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Tribuna:MEXICO 86FÚTBOL POR DENTRO
Tribuna
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'Pase de la muerte'

Los clásicos llaman pase de la muerte a una jugada caída prácticamente en desuso desde hace tiempo, en especial desde que apareció el libero. Se trataba del pase que un interior enviaba a su delantero centro, perpendicular a la línea de fondo, lanzándole hacia la portería contraria entre las dos torres que entonces constituían los dos defensas clásicos, que tendían a converger sobre la trayectoria de balón y delantero y emparedarle peligrosamente. Tanto por esto último como por la peligrosidad de la jugada se llamó a ésta pase de la muerte. Hoy casi no existe, aunque le produzcan algunas jugadas que despiertan su recuerdo, como la del pase de Michel a Butragueño y gol de éste ante Irlanda del Norte.De un tiempo acá se ha llamado pase de la muerte al del extremo que por velocidad y regate se cuela en diagonal hasta el palo y allí mete.el pase atrás a un compañero, que marca con facilidad. Bien hecha, la jugada es gol seguro, y eso justificaba que heredara el nombre de su hermana mayor. También España ha dado testimonio de esta vieja jugada, con el gol a Argelia de Calderé al recibir un pase atrás de Julio Salinas.

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Pero no es un secreto que ya no hay extremos que lleguen hasta el palo -ni defensas que lo permitan-, y el pase de la muerte se ha adelantado algunas secuencias en la jugada. El verdadero pase infalible de gol, que se ha producido muchas veces en este Mundial, hasta constituirse en uno de los detalles señalados del mismo, es el del hombre que, apenas iniciado el desborde, lanza un pase paralelo a la línea de fondo y que pasa como un cuchillo entre el portero y la línea de defensas. Buscar el hueco entre líneas para desarmar al contrario es la obsesión del fútbol actual. Cuando se encuentra el hueco entre portero y defensa, el gol es seguro. Así le dio Eloy el cuarto gol a Butragueño ante Dinamarca, así empató Francia -Rocheteau a Platini- ante Brasil.

El Mundial ha definido esta jugada como la más letal en el fútbol de hoy, junto al tiro a distancia. Ha sido la solución de la mayoría de las jugadas de contraataque, en las que el hombre que desbordaba por la banda no se sentía con fuerzas para llegar en diagonal hasta la puerta, pero descubría, en complicidad con otro compañero que seguía la jugada, el claro entre las dos últimas líneas del equipo rival, la defensa y el portero.

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