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La división interna de los nacionalistas vascos

Unos hombres de lealtades intercambiables

, El repliegue de Xabier Arzallus, desde hace unos dos o tres años, hacia medios alejados de sus propuestas iniciales de renovación -simbolizado, según algunos, por el regreso a Deusto y expresado en un creciente aislamiento personal respecto a los medios más o menos intelectuales e ideológicamente heterogéneos frecuentados antes- fue acompañado de la consolidación de un círculo de fieles incondicionales Ese círculo sería, por una parte, más estrecho que el formado por todos los que, desde preocupacio nes y expectativas no necesariamente coincidentes, han pugnado por descabalgar a Garaikoetxea Y estaría preferentemente forma do por personas más bien conser vadoras o, cuando menos, muy alejadas de las expectativas de renovación política e ideológica despertadas hace cinco años por Arzallus.

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Los oficialistas.
La 'oposición'.

La influencia de ese círculo de fieles es particularmente visible en los medios de comunicación controlados por el PNV, es decir, el diario Deia y el semanario Euzkadi. El primero, tras una fase de vacilación ha jugado un papel decisivo en la caída de Garaikoetxea. La revista, por su parte, se alineó desde el primer momento con el aparato.

Ya con ocasión del debate sobre la reforma de los estatutos internos, a finales de 1983, el diario se hizo eco de apasionadas cartas de afiliados que pedían a Arzallus que siguiera al frente del partido. El 20 de octubre un incondicional afirmaba que "Arzallus tiene una gran bombilla siempre encendida dentro del cerebro, que puede iluminar a todo el partido. Su talla intelectual le permite dialogar o discutir con cualquier presidente de Gobierno, incluyendo a Reagan", y ello porque se trata de un "líder nato, un fuera de serie como no hay otro en todo el Estado español".

Pero la principal expresión literaria del círculo de fieles es la columna que viene firmando cada día en Deía un colectivo que utiliza el pseudónimo de Javier Bilbao. Su aparición coincidió con la ausencia del habitual comentario de José Ramón Sheifler, un teólogo jesuita de Deusto que solía expresar ideas similares a las que ahora ofrece Javier Bilbao.

José María Gorordo, actual secretario-director de la Cámara de Comercio de Bilbao, fue con anterioridad consejero delegado de Deia. Actualmente lo es Sabín Zubiri, un veterano afiliado que en la polémica se ha alineado con Garaikoetxea. Desde hace unos meses, Gorordo, candidato del aparato para dirigir en el futuro Euskal Telebista, ha regresado al Consejo de Administración de la empresa editora del diario, en cuyas instalaciones cuenta con despacho propio.Relaciones personalesGorordo resultó elegido hace unas semanas representante en la Asamblea Nacional del PNV, en una lista que encabezaba Arzallus, llegó a la Cámara de Comercio de la mano de su actual presidente, Antón Madariaga. Las buenas relaciones de Madariaga con el sector oficialista del PNV` fueron esgrimidas por los los dos grandes bancos locales, el Bilbao y el Vizcaya, en la ejecutiva de la Cámara de Comercio, para oponerse a la sustitución de aquél como presidente de la corporación, propuesta o impulsada por el Círculo de Empresarios Vascos.Vocal cooperador de la Cámara de Comercio es Mitxel Unzueta, portavoz de la Minoría Vasca en el Senado y, de creer a los seguidores de Garaikoetxea, verdadero inspirador en la sombra de la defenestración del ex lendakari. Unzueta, bilbaíno de 54 años, (el "Petronio del ensanche bilbaíno", según la revista Euskadi), regía un muy próspero despacho de abogados cuando fue tentado por la política.

Fue él quien le puso en contacto con la literatura foralista de fines del siglo XIX, y quien, junto con Federico Zabala, otro nacionalista diseñó la estrategia del PNV respecto a la Constitución.

Su condición de ex consejero regional de Bankunión, entidad que le indemnizó con ocho millones de pesetas cuando cesó en su cargo, ha sido evocada por sus rivales para demostrar presuntas vinculaciones con el Opus De¡, circunstancia siempre negada por el interesado. Más documentadas están sus relaciones personales con destacados representantes de la derecha española tradicional, en particular con el diputado aliancista Miguel Herrero. Con este último negoció, en la primavera de 1983, el pacto por el que el PNV se comprometía a apoyar en Navarra al candidato de la derecha, episodio que está en el origen de la disolución de la organización nacionalista en dicho territorio.

Su influencia ideológica se ha desarrollado por vía indirecta, como consejero o inspirador de otras personas más aficionadas a la comparecencia pública.

Ángel Larrañaga, presidente del PNV de Guipúzcoa en 19791980, consejero de Sanidad y expulsado en estos días del partido , declaraba el sábado 16 de marzo: "Sé que la dirección del partidoha tenido constante relación con fuerzas de la derecha y liberales del Estado español. También hay líderes nacionalistas que han inantenido contactos y en el extranjero con líderes de ese espectro político. Ello puede inducir a pensar que existe una movida de centro-derecha a nivel europeo en la que el nacionalismo vasco pudiera ser un feudo en el que apoyarse para una operación en España. Que la nación vasca sea un trampolín para que determinadas políticas europeas liberales, democristianas o lo que sea, se desarrollen en el País Vasco y en España, no sólo me preocupa, sino que soy totalmente contrario".

En un texto difundido por un autodenominado Colectivo Txikarra, que defiende en Guipúzcoa las posiciones del aparato, Ángel Larrañaga era citado como uno de los afiliados que estarían conspirando, con fines poco claros, ontra la autoridad del partido. Junto a él aparecían los nombres de Paco Garmendía y todo el movimiento Goiz-Argi, ELA(a), Antxon Jaime, Poco Pozueta, Joseba Elósegui, algunos parlamentarios de Vitoria, ciertos cargos públicos y gentes del batzoki de Amara".

Joseba Elósegui, al que Arzallus dedicó en Beasáin algunos comentarios poco amables, es el histórico con que toda fracción de un partido en conflicto debe contar si quiere adquirir credibilidad. Elósegui es el histórico de los críticos, como Jesús Insausti, viejo sindicalista y actual presidente de EBB, es el histórico de los oficialistas.

Paco Garmendía es uno de los inspiradores del grupo Bultzagileak, cuyo principal impulsor, Antón Irala, fue citado por Arzallus en Beasáin como "antiguo agente de la CIA, a sueldo todavía hoy del Departamento de Estado".

La alineación del grupo Bultzagileak con Garaikoetxea es uno de los elementos más desconcertantes de la crisis. Cuando el modernizador era Arzallus, ese sector, se caracterizaba por su anticomunismo militante, su oposición visceral al PSOE y su conservadurismo social.Lealtades contrapuestasPero si sorprendente es que ese sector aparezca hoy coaligado, en defensa de Garaikoetxea, con personas como los ex consejeros del Gobierno vasco Pedro Luis Uriarte o Juan Porres, de trayectoria y convicciones claramente progresistas, o con políticos tan escasamente doctrinarios como el alcalde de Vitoria, José Ángel Cuerda, o el ex vicepresidente Mario Fernández, o incluso con intelectuales nacionalistas como KoIdo Mitxelena, todos ellos en las antípodas de la mentalidad del Bultzagileak, no menos asombroso es el conglo-, merado que aúna a Arzallus con Madariaga, a Unzueta con Eugenio Ibarzábal, a Román Sodupe con Emilio Guevara, a Insausti con Gorordo, a Makua con cualquiera de los citados.

De lo que podría tal vez deducirse que, sin descartar la existencia de eventuales divergencias políticas , de ninguna manera permite la actual distribución de partidarios de unas u otras concepciones explicar racionalmente la crisis. Dicho de otra manera: que únicamente la existencia de factores: de rivalidad e incompatibilidad personales, y por tanto de lealtades contrapuestas, podría explicar, si no la crisis en cuanto tal, sí la agudeza de la misma.

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