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Reportaje:

Los hijos del cartón

Antonio Maya, el fugado de la cárcel de Granada, ha gozado ocho días de libertad limitada

Las desgracias nunca vienen solas. El precio del kilo de cartón, sin que nadie acierte con el porqué, ha bajado seis reales. Sólo algunos aventuran que es por lo del Mercado Común, aunque no están seguros. De la recogida de cartones y chatarra viven buena parte de las 30.000 personas que integran los polígonos de Cartuja y Almanjaya, a las afueras de Granada. Esta última semana han vivido más intranquilos. Al caer la tarde se quedaban las calles más solitarias. Había más policía. Fue el último día de noviembre cuando Antonio Maya Martos, apodado El Marce, mató a tiros a dos guardias civiles -e hirió a otro- en la prisión provincial, donde estaba recluido, y se dio a la fuga. Ayer, a los ocho días, el cerco policial sobre La Cartuja tuvo resultados: Antonio Maya fue detenido en casa de sus padres. Ocho días de libertad limitada.El Marce es del barrio. Aquí habitan su madre y sus hermanos, aunque dos de ellos, Joaquín y Rafael Maya, están presos. También en Cartuja, a varios cientos de metros, vive Domitila Fernández Cortés, la compañera de El Marce. La Domi tiene 19 años y dos hijos. El mayor de cuatro años y el pequeño de dos. Domi está embarazada de dos meses. Fue durante la hora mensual que permiten en la cárcel para relaciones íntimas.

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Antonio Maya es prácticamente un desconocido para muchos del barrio. Unas veces porque ha estado preso y otras porque se marchó a vivir a Cataluña. Desde que se escapó de la cárcel se ha hecho más famoso incluso que su hermano Joaquín, El Quino. Joaquín, de 29 años, huyó hace algo más de un mes de la prisión de Burgos, aprovechándose de un permiso eventual. Fue detenido el 15 de noviembre en Granada en compañía de una mujer. Según la nota oficial de la policía, Joaquín esgrimió un arma y forcejeó con dos funcionarios. También se llevaron detenida a su acompañante porque asumió la propiedad del arma. Algunos funcionarios de la prisión cuentan que, días antes de la fuga de Antonio, cuando Joaquín abandonó la prisión de Granada para ser conducido hacia Burgos, estaba muy nervioso y se despidió con vehemencia de sus hermanos, sobre todo de Antonio. En esto se basan para afirmar que la fuga ya había sido planeada y que la pistola estaba en una de las celdas. El otro hermano, que también está preso, es Rafael, El Fali. Ahora se desplaza por la prisión con muletas, ya que cuando iba a ser detenido saltó por una ventana con mala fortuna. El mayor de la familia, Agapito, está en libertad, aunque tiene cierta experiencia carcelaria.

Los vecinos de Cartuja han tomado partido por la familia de la compañera de El Marce. Dicen que son unas "muy buenas personas". Viven en el barrio desde hace tiempo; antes estaban en los barracones de Santa Juliana, en el barrio de la Virgencica. Su casa linda con un descampado donde sólo se divisan, por en medio de los tendederos de alambre, un par de chabolas construidas a base de elementos heteróclitos. La familia de Domi apenas si ha visto alguna vez al compañero de su hija y jamás se han hablado con el resto, con los hermanos y su madre. Antonio y Domitila nunca han tenido casa propia; se veían en la calle y dormían en la casa de sus padres.

Los padres de Domi se llaman Manuel y Antonia. A ella, en el barrio, se le conoce por La Granaína. Su marido ha trabajado eventualmente en la construcción y como obrero agrícola. Domi es la segunda de un total de seis hermanos. Anastasio, el que venía después de ella, murió hace meses de una sobredosis de heroína. Domi conoció a El Marce hace cinco años, cuando apenas había cumplido los 14. A sus padres les sentó muy mal, porque la calaña del novio no era de fiar y, al parecer, ya había contraído alguna deuda con la justicia. Domi tuvo que soportar más de una regañina, incluso alguna paliza. Pero nada pudo romper la pareja. Por la casa ahora corretean los nietos de La Granaína y su hijo más pequeño, de dos años.

Domi no ha salido de su casa, no se ha instalado en otro hogar. La única vez que salió no duró mucho. Se fue con El Marce a Hospitalet de Llobregat. Su compañero cometió allí el segundo de los cuatro asesinatos que se le imputan. Fue el 5 de agosto de 1983 cuando El Marce disparó, según la acusación, varios tiros de escopeta contra A.E.G., conocido por el Andrés, perteneciente a una familia denominada "los del Norte". Aunque se desconoce el motivo de la riña, antes se había entablado una discusión seguida de intercambios de golpes y amenazas. El primer muerto que se apuntó El Marce fue también en el mes de agosto, justo casi dos años antes, en 1981. La víctima era el dueño del bar Montemar de Granada, a donde había entrado a comprar tabaco. Según algunas versiones, el propietario del establecimiento alegó alguna razón para no vendérselo. Antonio Maya sacó la pistola y le destrozó la cabeza.

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Pero fue cuando lo de Hospitalet, cuando Domi pareció más asustada. Poco después de aquellos sucesos retornaron ambos a Granada. Para entonces la policía catalana lo había identificado como presunto autor de un crimen. Antonio Maya fue detenido el 11 de enero de 1984, en un piso del polígono de Cartuja, en compañía de su mujer y los dos niños. La policía, tras cercar el bloque de viviendas, tuvo que derribar finalmente la puerta del piso porque El Marce se negaba a franquearla.

Desde entonces ha estado en la prisión provincial de Granada, de donde se escapó el 30 de noviembre pasado, efectuando una estadía de tres o cuatro meses en el penal de El Puerto de Santa María en Cádiz. En Granada pocos son los reclusos con penas altas que se hacinan en un establecimiento previsto para 180 personas pero en el que conviven casi 350. A El Marce le tuvieron que aplicar durante algún tiempo lo que los funcionarios denominan como artículo 10, consistente en aislarlo en una celda y sacarlo al patio a pasear sin compañía. El Marce recibía la visita de su madre, que tiene que dividir el horario escrupulosamente entre cada uno de los hijos encarcelados. Últimamente disfrutaba de una hora al mes para relaciones íntimas, en una escueta habitación poblada con un sofá, dos sillas y un lavabo. Ahí dejó embarazada por tercera vez a Domi, hace escasamente dos meses.

"Huraño y muy serio"

El día que se escapó tras matar a los guardias civiles Antonio Bailón, de 40 años, y Ramón López, de 42, ambos padres de familia con hijos de corta edad, y herir a Francisco Ávila, Domi tuvo un ataque de nervios. Como espera un hijo, la familia decidió trasladarla al hospital clínico, de donde salió hace cuatro días.

Pese a que hoy en la Cartuja y Almanjaya se han enterado que Dios sabe quién ha decidido bajar peseta y media el kilo de cartón, y que a partir de ahora habrá que recoger más cantidad si quieren equiparar los ingresos, a los vecinos les sobra tiempo y solidaridad para con la familia de Domi. Quizá ajeno al cartón y a lo que pasa en esa casa baja de Manuel y La Granaína, un funcionario explica que El Marce era un tipo "huraño, hermético y muy serio". Antonio Maya era respetado en la prisión, se rodeaba de pocos amigos y apenas hablaba. "En alguna ocasión le dio por jugar al frontón; a veces se reunía con otros presos para tocar la guitarra y cantar por Los Chichos". Lo que aún no se sabe es cómo entró la pistola en la cárcel. Eso sí, durante meses, aprovechando los entrenamientos del Granada Club de Fútbol, muchos conocidos de los presos se aprestaban a enviar paquetes desde la tribuna del estadio al patio de la cárcel. Más tarde pusieron unas vallas protectoras. El jueves, los funcionarios de la prisión de Granada iniciaron una huelga de celo en reivindicación de aumento de plantilla y de medidas de seguridad.

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