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Entrevista:

"El FMI es una institución virreinal"

"Nada justificará una intervención armada o una invasión de Nicaragua"

Antonio Caño

Alan García aparece de pronto en uno de los pueblos jóvenes (las villas miseria que rodean Lima) y propone a sus escépticos y desesperados habitantes arrancar el millón de árboles que hay en la ciudad y plantar en su lugar árboles frutales. "Ya se lo, está usted pensando, abuelita", dice, "que no podemos plantar frutales porque la gente robaría los frutos para comérselos; pero no importa, eso es precisamente lo que yo quiero". "Si ese millón de árboles fueran manzanos, Lima sería exportadora de manzanas al extranjero; si el 10% de esosárboles fueran plátanos tandríamos plátanos suficientes para alimentar a toda Lima". "El día que nosotros, a partir de ese ejemplo tan pedestre, tan tonto", añade -ahora ya sentado en la mesa de su solemne despacho presidencial, bajo el retrato del coronel Bolognesi, que resistió hasta la muerte en Arica los ataques del poderoso Ejército chileno- "logremos hacerle entender a la gente la conciencia de solidaridad con el presente y con el futuro habrá cambiado sustancialmente Perú".Esto es, para muchos, demagogia; para otros, revolucionario; pero para la mayoría de los peruanos, un estilo que entienden y con el que se identifican. Desde Juan Domingo Perón o el general Omar Torrijos nadie había escuchado en América Latina las cosas que dice Alan García.

Seguramente el presidente peruano, cuya política de hecho habría que calificar de centrista, sea más pragmático de lo que su discurso da a entender, pero nadie duda de su sinceridad cuando afirma, en una conversación con EL PAÍS: "Nosotros no aceptamos condiciones del Fondo Monetario Internacional; si las aceptásemos yo dejaría de ser presidente", o cuando identifica a quien va a dedicar la atención prioritaria de su Gobierno: "Nosotros tenemos que pensar en una inmensa masa, que está en la base de la pirámide social, que nunca ha sido atendida por el Estado. Las comunidades campesinas, por ejemplo, en las cuales hay más de cinco millones de peruanos, siguen subsistiendo de su economía de autoconsumo, sin servicios estatales de salud, de educación, sin tecnología, sin capacidad de aumentar su producción. Paralelamente, en las ciudades hay un colchón social de miseria muy grande, que es producto de la emigración de las comunidades de las provincias andinas. Esos dos sectores nunca han tenido atención del Estado. El Estado ha sido patrimonio, o de los propietarios de los medios de producción, para orientar el sistema económico, o de los grupos terciarios, de clase media y administrativos, que vivén del sistema y de este Estado. Nosotros creemos que el Estado no es de ellos, creemos que hay que ir a una reactivación histórica. Si se nos permite: continuar este proyecto yo estoy seguro de que al cabo de cinco años habremos conseguido una distribución en la cual la base social sea la más beneficiada".

Desde su llegada a la presidencia, el pasado 28 de julio, después de su aplastante triunfo electoral, Alan García ha mantenido, ayudado por su edad, una actividad permanente. No es extraño que llame a sus ministros a cualquier hora de la madrugada simplemente para comentarles algo que acaba de leer.

La semana pasada se reunió durante casi 40 horas ininterrumpidas con los presidentes de los departamentos provinciales para interesarse por la marcha de los proyectos de desarrollo. Algunos de los asistentes salieron del palacio en camilla.

Consciente de la pésima Administración que encabeza, el presidente prefiere revisarlo todo personalmente. Así, sobrevuela en helicóptero la ruta por la que debe ser trazada una carretera o recibe directamente a los trabajadores en huelga.

Es muy proclive a los golpes de efecto. Durante los primeros meses de su mandato prodigó los balconazos: de forma imprevista se asomaba al balcón del palacio presidencial, en la plaza de Armas, para dirigir un discurso. También ha intentado el recurso a los gestos para ganarse la confianza del Ejército. Ha impuesto la obligatoriedad de que todos los canales de televisión y emisoras de radio emitan el himno nacional al mediodía, y se ha atrevido a usar uniforme militar para asistir a la entrega de nuevos carros de combate. Un alto oficial del Ejército ha comentado que las fuerzas armadas "no ven con buenos ojos" un acto de este tipo, y confían en que el presidente no vuelva a cometer "un error" similar.

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"Cuando Perú votó por el APRA", explica Alan García, "por su candidato, lo hizo buscando cambiar la situación en que vivía, pero también atraído por un cierto estilo que era el del compromiso directo, el de la celeridad, el del no protocolo y el de una sinceridad de expresión que yo espero que no se diluya en medio de estos problemas. Yo intento hacer pedagogía, una especie de magisterio. La política tiene mucho que ver con el sacerdocio; el político tiene que ser austero, no puede caer en la sensualidad ni puede caer en el apetito; hay que dejar el apetito a otro género humano que se dedique a acumular dinero, que se dedique a la prosperidad sensual de la comodidad. Ese es un género humano de segunda categoría para mí. La política tiene que ser como un sacerdocio, pedagógica".

Mario Vargas Llosa cree que Alan García es "un joven caudillo que procede más por temperamento, por pasión, por intuición que por razón; un joven en el que hay mucha inexperiencia e incoherencia, pero que actualmente le da continuidad a la política del Gobierno y al que hay que apoyar".

Otro escritor peruano, Alfredo Bryce Echenique, estima que, aunque el presidente se comporta como "un candidato eterno", ha creado "una esperanza enorme". "Es un actor bien intencionado, pero está sólo y fuera de foco, creando un enfrentamiento con Estados Unidos totalmente gratuito". Un destacado economista liberal define a, García como "un estudiante parisiense que lee Le Monde y que dice lo que cree que puede gustar a Le Monde".

Es obvio que Alan García no habla sólo para Perú. "A mí me interesa", dice, "reimpulsar un viejo mito, o, mejor dicho, hacer de ese mito un mito social y colectivo en toda América Latina: el mito de la unión, que no por ser difícil o por ser mito deja de ser objetivo o real. Por eso he viajado a algunos países, según me dicen incomodando situaciones; pero tenemos que hacer la política de unión, que no es intervenir en la política interna de ningún país. La política de la unión es la bandera revolucionaria del futuro. Cuando suenen los días del año 2000 y del tercer milenio, la bandera histórica y revolucionaria de América Latina será la de su integración. ¿Por qué no adelantarse a eso?".

Alan García ha pedido una posición única de toda América Latina para negociar el pago de su deuda externa, y advierte que "la negociación bilateral, lo único que hace es empujar el problema hacia el futuro". "Yo estoy seguro", añade, "que si hubiera una decisión común en América Latina, que sería el hecho más revolucionario del siglo XX, la situación cambiaría sustancialmente".

Perú ha ofrecido a los demás países un modelo para el pago de la deuda: "Pagarla en la medida en que Perú pueda, y la medida en que Perú puede en estos momentos es el equivalente al 10% del valor de las exportaciones". "Es un hecho que el aumento de los intereses en los últimos años ha sido un acto unilateral de los países ricos y de los acreedores; es un hecho que la baja de los precios de las materias primas ha sido una decisión unilateral e interesada de los países ricos en el sistema internacional de injusticia que vivimos; es un hecho que, además de obligarnos a pagar la deuda, se nos ha impuesto condiciones económicas que han destruido aún más la capacidad productiva de nuestros países. No queda más que vincular el valor que se da a nuestro trabajo en, los productos de exportación con las exigencias que se nos hacen en el pago de la deuda, lo que, en otros términos, equivale a decir: tanto me pagas, tanto puedo pagarte".

"Pero la concepción del 10% es sólo el primer argumento revolucionario de Perú. El segundo argumento, y considero que trascendental, de la posición peruana es que nosotros no aceptamos carta de intenciones, no aceptamos condiciones del Fondo Monetario Internacional. O los países son soberanos o no lo son, y ese es el planteamiento crucial de nuestra política. El Fondo Monetario Internacional es una institución virreinal, de sometimiento a los países pobres, y también a los países de mediano desarrollo industrial, como algunos de Europa que yo sé, para vincularlos a los intereses hegemónicos de un solo sistema industrial y financiero. Nosotros fijaremos nuestras tasas de intereses, nosotros no devaluaremos nuestra moneda hasta que nos convenga, nosotros no vamos a abrir nuestra frontera a los productos extranjeros fácilmente. Eso es lo esencial: romper el lazo colonial que viene por la vía de la carta de intenciones, y decirles a los señores del Fondo Monetario Internacional que no pueden enviar sus misiones aquí para revisar la economía peruana y proponer qué cosas se pueden hacer, ni pueden tener dentro del Banco Central de Reservas observadores y monigotes".

Atención al 15 de agosto

La prueba de fuego para la política del Gobierno peruano será el próximo 15 de agosto, cuando tendrá que hacer frente al último plazo establecido por el Fondo Monetario Internacional para que pague una parte de los atrasos -algo más de 180 millones de dólares- si no quiere ser declarado inelegible. "Hay un principio ético", dice García, "reconocemos la deuda; hay un principio moral, no le echamos la culpa de nuestra deuda al imperialismo y a los bancos solamente. Perú, dentro de su lógica y de su línea, y de acuerdo a los requerimientos que entonces tenga y a las reservas que entonces tenga, pagará lo necesario. Ahora, yo no sé si podremos pagar los más de 180 millones". García advierte, en todo caso: "Los pocos dólares que tenemos (en concepto de reservas) no vamos a entregárselos al Fondo Monetario Internacional".

"En términos históricos", observa Alan García, "Estados Unidos tiene más factores positivos que negativos. Lo que nosotros confrontamos son aspectos de una po- lítica, pero no confrontarnos a todo un pueblo. Lo que nosotros repudiarnos es la política intervencionista en Centroamérica; lo que nosotros repudiamos es la política de proteccionismo comercial, y repudiarnos también una actitud que nos parece de prepotencia y de arrogancia".

Alan García quiere ser para Estados Unidos "como los viejos romanos, que tenían establecido que a la vuelta de un general victorioso, un esclavo le susurrara al oído permanentemente: 'Recuerda que eres mortal'. A estos seres tan poderosos, con bombas nucleares y fortalezas de dólares, alguien tiene que decirles que son mortales. Otros prefieren callar; nosotros preferimos hablar". "Estados Unidos es una realidad, es un poder tecnológico formidable. Yo mismo soy un admirador de Estados Unidos. Yo pienso que esa realidad poderosa de Estados Unidos, en algún momento tendrá una conciencia. más solidaria y más humana respecto de los demás países, y particularmente de los países de América Latina. Creo que el presidente Carter significó una conciencia diferente y alentadora. Creo que ahora hemos retrocedido, pero esto, seguro de que la historia avanza hacia la racionalidad".

Nicaragua, Cuba, Chile

El presidente peruano es el jefe de Estado latino americano que con más contundencia proclama su apoyo a Nicaragua. "La política de Estados Unidos en Centroamérica es excesiva y equivocada. Por eso el Gobierno peruano tiene una decisión de apoyo a la soberanía de Nicaragua. Entendemos que en Nicaragua no hay una democracia perfecta, pero comprendemos que lo que hay ahora será siempre mejor que lo que había antes. No existirá libertad de prensa, que lo exigirnos, no habrá pluralismo de partidos políticos, pero esto no justifica la capacidad de intervención ole ninguna gran potencia. Respaldamos plenamente la no intervención, decididamente apoyamos esta fórmula de paz que ha sido el Acta de Contadora, y que, a pesar de los tropiezos, sigue siendo una alternativa importante. Nada justificará una intervención armada o una invasión de Nicaragua, y mucho menos de la potencia más poderosa del mundo, y al igual que lo hubiéramos hecho en el caso de las Malvinas ante la agresión sufrida por Argentina, nosotros romperíamos relaciones con la potencia que agreda militarmente a Nicaragua".

Definitivamente superadas las diferencias que meses atrás , separaron a Alan García de Fidel Castro, el presidente peruano cree que Cuba "es un país que ha tenido su propio desarrollo", y, no considera que sea un peligro para nuestra región. Los latinoamericanos debemos acostumbrarnos a convivir con nuestras diferentes formas de gobierno. Claro que todos quisiéramos para otros pueblos lo mismo que quisiéramos para nuestros pueblos, pero de esa voluntad no puede inferirse declarar la guerra a todo lo que no sea como uno es. Cuba es parte de Latinoamérica, y en sus avances en el plano educativo, agrícola, de salud, hay una serie de hechos positivos de los que nosotros debemos aprender".

El punto más caliente de la política exterior peruana es Chile. Hacia ese país, Perú ha lanzado una política de acercamiento que a buen seguro va a despertar recelos en la oposición chilena. Así lo explica García: "Aquí está Perú, que no quiere hacer la guerra a nadie, que quiere desarrollo, y nos planteamos limitar nuestros gastos en armamento. Lo hemos demostrado en los hechos, reduciendo una compra que el Gobierno anterior ya había realizado de 26 aviones Mirage. Hemos pedido a las autoridades francesas reducirla a 12, y no podemos reducirla menos por que perderíamos el dinero adelantado. En virtud de eso ha habido una serie de conversaciones muy positivas entre oficiales de nuestra fuerza armada con oficiales de la fuerza armada chilena respecto a la voluntad de limitar los gastos en armamento. Como parte de este proceso ha estado aquí el canciller chileno, y el canciller peruano visitará Chile. Como país, tenemos que tratar con un país limítrofe sobre temas concretos. Eso no significa que apoyemos ningún régimen. Un Gobierno nacionalista y democrático como el nuestro tiene voluntad política de solidaridad con los pueblos que buscan la democracia, pero tiene responsabilidades de Estado para solucionar problemas históricos".

La Alianza Popular- Revolucionaria Americana (APRA) adolece de la confusión ideológica propia de un partido que ha bebido de fuentes tan diversas como el marxismo o el nacionalsocialismo. La victoria de un representante de la línea socialdemócrata como es Alan García no fue suficiente para disipar entre algunos los temores a una restricción de las libertades democráticas. Hasta ahora, esos temores no se han justificado. Alan García ha impuesto su autoridad sobre las tendencias derechistas o izquierdista del partido, y durante los primeros 10 meses de gobierno se ha producido una mejora en cuanto al respeto de los, derechos humanos, y aunque haya tenido que ceder a la imposición del estado de emergencia y el toque de queda en Lima, no ha caído en la tentación de la política de dureza que muchos sectores le pedían.

Tiempo y paciencia

El crecimiento de Sendero Luminoso y la implicación del Ejército en la lucha antiterrorista van a dar continuas posibilidades de poner a prueba al presidente. "Contra la violencia hemos querido tomar dos caminos paralelos. El primero, naturalmente, usar la ley y las armas que la ley permite, dentro de un escrupuloso respeto de los derechos humanos, donde pueden cometerse infracciones, como en todos los países; pero donde las infracciones tienen como consecuencia la sanción. Este es el primer elemento, ético de la lucha contra la violencia, que el Estado no sea protagonista de la barbarie. Y el segundo, la atención social y económica al desarrollo. La violencia se vence con tiempo y con paciencia. Si los gobernantes, se dejan llevar por la impaciencia caerán en la barbarie, en la brutalidad y en la desesperación, que es lo que busca la violencia. Mucha gente cree que porque tengo 36 años me voy a dejar llevar por la impaciencia y la desesperación. Ese no es mi caso. Vamos a esperar con prudencia, sin caer en precipitaciones".

A la puerta del palacio de gobierno, la policía disuelve una manifestación de maestros que exigen aumento de salarios. Las autoridades provinciales de Cuzco han iniciado una huelga de hambre contra el hambre. Una patrulla militar ha sido emboscada por Sendero Luminoso en Huanta y ha habido un muerto y 15 heridos graves. El proyecto a largo plazo de Alan García es impecable, pero la terquedad de los problemas diarios puede ser un obstáculo insalvable.

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