_
_
_
_

Esquivel: "No les voy a dar el gusto de renunciar"

El vicepresidente panameño dice que la actuación del Gobierno es un retroceso

El vicepresidente de Panamá, el liberal Roderick Esquivel, un médico de 60 años, se ha enfrentado con el Gobierno de coalición del que forma parte, y asegura que su país vive una vuelta al pasado. El propio Gobierno del que es vicepresidente clausuró su oficina y despidió a sus colaboradores. Esquivel habló con EL PAÍS en Managua, donde participó el pasado fin de semana en una conferencia sobre Paz y democracia en Nicaragua.

Más información
Asesinado por dos pistoleros el presidente de la Comisión de Derechos Humanos de El Salvador
El cardenal Obando se reúne en secreto con la 'contra' en Nueva York

Pregunta. ¿Cuál es la situación actual en Panamá?Respuesta. Yo he venido a Nicaragua a un seminario para promover la paz y la democracia y lo que quiero para Nicaragua lo quiero también para Panamá. He expresado que la única razón por la que participamos en política en Panamá los liberales es precisamente para prohijar la paz y la democracia. Actualmente estamos en una coyuntura de transición política. Transición entre una dictadura militar y una democracia con hegemonía civil. En esto, los liberales nos apoyamos muchísimo en la experiencia de la transición española, aunque no tenemos al Rey. En medio de esa transición [en Panamá] se implantan medidas que representan un retroceso, como el cierre de los periódicos y algunos medios de comunicación. Como demócrata, yo no puedo aceptar eso y le he rechazado públicamente, porque, en los pueblos civilizados, el diálogo es el estilo o, de lo contrario, habrá violencia.

P. Como vicepresidente, ¿no se siente cómplice de esas medidas?

R. No, no me siento cómplice, porque ser vicepresidente en representación de un partido aliado en la coalición de Gobierno no deja de ser un puesto de elección popular. Nuestra responsabilidad moral y ética es con nuestra oferta electoral y con el pueblo panameño, que nos eligió mediante esa oferta de transición democrática. De manera que no estoy obligado a renunciar. Mi puesto como vicepresidente de la República no depende del capricho de dos o tres personas, sino de un Estado de derecho, al cual queremos responder.

Vuelta atrás

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

P. ¿Podríamos decir que no les va a dar el gusto de renunciar?.R. Le diste en el clavo: no les voy a dar el gusto de renunciar.

P. Hablaba usted de una transición. En el momento actual de Panamá, ¿se podría hablar de una vuelta atrás?

R. Pareciera que sí, que fuera una vuelta atrás, al pasado, y eso me abate, particularmente estando yo en un país como Nicaragua, donde he visitado el diario La Prensa y me han contado que han reabierto sin condiciones.

Mientras en Nicaragua se abre La Prensa, en Panamá se cierra. Eso es intolerable para un demócrata. [El Gobierno panameño mantiene clausurado, desde hace tres meses, entre otros, el principal diario de oposición, que también se llama La Prensa]. Mis declaraciones, que no levantan un dedo acusador particularmente contra nadie, sino que esgrimen una serie de principios por los cuales funcionamos políticamente, me han transformado en una persona non grata para el Gobierno de don Eric Arturo Delvalle y ha mandado a cerrar mi oficina, ha despedido a todo el personal de mi oficina. A toda persona que huela a Roderick Esquivel lo ha despedido del Gobierno. Eso es el comienzo de la marcha de unos disparates, con los cuales no puedo participar. De manera que volveremos a nuestros país a afrontar cualquier consecuencia en defensa de una transición democrática y de la democracia.

P. ¿Es posible lograr esa transición en Panamá con el general Noriega al frente de las fuerzas armadas?

R. Sí, definitivamente sí. En Panamá va a venir una democracia, porque el pueblo no puede tolerar otra cosa. Tenemos cuatro meses de manifestaciones con el mensaje claro de que en Panamá habrá democracia o habrá violencia. Panamá es un pueblo muy comunicado con el mundo y las dictaduras no se compaginan con la educación y el nivel de su pueblo. De manera que en Panamá, tarde o temprano, probablemente más temprano que tarde, se instaurará una democracia, que es lo único que el pueblo panameño tolerará.

P. Los dueños y señores del país, ¿llevan uniforme o van de civil?

R. Yo pienso que hay de ambos grupos. Los militares no son distintos a los civiles. Ser militar es tener una profesión como ser médico. Hay buenos médicos y malos médicos, hay buenos militares y malos militares. Hay algunos que son cuerdos y otros que son locos. Un médico loco es una cosa sumamente peligrosa. Un militar loco también es peligroso.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_