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El régimen de Marcos, impotente ante la guerrilla comunista

Las operaciones de la guerrilla filipina, dividida en dos grupos (el Frente Moro y el Partido Comunista), preocupa cada vez más al régimen del presidente, Ferdinand Marcos, y a los militares, que no logran sofocar el incremento de la actividad guerrillera, ante el cual se muestran impotentes. Este problema está creando tensiones incluso en las fuerzas armadas de Filipinas. Un enviado especial de EL PAÍS visitó recientemente este país.

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"El objetivo de la guerrilla es derrocar al Gobierno e instalar una república popular en Filipinas", dice el texto, en letras rojas, de una diapositiva en la que el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas filipinas, el teniente general Fidel Ramos, explica a la Prensa, en Manila, la situación de la lucha entre la guerrilla y el Ejército en Filipinas."La reforma del Ejército", añade Ramos, "va orientada a una mayor eficacia e incluye el apoyo a los proyectos sociales destinados a contrarrestar la guerrilla". Hace unos meses, en Manila, casi nadie hablaba, oficialmente, de la existencia y las actividades de la guerrilla. Hoy es un tema público.

"Sólo el 2% de la población apoya a la guerrilla comunista, porque los filipinos no quieren el comunismo", dice Ramos. Un porcentaje que contrasta con los datos publicados por el diario de izquierda Malaya, que citaba al senador demócrata norteamericano John Kerry y a analistas militares estadounidenses con base en Manila, que consideran que unos 12 millones de filipinos -en una población de casi 55 millones de habitantes- "apoyan a la guerrilla".

Hay también contradicciones sobre la situación real de los efectivos y las zonas de operación de la guerrilla del Nuevo Ejército Popular (NPA), que cuenta con unos 10.000 hombres, según el general Ramos, o unos 30.000 según la oposición moderada, en contraste con las cifras, probablemente exageradas, de los medios próximos a la guerrilla, que los elevan hasta 50.000 entre guerrilleros con plena dedicación y milicianos. Hace seis años, cuando se fundó el NPA, eran 50.

Abusos de una minoría

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El general Ramos -que sustituyó a Fabian Ver, presuntamente implicado en el juicio por el asesinato del líder de la oposición Benigno Aquino en agosto de1983- alega que la Prensa tiende a destacar los abusos de una minoría de militares "mientras margina el terror provocado por los guerrilleros entre la población civil".El hecho es que la violencia ha aumentado considerablemente en todas las áreas de Filipinas, principalmente en el sur, en la isla de Mindanao, y se da un promedio de "14 muertos diarios" entre soldados, civiles y guerrilleros, según Ramos. Hay versiones contradictorias sobre las zonas de acción de la guerrilla del NPA, brazo armado del Partido Comunista filipino, y la guerrilla de inspiración islámica del Frente Moro de Liberación Nacional (FMLN), particularmente activa, desde hace 16 años, en la isla de Mindanao, al sur del archipiélago filipino.

Según un mapa publicado en el diario clandestino de la guerrilla, Liberatión, las áreas de actividad cubren prácticamente el 70% de los territorios rurales M país, desde el Norte, en Luzón; el centro, en Visayas, o en Mindanao, en el Sur, parte esta última donde hay operaciones conjuntas entre el NPA y el FMLN.

Fuentes próximas a la guerrilla explicaron a EL PAÍS, en Manila, que en los últimos meses "el incremento de adeptos activos ha subido en un 50%". Citan cómo regiones muy fructíferas en nuevos guerrilleros la de Negros, donde se han dejado de plantar amplias extensiones de explotaciones azucareras y se está produciendo una situación de hambre entre la población. "Si no hay una rápida reforma política, la guerrilla puede triunfar en Filipinas en un plazo de unos años", dice un periodista filipino.

La posibilidad de una penetración de la guerrilla hacia las zonas urbanas, incluida la capital, es excluida a corto plazo por el jefe de la policía de Manila. Pero no se descarta que surjan casos de sabotaje o asesinatos políticos selectivos (varios alcaldes han sido asesinados en los últimos meses en Filipinas), reconocen los militares al presentar a la Prensa la situación de la lucha entre la guerrilla y el Ejército, que ha puesto precio a la captura de la cabeza de uno de los principales líderes guerrilleros, el cura católico Conrado BaIweg. Las Fuerzas Armadas filipinas desmienten informaciones de la Prensa según las cuales militares norteamericanos sin uniforme participaron al lado de tropas filipinas en acciones antiguerrilleras, en la zona de Camarines norte. El teniente general Ramos dice también que era asunto de una investigación, sin confirmar ni desmentir la eventual existencia de campos de entrenamiento de ejércitos privados progubernamentales, en los que presuntamente colaboran, instructores israelíes.

Ayuda norteamericana

El Ejército filipino espera que Estados Unidos contribuya a la modernización de sus efectivos a través de las ayudas financieras -Filipinas recibe 900 millones de dólares (unos 150.000 millones de pesetas) por quinquenio- concedidas como compensación a la presencia de las mayores bases militares estadounidenses fuera de EE UU, ubicadas en Subic (naval) y Clark (aérea), en Filipinas, con un potencial de unos 14.000 hombres, y calificadas como vitales por el Pentágono, sobre todo tras el incremento de la presencia naval soviética en el sureste asiático.Pero, según la Embajada de EE UU en Manila, "ninguna unidad americana está envuelta en acciones antiguerrilleras".

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