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POR LA SENDA DE ESQUIPULAS 2

Borge dice que negociar un alto el fuego no significa dialogar con la 'contra'

El comandante de la revolución y ministro del Interior de Nicaragua, Tomás Borge, ha asegurado que no existen divisiones en la dirección nacional del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y ha fijado la diferencia entre "diálogo con la contra" y "concertación de un cese el fuego". En un florido discurso, Borge cerró filas y fijó posiciones de los sandinistas, con ocasión del solemne acto conmemorativo del 11º aniversario de la caída de] comandante Carlos Fonseca y del 26º de la fundación del FSLN, el domingo por la noche en Managua.

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El anuncio de la negociación del cese el fuego con la cúpula de la contra desconcertó sin duda el pasado 5 de noviembre a las bases sandinistas. Una semana antes, la dirección nacional había declarado tajantemente que "de ninguna manera, en ninguna parte, con ningún intermediario, jamás habrá diálogo político, ni directa ni indirectamente, con la cúpula contrarrevolucionaria". Todavía este domingo en el local del órgano del partido Barricada se podía ver un cartel, escrito a mano, en el que se pedía acudir a la Plaza de la Revolución, el 5 de noviembre, para decir "no al diálogo con la contra".El anuncio del presidente Ortega de negociar el cese el fuego, a través de un intermediario, y proponer después al arzobispo de Nicaragua, cardenal Miguel Obando, había creado confusión en las propias filas del sandinismo y despertado especulaciones sobre divergencias en la dirección nacional del FSLN.

Para salir al paso de especulaciones y fijar posiciones, saltó a la palestra el comandante Borge, a quien se atribuye habitualmente representar la línea dura del sandinismo y es, en la dirección nacional, el único sobreviviente de los que con Carlos Fonseca fundaron el FSLN. Con su florida retórica, Borge habló de la voluntad de construir el paraíso aquí entre nuestros lagos y volcanes" y, con tono didáctico, explicó el papel de la vanguardia, es decir, el FSLN, "señal luminosa que indica el inicio de una nueva forma de hacer político".

Todo esto no fue más que la larga introducción al meollo del discurso. Borge estableció la diferencia entre "diálogo político" y "cese del fuego concertado", que "no puede reducirse a una disputa semántica ni a una competencia de sinónimos". Según la definición de Borge, "el diálogo político pretende cuestionar un poder incuestionable, indiscutible, legítimo" y "el cese al fuego concertado pretende buscar los mecanismos para que las fuerzas al servicio de una potencia extranjera, armadas con fusiles alquilados, decidan integrarse a la vida del país, a la contienda cívica, si se lo permiten sus amos imperialistas".

Insistió Borge en que "el único diálogo político posible es y será al interior del país con los partidos que participan en dicho diálogo". Días antes del 5 de noviembre, dirigentes sandinistas comentaban, en privados, que el diálogo con la contra sería el golpe de gracia a la oposición interior al sandinismo. "Si dialogamos con los contras", comentaban, "son ellos los que se llevarán el apoyo político y la plata de los gringos y los que aguantaron aquí dentro la oposición interior todos estos años, se joderían".

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