Béjart: "Yo no busco la paz, lo que quiero es trabajo"
El coreógrafo iniciará en España la primera gira de su nueva compañía
La primera gira del Béjart Ballet Lausanne, la nueva compañía creada por Maurice Béjart tras abandonar Bruselas e instalarse en la ciudad suiza, será por España. Del 1 al 14 de octubre, la compañía presentará en el Liceo de Barcelona tres programas diferentes. Luego se desplazará al teatro Principal de Valencia, donde actuará los días 16,17 y 18 de octubre. Finalmente, entre el 23 y el 27 de octubre, participará en el Festival de Otoño de Madrid, antes de iniciar una serie de actuaciones en Francia durante el mes de noviembre. Al referirse al cambio de residencia efectuado por su compañía, Béjart señala: "Yo no busco la paz, lo que quiero es trabajo".
Todo lo que rodea al coreógrafo en la ciudad suiza que finalmente ha escogido como base permanente para sus actividades da sensación de provisionalidad. Un piano, un magnetofón, un tapiz y los consabidos espejos han sido instalados en un amplio vestíbulo de la Universidad, con ventanales que dan sobre el lago. A la entrada hay un bar improvisado para los bailarines, que prácticamente viven allí.No hace ni siquiera un mes que Béjart, tras múltiples disensiones con Gerard Mortier, director de] Teatro de la Moneda de Bruselas, se decidió por Lausana, luego de haber valorado las diferentes ofertas que le habían llegado desde París, Montecarlo y Milán. Fue en Lenigrado -una ciudad que, según asegura, ha estado siempre presente en los momentos más importantes de su carrera- donde tomó la decisión. Por ello, a nadie puede extrañar que su primer gran estreno en su nueva ciudad adoptiva, previsto para el 21 de diciembre, vaya a llamarse Souvenir de Léningrade.
Evitar la dispersión
"Siempre he dicho que para vivir no precisaba de una gran capital. Yo necesito sencillamente una ciudad lo suficientemente grande para tener una vida normal con proyección internacional y a la vez lo suficientemente pequeña para evitar la dispersión. En Lausana creo haber encontrado todo esto", manifiesta Béjart.Convicto wagneriano, ante la pregunta de si cree haber encontrado en Lausana su Wahnfied -"la paz de los anhelos", tal fue el nombre que Wagner dio a su morada definitiva en Bayreuth- contesta con prontitud: "Yo no busco la paz, lo que quiero es trabajo. Durante 27 años creo haber hecho mucho en Bruselas. Fundé el Ballet del Siglo XX y la escuela de danza Mudra. Cuando vi que esta progresión se había roto decidí marcharme, pues no me considero un mueble de adorno". "En Lausana", añade, "hay un verdadero interés por la danza. El hecho de convocarse aquí un gran premio de danza y un concurso para jóvenes coreógrafos da una gran vitalidad al sector".
París tentó seriamenete a Maurice Béjart. Las condiciones que se le ofrecían allí eran similares a las que ha acabado aceptando en Suiza. Pero, finalmente, se muestra satisfecho con la decisión tomada: "El trabajo de creación es muy dificil en París. Mi compañía necesita un lugar estable para la creación y luego cinco o seis meses al año para viajar. Normalmente, bailamos en París uno o dos meses al año, en el Palacio de. los Congresos. Durante ese tiempo, en un lugar tan grande como éste, el público de la capital queda cubierto".
Pero, aparte de las cuestiones artísticas, en la decisión han influido también hechos más prosaicos, como la mayor o menor dificultad para encontrar piso para las 70 personas que integran la compañía.
En cuanto a las condiciones materiales, Béjart se encuentra satisfecho. El consistorio local ha aprobado un crédito especial de 2,4 millones de francos suizos (poco menos de 200 millones de pesetas) para este año, y ha alcanzado un principio de acuerdo para una subvención anual de dos millones (unos 160 millones de pesetas). Naturalmente, se ha planteado ya en la ciudad la posibilidad de un referéndum para saber si la ciudadanía acepta o no la presencia del coreógrafo y su troupe. De momento, la consulta ha sido aplazada, pero podría ser que se convocara el año que viene. "No me preocupa en absoluto", declara a este respecto Béjart. "En este país hacen referéndums para todo y yo debo aceptarlo. Por lo demás, tengo tantas cosas que atender que esto queda en último lugar".
En definitiva, el coreógrafo, profundamente influido por las filosofías orientales -su padre, Gaston Berger, era filósofo y escribía correctamente en chino, según asegura su hijo-, no concede mayor importancia a todos estos cambios que el de una simple mutación: "Yo empecé en París con una companía pequeñita que se llamaba Ballet de I'Etoile. Después tuve otra un poco más grande, el Ballet-Théátre de París. Esta misma compañía fue la que me llevé a Bruselas y que se llamó el Ballet del Siglo XX. Ahora hemos dado un nuevo paso en esta evolución".
España ha estado muy presente en la carrera artística de Béjart, hasta tal punto que el coreógrafo asegura conocer mucho mejor los pueblos españoles que los franceses: "Durante los años 57-58, con el Ballet-Théátre de París, fue el país que visitamos con mayor frecuencia", manifiesta. Los tres programas que lleva a España están integrados por coreografías antiguas, como el famosísimo Bolero de Ravel, que presentará en las dos versiones, hombre y mujer, y también por sus más recientes creaciones, como Malraux ou la métamorphoose des dieux, que ni siquiera tiene un año, o el Preludio a la siesta de un fauno, sobre la obra de Debussy, que presentará en Barcelona en estreno mundial: "Se trata de un paso a dos muy, muy extraño". Malraux forma un programa único. Dyonisos suite, sobre músicas de Hadgidakis, y Light, inspirado en Vivaldi, consituyen el segundo. Un tercer programa mixto está integrado por Danses grecques, Marionette humaine, Mephisto-Valz, Sairait-ce-la mort?, Bolero y la sopresa debussyana.
Babelia
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