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El otro Llorente

El último producto de la cantera llama a las puertas del Madrid

Pertenece a una importante familia de deportistas, aunque todavía le falta mucho para alcanzar la gloria de su tío, Paco Gento; la medalla olímpica de su hermano mayor, el base del CAI Zaragoza, José Luis; la fama y la popularidad del ex madridista, ex atlético y ya casi otra vez madridista Paco, y ni siquiera sabe lo que es jugar en una división de honor, como lo hace Toño en el Cajabilbao. Sin embargo, a sus 20 años, Julio Llorente ya ha logrado interesar al seleccionador de los sub 21, Luis Suárez, y el propio Leo Beenhakker tiene los ojos puestos en él.

Julio tenía 12 años cuando empezó a jugar al fútbol. Había nacido en Valladolid, igual que sus hermanos. Pero su padre fue trasladado a Madrid cuando él tenía cinco años. En el colegio San Agustín se vistió de corto por vez primera, en el mismo equipo de Paco. Siendo ambos juveniles, los probó y aprobó el Madrid y afianzó su carrera en la casa blanca: dos años de juvenil, el equipo de Tercera y el Castilla, en el que lleva dos temporadas.La familia se había instalado en la Castellana, cerca del Bernabéu y en el mismo edificio que el tío Gento. Una premonición. "Todos hemos sido siempre del Madrid", comenta Julio.

Los cuatro hermanos parecen copiados: alrededor de 1,80 metros y peso parecido, pero caracteres diferentes. Los fútbolistas, Paco y Julio, tienen poco que ver el uno con el otro. Fibroso, rápido y tímido, el primero; fornido y menos móvil, aunque más simpático y abierto, el segundo.

Julio había jugado siempre de centrocampista hasta que Juan Santisteban le colocó en el centro de la defensa. Mariano García Remón le ha situado últimamente en el lateral derecho. Julio manifiesta encontrarse cómodo en cualquier puesto. Además, son oportunidades que se abren para dar el salto al primer equipo.

Dos convocatorias en la presente temporada han sido especialmente importantes para él: la primera con la selección sub 21, en octubre del pasado año. "Para mí fue muy bonito. Mi tío Paco [Gento] me avisó de que iba convocado y luego me enteré por la Prensa de que también venía mi hermano. Sólo jugué un partido amistoso contra Portugal, pero ya fue importante estar con jugadores consagrados, como Eusebio, Roberto, Calderé, Martín Vázquez...". Fue sólo el primer paso, ya que Suárez le ha hecho fijo en su selección. La otra alegría se la dio Beenhakker, que le llevó a la concentración del primer equipo en Marbella, el pasado mes de enero. "Me gustó muchísimo, aunque fue una pena la intoxicación por las ostras que habíamos comido unos días antes". Quienes le vieron aseguran que se empleó a fondo. Camacho hasta le pidió que no diera tantas patadas, que era un entrenamiento.

El Madrid es su sueño. "Aunque sueño por lo bajito" dice; "no quiero hacerme muchas ilusiones porque el golpe puede ser mayor. Puedo esperar un año más en el Castilla".

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