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PREMIOS NOBEL DE FÍSICA Y QUÍMICA

La aportación española

Nicolás García, catedrático de Física de la Universidad Autónoma de Madrid, no podía evitar ayer dejar traslucir cierta amargura al comentar a este periódico la concesión del premio Nobel de Física desde el mismo laboratorio de IBM en Zúrich donde trabajan los dos científicos galardonados por el microscopio de efecto túnel.Este científico español, que el día anterior preparaba con los galardonados un próximo simposio sobre microscopía de efecto túnel en el que actúa de presidente, quizá pensara que parte del premio le correspondía, como autor de importantes aportaciones teóricas -complementadas con la práctica experimental de otro español, Arturo Baró- a la física de este microscopio, que él se empeñó en traer a España en 1984.

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El Departamento de Física Fundamental de la universidad Autónoma de Madrid, bajo la dirección honoraria de Nicolás Cabrera, se convirtió así, con la colaboración del centro científico de IBM, en uno de los primeros laboratorios del mundo que contó con uno de estos aparatos, al que los españoles encontraron nuevas aplicaciones al atreverse a trabajar en condiciones atmosféricas normales.

Rohrer, uno de los premiados, habló de su trabajo en España en 1982, durante un homenaje a Nicolás Cabrera, y fue él mismo quien llevó en 1984 en su coche el corazón electrónico del microscopio que se instaló en la Autórioma. Es con Rohrer con quien, ha trabajado asiduamente Nicolás García, realizando, según Sebastián Vieira, vicerrector de investigación de la citada universidad, grandes contribuciones desde el principio a este nuevo instrumento.

Vieira reconoce que, aunque apoyados en lo posible por los responsables universitarios, el equipo de investigadores españoles ha sufrido los efectos de las estructuras burocráticas y administrativos, que no permiten apoyar con la suficiente agilidad iniciativas importantes cuando surgen.

Corrió el champán

El centro de investigación de IBM en Zurich estuvo ayer de fiesta, comentó Nicolás García, quien señaló que los dos galardonados lo eran con toda justicia. Además de una victoria europea frente a Estados Unidos, donde están ubicados los otros dos centros similares de la misma empresa, las 200 personas que trabajan en el laboratorio celebraron una concesión esperada, sobre la que se habían producido múltiples apuestas, como si no lo hubiera sido. El director de investigación de la compañía levantó la prohibición de no consumir bebidas alcohólicas en horas de trabajo y corrió el champán.

Mientras, en Zurich ya se ha dado un paso más: el microscopio de fuerzas atómicas, que permite medir la estructura de los átomos por interacción de fuerzas.

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