Un coronel y su conductor, asesinados por terroristas en Madrid
Cuatro personas -un coronel del Ejército, su chófer, un policía nacional y un brigada de la Armada murieron ayer en tres atentados terroristas cometidos, presumiblemente, por ETA. Un comando compuesto por dos hombres y una mujer disparó a primera hora de la mañana contra el coronel Vicente Romero, cuando se disponía a entrar en el coche oficial que había ido a recogerle a su domicilio madrileño, y contra el conductor del automóvil. Ambos fallecieron poco después del atentado. El mismo comando dejó el coche que había utilizado en un aparcamiento de la calle de Felipe II. Alertada la policía, estalló la carga explosiva oculta en el vehículo y un agente resultó muerto. Finalmente, el brigada de la Armada José Millarengo fue asesinado en Portugalete (Vizcaya) por un individuo que le disparó en la nuca.
El coronel auditor del Ejército de Tierra Vicente Romero y su conductor, Juan García Jiménez, resultaron muertos ayer a causa de varios disparos efectuados por un comando, compuesto por tres personas, cuando el militar salía, a las 9.55 horas, de su domicilio, sito en un edificio de viviendas militares, en el número 78 de la calle del General Oraa, de Madrid. Los terroristas, dos hombres y una mujer, huyeron a gran velocidad en un coche Renault 12 blanco, en dirección a la calle de Francisco Silvela. Este mismo coche estalló dos horas y media después en el aparcamiento anejo a unos grandes almacenes cercanos al lugar del atentado, causando la muerte de un policía y heridas graves a otro. La policía cree que los autores del atentado son miembros liberados (con sueldo) de ETA Militar.El coronel Vicente Romero, adscrito al Servicio Militar de Construcciones, fue alcanzado por dos disparos en la cabeza. Juan Carlos Jímenez, el conductor del vehículo, un Simca 1.200, matrícula ET-620520, sufrió varios disparos en el pecho cuando iba a abrir al militar la puerta del coche. Momentos después del atentado, el coronel Romero fue trasladado en un coche policial al hospital Reina Sofía, en la calle de Diego de León, donde ingresó cadáver, a las 10.05. Juan Carlos Jiménez fue llevado en un coche particular al sanatorio de San Francisco de Asís, en la calle de Joaquín Costa, donde momentos después, fallecía.
A las 9.55, el coronel Vicente Romero, vestido con uniforme militar, se disponía a salir del portal de su domicilio, donde, estacionado en doble fila, se encontraba esperándole el vehículo con el conductor. En el momento en que el coronel bajaba el bordillo de la acera, entre dos coches aparcados, y el conductor se disponía a abrirle la puerta del vehículo, dos de los integrantes del comando descendieron de un Renault 12 blanco y comenzaron a disparar contra ellos a escasos metros, mientras que un tercero les esperaba al volante del vehículo.
Seis o siete disparos
Testigos presenciales no se pusieron de acuerdo sobre si los disparos fueron hechos por una o dos personas, dada la rapidez con que se produjeron los hechos, aunque todos apuntaron que los disparos, seis o siete, se efectuaron con pistolas. El ruido de una pala excavadora, que en el momento de producirse el atentado se encontraba funcionando en unas obras a escasos metros, contribuyó en un principio a incrementar la confusión en la zona.
Un testigo presencial de los hechos, el abogado Gonzalo Sainz Esteban, que se dirigía andando a su despacho, sito en el número 61 de la misma calle del General Oraa, afirmó ayer a este periódico que se tropezó con uno de los terroristas, "un chico joven, con la cara desencajada, pálida y los ojos enrojecidos, que portaba una pistola". Según este testigo, el integrante del comando aparentaba unos 20 o 21 años, tenía barba e iba vestido con una camisa de manga corta color claro y unos pantalones. también claros. "Los disparos, hechos a bocajarro, alcanzaron de llenó la cabeza del coronel", afirmó Gonzalo Sainz, "incluso la gorra salió por los aires". En el lugar del atentado, la policía recogió 10 casquillos del tipo Parabellum.
La mujer del coronel, según algunos testigos, oyó los disparos y dejó apresuradamente la casa para avisar a su esposo de que no saliera. Ya en la calle, comprobó que habían abatido a su marido.
Una hora después de cometido el atentado, varios ramos de flores con los colores de la bandera española fueron depositados sobre la mancha de sangre que había en la calzada, mientras enseñas nacionales con crespón negro aparecían colgadas de las ventanas del edificio donde vivía el coronel.
Diversas personalidades civiles y militares, así como familiares del coronel asesinado, se personaron ayer por la mañana en el hospital Reina Sofía, donde se encontraba el cadáver del coronel Romero. Además del alcalde de Madrid, Enrique Tierno; el jefe del Estado Mayor del Ejército, teniente gene ral José María Sáenz de Tejada; el ministro de Defensa, Narcís Serra, y el jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante Ángel Liberal Lucini, acudieron al centro hospi talario los alumnos a quienes el coronel asesinado preparaba para las oposiciones al Cuerpo Jurídico del Ejército de Tierra. Narcís Serra, después de permanecer en el hospital durante más de media hora, declaró a la salida: "Una vez más el terrorismo ha escogido a las Fuerzas Armadas, pero no debemos acostumbrarnos a él, sino reaccionar con serenidad y con la firme convicción de que vamos a acabar con ellos".
Narcís Serrase dirigió luego al domicilio del coronel Romero, para dar el pésame a la viuda. A la entrada fue abucheado por unas 300 personas concentradas allí, según informa Efe.
"Mi hijo, mi hijo"
La llegada al hospital Reina Sofía de los padres del conductor Juan Carlos Jiménez estuvo rodeada de un tremendo patetismo. La madre, de unos 50 años de edad, sólo gritaba: "Mi hijo, mi hijo". Momentos después, dos oficiales del Ejército trasladaron en un coche a los familiares del conductor al hospital San Francisco de Asís, donde se encontraba el cadáver.
Juan Carlos Jiménez, de 27 años, casado y padre de un niño de tres, meses, era natural de San Pablo de los Montes (Toledo) y había entrado a trabajar en el Servicio Militar de Construcciones como funcionario civil contratado el pasado 1 de enero. El coronel jurídico Vicente Romero, adscrito al Servicio Militar dé Construcciones desde hacía cinco años, tenía 55 años. Estaba casado con María Teresa García Tenorio y era padre de cuatro hijos, de edades comprendidas entre los 27 y los 17 años.
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