Un guardia civil, muerto por el aspa de un helicóptero
El cabo primero de la Guardia Civil Francisco Granados Burgos, de 23 años, falleció en la tarde del lunes en el monte Hibon, término municipal de Enecho (Huesca), a consecuencia de las heridas que le produjo en la cabeza el aspa del helicóptero en el que prestaba servicios.
Por otra parte, José Ramón González Verdejo, de 19 años, auxiliar de la Guardia Civil, se encuentra en coma tras resultar gravemente herido el lunes sobre las seis de la tarde al caer de una garita de vigilancia, situada a una altura inferior a los tres metros, del cuartel de San Quintín, en Madrid.El cabo Francisco Granados, de los Grupos de Rescate e Intervención en Montaña (GREIM), junto a la dotación del helicóptero se aprestaba a auxiliar a una mujer que había sufrido una fractura de tobillo cuando se encontraba de excursión en la montaña. La Guardia Civil informó que mientras Granados introducía a la herida en el helicóptero, "una pala del rotor le produjo heridas muy graves".
Granados fue trasladado a la residencia sanitaria Primo de Rivera, en Zaragoza, donde ingresó cadáver. El cabo se había incorporado a su destino en febrero de 1984 y hoy tenía previsto contraer matrimonio.
González, auxiliar de la Guardia Civil, sufre "traumatismo craneoencefálico" como consecuencia del impacto de su cuerpo con el suelo al caer de una garita de vigilancia del cuartel de San Quintín, en donde presta servicios. Actualmente se encuentra ingresado en una unidad de vigilancia intensiva (UVI), en estado de coma, en él hospital militar Gómez Ulla, de Madrid.
Ingreso frustrado
José González ingresó en el Cuerpo Auxiliar de la Guardia Civil el 2 de mayo de 1984 y a principios de este mes aspiro a entrar en Cuerpo, tras presentarse a unas pruebas físicas y culturales en la academia de la Guardia Civil de Obeda (Jaen). Obtuvo el puesto 527 sobre 500 plazas, por lo que quedó fuera de la convocatoria. Fuentes próximas al herido relacionaron este fracaso con una supuesta tentativa de suicidio, que fue negada por los familiares. Según éstos, José González había encajado bien el suspenso y se encontraba "contento y con un buen destino en el Cuerpo Auxiliar".
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