Auge y caída del grupo guerrillero M-19
El interrogante que se abre tras el frustrado asalto del M-19 de Colombia al Palacio de Justicia de Bogotá se dirige ahora hacia el futuro de la organización. Es indiscutible que éste ha sido el mayor revés político y militar experimentado por el grupo guerrillero en sus 15 años de existencia.Dirigentes históricos del partido Acción Nacional Popular (Anapo), como el asesinado Carlos Toledo Plata, se unieron en 1970 a guerrilleros disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), de orientación comunista" para formar el M- 19. Esta organización toma su nombre de las elecciones presidenciales del 19 de abril de ese año, en las que triunfó el conservador Misael Pastrana Borrero, por un estrecho margen, sobre el candidato de Anapo, Gustavo Rojas Pinilla. El M-19 estimó que hubo fraude en la votación.
Con un amplio cauce ideológico limitado por generalidades como democrático, nacionalista y revolucionario, el M-19 se nutrió rápidamente de sectores intelectuales y de la pequeña burguesía colombiana. Lo efectista de sus primeras acciones contribuyó a incrementar el interés y la curiosidad hacia la nueva organización, que tuvo un rápido crecimiento.
Acción simbólica
En 1972, en un acto de gran simbolismo para los colombianos y latinoamericanos en general, se apoderaron de las espadas del general Simón Bolívar que estaban en la casa donde éste murió, en Santa Marta, al norte del país. Bolívar encabezó los ejércitos criollos que derrotaron en el siglo pasado a los ejércitos coloniales españoles.En 1978 realizan su primera acción con víctimas mortales. Matan al dirigente sindical José Raquel Mercado, de la Central de Trabajadores de Colombia (CTC), de origen liberal. El sindicalista había sido acusado de "vender obreros".
La noche de fin de año de 1978, un comando de la organización lleva a cabo la denominada operación Colombia, en la que se apoderaron del arsenal de un acuartelamiento del Ejército en Bogotá.
En 1980 realizan con éxito quizá su acción más espectacular: la ocupación de la sede de la Embajada de la República Dominicana en Bogotá. El 27 de febrero, un grupo de guerrilleros con indumentaria deportiva penetra en la misión diplomática y retiene a una decena de embajadores y numerosos diplomáticos que asistían a una recepción. El Gobierno del entonces presidente Julio César Turbay Ayala se niega en principio a cualquier negociación. Pero la presión internacional y lo delicado de la situación interna hicieron ceder al Gobierno. Aunque los guerrilleros no vieron satisfechas todas sus exigencias -la excarcelación de 311 compañeros presos-, lograron salir libres y victoriosos rumbo a Cuba. Pero sobre todo lograron atraer la atención mundial durante los 61 días que duró la ocupación.
La década de los ochenta marca el comienzo de la actividad militar del M-19 en los sectores rurales.
Hasta entonces habían concentrado sus acciones y efectivos en las ciudades. Abren varios frentes guerrilleros.
En 1981 intentaron un espectacular desembarco simultáneo de armas al norte y al suroeste del país. El grupo guerrillero asegura que compró las armas a un traficante alemán, embarcándolas en dos navíos en Panamá. Pero la operación fue descubierta por el Ejército, que bombardeó el buque, llamado Kailna, hundiéndolo frente a las costas suroccidentales de Colombia. A raíz de ese incidente, el Gobierno que presidía Turbay rompió relaciones con Cuba, país al que acusaba de haber provisto de armas a los guerrilleros.
En 1983 iniciaron los contactos con el presidente Belisario Betancur, que había asumido la jefatura del Estado en 1982. La primera reunión se realizó en Madrid. El presidente colombiano se mostró en estos contactos como un decidido impulsor de un proceso de paz y ofreció a las organizaciones alzadas en armas un alto el fuego.
Este mismo año, en julio, el líder indiscutido del M-19, Jaime Bateman, moría al estrellarse en Panamá la avioneta en que viajaba a Panamá para entrevistarse con dos representantes del Gobierno colombiano. Su muerto despertó todo tipo de rumores, luego desmentidos, desde que se había fugado con el dinero de la organización hasta que había sido asesinado por sus propios correligionaríos.
En agosto de 1984, las conversaciones entre Betancur y el M-19 cristalizaron en la firma de un alto el fuego como paso previo al desarrollo de un proceso de pacificación del país. A partir de este momento el M- 19 inició una vida política legal, instalando campamentos urbanos en los que reclutó a simpatizantes de la organización y realizó multitudinarias concentraciones en diversos puntos del país. Sin embargo, esta actividad fue truncada en el mes de junio pasado, cuando los guerrilleros rompieron los acuerdos suscritos y reiniciaron la lucha.
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