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La iglesia se suma a la ofensiva de la oposición contra Noriega

Antonio Caño

"Hoy es un día grande para IIglesia", proclamó el sacerdote español Vicente Villanueva, al comienzo de una de las muchas misas que ayer sirvieron en todo Panamá para que la población reclamase su triunfo electoral. Pacíficos y masivamente, los opositores panameños llenaron los templos con la esperanza de recoger allí energías para afrontar una semana decisiva pata la supervivencia del régimen militar. Era la fiesta de Pentecostés.

"Que la fuerza del Espíritu Santo que en este día convirtió a cada uno de los medrosos discípulos en poderosos leones convierta a cada panameño en un valiente defensor de sus derechos", dijo el padre Villanueva entre el entusiasmo de cientos de personas reunidas en la iglesia de Cristo Rey bajo un manto de pañuelos blancos.Sentado en el primer banco rezaba el candidato a la segunda vicepresidencia, Guillermo Ford, cuyo, rostro estaba cruzado por los puntos que cerraban las heridas abiertas el miércoles pasado por los miembros de los llamados Escuadrones de la Dignidad. Cuando cantaban el Gloria, entró el candidato a la primera vicepresidencia, Ricardo Arias, recibido, como Ford, con gritos de "¡justicia, justicia!"

Como parte de una homilía en la que el sacerdote anunció el pronto final de "la larga noche, del vía crucis de Panamá", fue leído el comunicado elaborado por los obispos el pasado viernes. En él, la Iglesia rechaza la suspensión de las elecciones y 'pide "en el nombre de Dios, a los responsables últimos, que respeten la voluntad del pueblo".

Desmayos de emoción

El mismo documento y escenas similares se repitieron en las demás iglesias de la capital panameña, por donde fueron transitando los candidatos opositores a lo largo de toda la mañana, sin que se produjeran incidentes ni intervención policial. Los oficiantes pidieron a Dios por el eterno descanso del sacerdote español Héctor Gallego, desaparecido durante el Gobierno de 'Omar Torrijos, y del holandés Nicolás van Kleef, muerto el pasado 7 de mayo por disparos de un agente de la policía.Algunas mujeres se desmayaron entre la emoción, otros hacían circular de mano en mano pasquines con instrucciones para la huelga general convocada para el miércoles próximo. Difícilmente conseguía el padre Villanueva mantener el orden entre feligreses apasionados y camarógrafos que arrasaban el altar. Ni siquiera la advertencia irónica de que se vería obligado a llamar a la guardia" provocó algo más que unas risas histéricas.

El comunicado episcopal fue leído incluso en la misa transmitida por todos los canales de televisión, aunque el canal de las Fuerzas de Defensa lo compensé después con otra misa oficiada por el capellán castrense en la que hizo votos por "una patria soberana y libre". Los obispos pidieron a los militares que no empleen las armas contra el pueblo y se preguntaron: "¿Qué justificación moral puede haber para dispersar a golpes y balas a hombres y mujeres que no cometen otro delito que el reclamar pacíficamente sus derechos?".

Fue una jornada de total protagonismo de la Iglesia, que cruzó así definitivamente el rubicón y se colocó claramente contra el régimen. El mensaje de los obispos incluye un llamamiento a la concordia y un ofrecimiento a interponer "los mejores oficios" de la Iglesia en la búsqueda de una solución negociada.

Uno de los personajes más conocidos del régimen, el ex ministro Mario Rognoni, ha declarado que el Gobierno estudia, en coordinación con el Grupo de los Ocho, la formación de una junta cívico militar que prepare el camino de una transición pacífica. Esta opción parece contar con el visto bueno de los hombres más moderados del régimen, pero no de los sectores militares. La oposición ha manifestado que vería con buenos ojos una fórmula de ese tipo siempre que permitiese entregar el poder el 1 de septiembre a su candidato presidencial, Guillermo Endara, y se garantizase la salida de Noriega antes de ese misma fecha.

Amenaza de intervención

Hasta el hallazgo de una salida política, el régimen tendrá que soportar todavía fuertes presiones, incluida la amenaza de una intervención militar norteamericana. Estados Unidos está concentrando tropas, municiones y material militar en los alrededores del canal de Panamá, fuera de las bases habituales, ante el clima de perturbación política que vive este país.Fuerzas militares norteamericanas, en cantidades no reveladas, han tomado posiciones en puntos estratégicos de las riberas del canal, en territorio ya bajo control de Panamá, pero que las tropas estadounidenses tienen derecho a patrullar en virtud de los acuerdos Torrijos-Carter sobre el canal. Un convoy de más de 10 camiones cargados con municiones y explosivos, espectacularmente protegido por cinco tanquetas, se sumó en la noche del sábado a las fuerzas acantonadas en las proximidades del Corte Culebras, que está considerado como el punto más importante y más vulnerable del canal. En ese lugar, los norteamericanos han reunido más de un centenar de camiones y han levantado tiendas de campaña.

El convoy con municiones fue dirigido por vehículos de la policía militar norteamericana, que interrumpió el tráfico en una carretera pública panameña e instaló un control de automóviles mientras duró la operación. Varias tanquetas permanecieron en los alrededores del canal, a lo largo de los 10 kilómetros que separan el Corte Culebras de la base de Howard, de donde salieron los soldados. El Ejército panameño había retirado el sábado los controles militares establecidos en días anteriores en las entradas de las bases norteamericanas, lo que evitó cualquier contacto entre unidades de los dos países.

Noriega acudió hace un mes a la presentación del libro Como pez en el agua, en el que su, autor, Nils Castro, uno de los principales ideólogos del régimen, advierte que, de producirse un ataque militar extranjero, las Fuerzas de Defensa panameñas destruirían el canal.

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