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Guerra reconoce que utilizó un avión oficial porque planificó mal sus vacaciones de Semana Santa

El vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, reconoció ayer en el Congreso que había preparado mal su viaje de vacaciones de Semana Santa al sur de Portugal, y atribuyó a autoridades del país vecino -al parecer, funcionarios de aduanas y policías- el hecho de que su comitiva se saltara la cola de vehículos situada en la frontera fluvial de Víla Real el pasado día 3. El vicepresidente mostró su satisfacción por el hecho de que los diputados no hayan magnificado este incidente, "y, por tanto, no se hayan sumado al vendaval antidemocrático que otros han agitado en estos días".

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"Hay personas", añadió Guerra, "que han perdido toda esperanza de volver a la Administración del Estado, y me satisface que los diputados no quieran subirse al carro antidemocrático que han organizado". Mencionó también las dudas que Unamuno tenía sobre si la causa de la decadencia de España estaba en los pillos o en los tontos, y añadió: "Unamuno tenía esas dudas porque no conocía a esos otros". El vicepresidente del Gobierno no mencionó por su nombre a persona o entidad alguna en esta denuncia genérica contra supuestos elementos antidemocráticos. A este debate no asistió el presidente del Gobierno, Felipe González.En respuesta a Nicolás Sartorius, portavoz de IU, Guerra ofreció una versión del incidente algo distinta a la conocida hasta ahora. Fueron las "autoridades portuguesas" las que dirigieron su vehículo al embarcadero de Vila Real, afirmando que lo hacían así por deferencia hacia un representante del Gobierno español.

"Cuando vi dónde me encontraba", continuó Guerra, "manifesté mi extrañeza por el hecho de que el coche hubiera sido colocado por delante de los demás. Me negué a embarcar en el ferry que estaba allí en ese momento, pero las autoridades portuguesas insistieron en que tomara el siguiente. Algunos automovilistas establecieron un diálogo violento con policías portugueses. Creí que aquello podía desembocar en un conflicto y entonces decidí abandonar el muelte, fui a Faro y pedí un avión oficial para volver a España".

"Mi posición", continuó el vicepresidente, "fue correcta al 'abandonar el muelle y solicitar un avión. Mi decisión fue incorrecta sobre la preparación del viaje. Quizá haya que prepararlos mejor, pero eso exigirá más gastos, que es lo contrario de lo que parecen perseguir algunas de las críticas de estos días".

Nicolás Sartorius replicó que su grupo nunca ha discutido el derecho del vicepresidente del Gobierno a utilizar un avión oficial para sus desplazamientos: el problema es que el vicepresidente, "probablemente de forma inconsciente, ha dado la impresión de haber hecho un corte de mangas a este país", afirmación que fue acompañada por una oleada de ¡bahhhhhh! desde los escaños socialistas.

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"Y que no nos digan", añadió Sartorius una vez restablecida la calma, «que nosotros hemos magníficado el incidente. El que lo ha hecho es un senador del grupo del Gobierno. Lo que más nos preocupa es la imagen de que el poder es síempre el mismo, se usa de la misma manera y adopta las mismas formas".

Manuel Renedo, del Grupo Popular, se interesó después por las razones de que el vicepresidente hubiera usado un avión oficial. "Ya lo he explicado", contestó Guerra. "Creí que podía evitarse un conflicto entre ciudadanos españoles y funcionarios portugueses. Ese avión tiene ese uso, y veo difícil separar lo público de loprivado". Y añadió una observación en el sentido de que "a mí me gustaría que me permitieran en algunos ratos ser una persona privada y no pública".El aliancista Renedo consideró que tales explicaciones no eran una contestación seria, porque "los aviones oficiales deben ser para actos oficiales, salvo que existan razones de urgencia o de seguridad personal, a las que el vicepresidente no ha aludido". Renedo mencionó que si no concurrían esas circunstancias, distintos dirigentes socialistas habían realizado afirmaciones falsas en días pasados. Fue entonces cuando Guerra, sin responder directamente a los planteamientos del diputado aliancista, introdujo el argumento sobre el vendaval antidemocrático explicado más arriba.

En la actualidad no existen normas para precisar las circunstancias en que pueden utilizarse los aviones oficiales. Con esta base, el Grupo Popular presentó ayer mismo una proposición no de ley en la que reclama al Gobierno socialista unas normas básicas para la utilización "por las autoridades políticas del Estado de los medios de transporte aéreo propiedad del mismo, sobre la base de restringir esta utilización exclusivamente a los viajes de carácter oficial o a aquellos otros en que se acreditan imperiosas razones de urgencia o seguridad".

El grupo mayoritario de la oposición había pensado extender esas normas a todos los medios de transporte públicos, pero la complejidad de controlar a los millares de coches oficiales hace aconsejable, en una primera fase, circunscribir la propuesta a los aviones, según las explicaciones dadas por este grupo fuera del hemiciclo.

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