democracia", afirmaba una alumna de secundaria con lágrimas en los ojos.

No lejos de allí, dos muchachas sollozaban sin aparente sentido. Wuerkaixi, uno de los líderes del movimiento estudiantil, se encontraba por la mañana entre los desfallecidos por el hambre y el fuerte calor reinante y era atendido por enfermeros.

Más de un centenar y medio de huelguistas han tenido que

ser hospitalizados.

Un basurero

El ulular de las sirenas de las ambulancias se escuchaba desde diversos lugares de laciudad. En una improvisada enfermería de campaña protegida malamente con una lona y plásticos, alumnos de medicina y de sanidad atienden casos de debilitamiento e inyectan glucosa a quienes no pueden resistir más.

A pesar de la perfecta organización, la plaza se ha convertido en un auténtico basurero.

Una joven ojeaba con mirada distraída un libro de gimnasia de Jane Fonda y no lejos de ella un grupo amenazó con inmolarse dentro si no se atienden las peticiones estudiantiles.

Dos diplomáticos soviéticos charlaban tranquilamente con varios de los huelguistas. Alumnos de la Escuela de Arte Dramático piden que el visitante firme en sus prendas.

En el Monumento a los Héroes de la Revolución, el obelisco donde Mijail Gorbachov no pudo colocar ayer por la mañana una corona de flores, vuelven a ser puestas consignas como las de los días posteriores a la muerte del ex secretario general del partido, Hu Yaobang, el pasado 15 de abril, y que ha sido la mecha que ha encendido esta pacífica revuelta popular frente a la que el Gobierno no parece tener respuesta.

Sin embargo, uno de los jóvenes en la plaza si parece tenerla: "Nuestros dirigentes han cometido errores. Se deben marchar".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_