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Reagan presentará antes de la 'cumbre' otra oferta a la Unón Soviética

Francisco G. Basterra

FRANCISCO G. BASTERRA, El presidente norteamericano, Ronald Reagan, presionado por los aliados europeos, presentará probablemente antes de la cumbre de Ginebra con Mijail Gorbachov una contrapropuesta estadounidense a la oferta soviética de reducción del 50% de los arsenales nucleares de las dos superpotencias, informaron ayer fuentes de la Administración Reagan. Aunque el presidente norteamericano ha conseguido en su visita a Nueva York una genérica declaración de "completo apoyo" de los cinco aliados de cara al encuentro de Ginebra, éstos insisten en que el control de armamentos, y no las crisis regionales, como pretende Washington, debe ser el asunto prioritario de la cumbre.

Reagan concluyó ayer en Nueva York tres días de intensos contactos con la URSS y los aliados (Reino Unido, Italia, República Federal de Alemania, Japón y Canadá) para preparar la reunión de Ginebra, cuyos últimos detalles anunció ayer que serán discutidos en Moscú por el secretario de Estado, George Shultz, los próximos días 4 y 5 de noviembre. Para responder a la preocupación de los europeos por ser informados del, proceso de las negociaciones con la URSS, la Casa Blanca está estudiando la posibilidad de que Reagan acuda a Bruselas, después de la cumbre, para informar de su resultado a los aliados. Shultz y su colega, Edvard Shevardnaze, celebraron ayer en Nueva York su cuarta entrevista preparatoria de la reunión Reagan-Gorbachov, y ambos se mostraron prudentemente optimistas sobre las perspectivas de que el encuentro tenga resultados positivos. Reagan ha sido presionado intensamente, sobre todo por la primera ministra británica, Margaret Thatcher, y por el canciller de la RFA, Helmut Kohl, para que con teste a la oferta de Gorbachov y no deje que se consolide en Europa la impresión de que el líder del Kremlim es quien tiene la iniciativa de una propuesta pacifista. Pero la Administración norteamericana continúa profundamente dividida sobre qué respuesta ofrecer a la URSS, y el Pentágono y el Departamento de Estado difieren sus tancialmente sobre la interpretación del tratado ABM, de defensas antimísiles, y sobre cúal debe ser la posición definitiva norteamericana en Ginebra sobre control de armamentos.

Hay sectores poderosos del Gobierno de EE UU que no creen en la necesidad de llegar a acuerdos con Moscú. Esta es la posición del secretario del Pentágono, Caspar Weinberger, que acaba de denunciar nuevas violaciones soviéticas del tratado Salt II, mientras otros asesores presidenciales, como el embajador Paul Nitze, afirman que hay aspectos positivos y dignos de consideración en la oferta soviética.

El problema reside en que Reagan, cuando queda menos de un mes para la cumbre, no ha decidido aún cuál será su posición definitiva y está permitiendo. la aparición de posiciones contradictorias que provocan la alarma de los aliados de Washington. El presidente no ha decidido cuál será "la respuesta apropiada" a Gorbachov, dijo ayer un portavoz de la Administración, que no desmintió, sin embargo, que EEUU formule en breve una contrapropuesta.

Los únicos avances realizados hasta ahora en la preparación de la cumbre son cuestiones de procedímiento.

"Hemos hecho verdaderos progresos en los preparativos, pero continuamos teniendo importantes diferencias sobre el fondo de los problemas", explicó ayer en Nueva York el secretario de Estado. La Administración de Reagan ha intentado, aprovechando el discurso del presidente en el 40º aniversario de la ONU, arrebatar la iniciativa de la propaganda a Gorbachov y cambiar las prioridades de la cumbre desde el control de armamentos, asunto que la URSS quiere que domine en la reunión, a la discusión de la conducta expansiónista soviética y su responsabilidad en los confictos regionales.

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Sin respuesta de Moscú

Esta vinculación que quiere hacer Washington de los dos temas, sugiriendo que difícilmente puede progresarse en el diálogo con la URSS en la reducción de armas nucleares si antes la Unión Soviética no varía su conducta y retira sus tropas o influencia de Afganistán, Nicaragua, Angola, Camboya o Etiopía, no ha recibido de momento respuesta de Moscú. La URSS, dijo ayer un funcionario norte americano, admite simple mente que los focos regionales de tensión deben ser discutidos entre las dos superpotencias, y Shevardnaze dijo ayer que la propuesta formulada por Reagan para resolverlos ",será estudiada". Los sovietícos quisieran hablar de crisis en otras regiones, como Suráfrica Oriente Próximo o Filipinas, donde denuncian a su vez el intervencionismo norteamericano.Reagan obtuvo ayer la primera respuesta concreta a su propuesta de boca del presidente nicaragüense, Daniel Ortega, uno de los principales afectados por la misma. El dirigente sandinista la calificó de "bofetada en la cara a las Naciones Unidas en su 40º aniversario", y pidió que Estados Unidos "detenga su sucia guerra en Nicaragua". Tampoco ha logrado el presidente el apoyo rotundo que buscaba entre los aliados a su fórmula de solución de los conflictos regionales. "Es algo que requiere muchas más discusiones", dijo Margaret Thatcher.

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