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LA TRAGEDIA DEL 'CHALLENGER'

Un avión un poco especial

Dos propulsores sólidos y un depósito de combustible líquido sitúan en órbita el transbordador

El transbordador espacial norteamericano está compuesto de tres elementos: el vehículo orbital, los propulsores y el depósito externo de combustible. El vehículo orbital es la parte más espectacular e importante del transbordador, y por ello se confunde normalmente con él.El vehículo orbital tiene forma de avión con alas en delta, con una longitud de 37,2 metros, una envergadura de 23,8 metros y un peso en vacío de 68 toneladas. Para evitar el intenso calor que se origina en el momento de la entrada en la atmósfera, la nave va recubierta por 34.250 losetas de cerámica, cada una de las cuales tiene un diseño específico, pegadas y superpuestas una a una como escamas de pescado sobre el fuselaje y las alas.

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El viaje número 25

- La cabina de mandos, situada en la parte delantera, puede albergar en sus dos niveles a siete personas: dos pilotos, uno o dos especialistas y tres o cuatro astronautas no profesionales encargados de los experimentos en cada misión.

- El compartimiento de carga, que ocupa la parte central, mide 18,5 metros de longitud y 4,6 metros de diámetro.

Su carga útil máxima es de 29.500 kilos sobre una ór6ita de 300 kilómetros de altitud e inclinada 28,5 grados sobre el ecuador, y se reduce a 14.500 kilos en una órbita polar a la misma altitud. El transbordador no puede transportar carga útil a una altitud superior a los 1.200 kilómetros.

- En la parte trasera se encuentran los tres motores principales y los dos módulos de propulsión para maniobras en órbita. Los motores principales son propulsores de hidrógeno líquido con un empuje de 207 toneladas en el espacio (170 toneladas en tierra) y funcionan a una presión de 204 atmósferas en la cámara de combustión.

Una de las condiciones impuestas por la NASA fue que estos motores pudieran ser reutilizados antes de su revisión 55 veces, lo que equivale a siete horas y media de funcionamiento acumulado.

Los cohetes propulsores son los propulsores de pólvora más grandes que se han utilizado hasta ahora. Desarrollan un empuje de 1.300 toneladas durante 124 segundos antes de desprenderse del conjunto y caer en el Atlántico, tras lo que son recuperados y puestos de nuevo en servicio durante al menos otras 20 misiones.

El depósito externo de combustible mide 47 metros de largo, tiene un diámetro de 8,4 metros y su capacidad es de 703 toneladas de hidrógeno y oxígeno líquidos destinados a la alimentación de los motores principales del vehículo orbital. Este depósito, que es la última parte en desprenderse, ha de separarse en el momento de la puesta en órbita del vehículo y se desintegra al contacto con la atmósfera.

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