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La gran noche de Ronda

XVIII Festival Memoria del Cante.Cante: María Soleá, Beni de Cádiz, Fernanda y Bernarda de Utrera, Naranjito de Triana, Juana la del Revuelo, Pansequito, Tío Juane, Nano de Jerez, José Menese, María la Burra, Juana Fernández, La Tomasa, Pies de Plomo, José de la Tomasa. Baile: Familia Fernández, Luisa Torrá. Toque: Paco del Gastor, Manolo Brenes, Enrique de Melchor, Diego Carrasco. Ronda, 23 de agosto.

El cartel del XVIII Festival Memoria del Cante de Ronda era de los más interesantes de este verano; el resultado respondió plenamente a las expectativas. Fue una noche casi perfecta, redonda, sembrada de duendes y genios que prodigaron las actuaciones espléndidas, algunas memorables. En tan largo repertorio de arte sólo un par de reparos que oponer, y los digo ya para no acordarme más de ellos: el cante fraudulento de Beni de Cádiz, quien entre canciones caracoleras sólo cantó por derecho unas alegrías, y la tendencia irresistible de la Bernarda a trufar su cante buleariero con cualquier cosa, desde el cuplé a la mexicanada.

El resto del festival rondeño fue como dicen los flamencos, gloria Abrió María Soleá bajo la emoción del recuerdo de su hermano Terremoto, quien cinco años atrás cantó en Ronda por última vez para morir al llegar de regreso a Jerez; María tiene el rostro de su hermano y canta como él -enorme por siguiriyas y por bulerías-, y además baila como sólo se baila en Jerez.

De Jerez vino mucha gente al Festival Memoria del Cante de Ronda, aunque faltaran Tía Anica la Piriñaca y Tía Juana la del Pipa con demasiados años para meterse en estos tra ines de los festivales. Estuvo Tío Juane, otro viejo glorioso, último depositario quizá de los cantes fragueros, quien hizo de manera emocionante cantes añejos por soleá y por siguiriyas. Y su hijo Nano le dio la réplica cantando a compás como se debe.

María, la hija de aquel inolvidable Tío Gregorio el Borrico, casi sin voz y sin fuerzas pero con la calidad increíble de estos gitanos que llevan el arte en la masa de la sangre, hizo sus cantes y sus bailes con jondura y verdad. Juana, Fernández, hija de la ausente Tía Juana la del Pipa, le echó más poder por siguiriyas. Luisa Torrá bailó por bulerías con duende a raudales. Y la guitarra de Diego Carrasco se multiplicó para dar a todos el toque justo.

Extraordinaria fue la guitarra de Paco del Gastor, quien hace un toque complejo y rico en sonidos de fantástica belleza. La Fernanda de Utrera cantó con él por soleá y por bulerías, y lo hizo de manera admirable; ese querer y no poder que llega a angustiarnos a veces, pero que transmite con toda su intensidad los ecos más puros y dolientes del cante.

Naranjito de Triana tuvo una noche memorable en el Festival Memoria del Cante, haciendo un cante por siguiriyas para el recuerdo por su grandiosidad y perfección. Le acompañó otro sevillano, el marchenero Enrique de Melchor, en maestro, como ya es costumbre en él. Acompañó también a Menese, en una actuación de gran brillantez.

Y seguimos en Sevilla. Actuación histórica la de Juana la del Revuelo, por tangos y por bulerías, con su gracia enorme, que no destierra la pena y el quejío, su sentido del compás, su autenticidad en todo lo que hace. Monumental Juana, y no lo digo por su generosa humanidad.

Inspiración

Los Fernández, con una Carmen Ledesma en vena de inspiración y acierto, tuvieron otra de sus magníficas actuaciones, lo que ya es costumbre en ellos. Y José de la Tomasa hizo malagueña y rondeha, soleares, fandangos y bulerías con gran poder y su perfección habitual; antes había cantado su madre las siguiriyas de su casa, la casa de los Torre, y su padre, Pies de Plomo, había hecho un gran cante por soleá.

De Cádiz, con el Beni, estuvo Pansequito, quien abordó los cantes que él frecuenta con solvencia y su forma personal de decir, que como señaló el escritor, también gaditano y flamenco, Fernando Quiñones en la presentación, aporta ecos nuevos dignos de tenerse en cuenta.

Al final hubo un fin de fiesta fastuoso, con todos los artistas participantes en este festival rondeño en el escenario, cerrando la serie buleariera Maite Pulpón con un nervio y una gracia que fue demasiao.

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