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FERIA DE SALAMANCA

Descaste total

La mansedumbre no tiene precio, o sea que ni regalada. Usted va a los toros, pide cuarto de kilo de mansedumbre y le sueltan a usted tres toneladas, porque como sobra... Lo de Albayda, se cargó la tarde ayer en Salamanca. Descaste total.En el mejor de los casos, se hace valer la frase equívoca del toro "bueno para el torero", que satisface horrores al personal taurino (el que vive del toro).

Y para demostración de lo que digo, los que esperaban, pues eso, tibieza en las embestidas, manejabilidad y tal, encontraron un manso antológico, horripilante, estandarte de bueyes, preclaro ejemplar de la raza lanar venida a menos, que hay ovejas que pueden pegar un bocao.

Este, que merece nombrase por su nombre, Jocinero, del hierro del marqués de Albayda, fue el segundo de la tarde. Lo hizo todo: mugir, escarbar, dolerse, huir. Pero eso sí; todo perfectamente. El animalito se tenía la lección aprendida de memoria.

Albayda / Niño de la Cápea, J

A. Campuzano, JoselitoCinco toros del marqués de Albayda y 6º de Puerto de San Lorenzo, mansos. Niño de la Capea; ovación; oreja. José Antonio Capuzano: palmas; ovación. Joselito, ovación; aplausos. Plaza de. Salamanca, 14 de septiembre. Tercera corrida de feria.

Sus hermanos le imitaron en lo posible y hasta se contagió el sobrero, de Puerto de San Lorenzo, viniéndose abajo estrepitosamente en la muleta. Los toreros estuvieron animosos, pero la muralla del descaste es infranqueable y hace bostezar a las estatuas.

Únicamente Niño de la Capea, que está en un momento de madurez manifiesta, sacó partido del bondadoso cuarto, cuidándolo mucho, templándolo con mimo y llevándolo despacio, no se fuera a sobresaltar. La docilidad del toro se aplaudió en el arrastre, ya ven qué cosa.

Campuzano tuvo delante el cabestro salido en segundo lugar y sólo porfiar le fue factible, sin fruto, naturalmente. El toro no merecía ni ese esfuerzo. En su segundo, que le miraba de vez en cuando porque sin duda alguien le había dicho que existe una cosa que se llama ruedo y en ella suele haber toreros, anduvo tesonero y cumplidor.

Joselito anduvo suelto ante su primero, abusando del pico, y no consiguió acoplamiento con el del Puerto que, como digo, se vino abajo como un loco en la faena de muleta.

Una pena. Una pena a la que uno se acostumbra.

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