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Cuatro jugadores britanicos comparecen ante un juez por alteración del orden

La aversión ilimitada que se profesan los seguidores de los dos principales clubes de la escoceses, el Celtic y el Rangers, ambos de Glasgow, estuvo a punto de provocar una catastrófica invasión del campo, evitada por más de 500 policias, el pasado mes de octubre en el campo del Rangers. Los cuatro jugadores que protagonizaron una pelea que encrespó los ánimos de la afición comparecen esta semana ante un juez, acusados de alterar el orden público. La sentencia se espera que se produzca el viernes.

Quienes se sientan en el banquillo son Terry Butcher, Chris W'oods y Graham Roberts, jugadores internacionales de la selección inglesa y del Rangers, y Frank McAvennie, del equipo escocés y del Celtic.Los incidentes comenzaron a los 17 minutos de juego, cuando un jugador del Rangers cedió una pelota a su portero, W'oods. McAvennie, un delantero contrario, se fue hacia él e hizo contacto; Woods le agarró por el cuello mientras Butcher llegaba a la carrera y empujaba violentamente al rival. Roberts se sumó al rifirrafe de empujones y, al final, McAvennie acabó en el suelo con un gesto de dolor. Para entonces, los seguidores del Celtic eran una furia y algunos intentaron saltar la valla. Más de 500 policías evitaron la invasión del campo. "Los hinchas estaba furiosos" recuerda el jefe de policía responsable de la seguridad, John Dickson.

El árbitro expulsó a Woods y a McAvennie y amonestó a Blatcher, quien fue expulsado con posterioridad por otro lance. Roberts no fue apercibido y sustituyó bajo los palos a M'oods, donde fue recibido con una lluvia de monedas. El partido concluyó con empate a dos.

Movilización policial

En el campo se habían dado cita 42.868 espectadores, 118 menos de la capacidad máxima autorizada, para cuyo control se movilizaron 520 policías, frente a los 150 que se encargan del orden en un partido normal. Ya antes de que se iniciara el encuentro hubo detenciones y el video que se ha aportado como prueba en el juicio muestra a los hinchas de uno y otro equipo insultándose, ondeando desafiantes sus respectivas banderas y haciendo gestos inequívocos de desprecio mutuo, con "una gran predilección", en palabras de Dickson, por el empleo del dedo corazón.El policía cree que muchos hinchas acuden a este partido más que a presenciar un enfrentamiento deportivo, para atacarse mutuamente. Entre los agresiones verbales que se intercambiaron hubo insultos contra la Reina y contra el Papa, en sus respectivas calidades de jefes de la Iglesia de Inglaterra y de la Iglesia católica.

Los hinchas estaban separados en las gradas y para la ocasión se instaló una nueva valla de 2,2 metros de alto con el propósito de impedir la invasión del campo. Como de costumbre en este derby, los jugadores realizaron unos ejercicios de calentamiento mínimos sobre el terreno de juego porque la experiencia ha demostrado que la presencia de los jugadores sobre el campo encrespa los ánimos ya alterados por los insultos previos y la cerveza.

La policia practicó, dentro y fuera del campo, un total de 96 detenciones y los cuatro jugadores fueron acusados con posterioridad de actuar desordenadamente y alterar el orden público, extremo que ellos niegan. En caso de ser considerados culpales se les impondrá una multa.

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