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CONFLICTOS EN LOS PARTIDOS POLÍTICOS

Gerardo Iglesias, dispuesto a realizar 'generosos ofrecimientos' al sector de Carrillo

La guerra interna que opone en el seno del PCE a carrillistas y gerardistas entrará esta semana en una nueva fase. El secretario general del PCE, Gerardo Iglesias, propondrá mañana su plan de pacificación del partido al Comité Ejecutivo del mismo, antes de que, el miércoles, su informe por una política de integración sea aprobado por el Comité Central.

Los planes de Iglesias para "pacificar" el PCE, de manera que la conferencia nacional del partido, que tendrá lugar a finales de este mes, "no acabe como el rosario de la aurora", en palabras de un dirigente comunista, incluyen "generosos ofrecimientos" al sector fiel a Santiago Carrillo.Entre estos ofrecimientos está la cesión a los carrillistas de puestos en el secretariado, así como una representación mayor en el Comité Ejecutivo y en la comisión que redacta el manifiesto programa. También es probable que Iglesias ofrezca garantías de que el PCE concurrirá a la próximas elecciones generales con sus símbolos y sus siglas. Igualmente, se considera posible que la actual dirección comunista garantice al ex secretario general el puesto de portavoz parlamentario ante las próximas elecciones legislativas, si bien un punto de divergencia consiste en el deseo de Iglesias y sus seguidores de desplazar a Carrillo a la cabecera de lista por Valencia, en lugar de por Madrid, tradicionalmente reservada a los líderes de los diversos partidos. Gerardo Iglesias pronunciará hoy una conferencia en el Club Siglo XXI exponiendo las líneas generales de la política de su partido.

Sin embargo, sectores afines a Iglesias insistieron en que la actual dirección comunista "no desistirá" de llevar adelante la idea de formar una convergencia de izquierda con otros sectores sociales e, incluso, con otros partidos, si bien parece actualmente imperar el deseo de que tal convergencia carezca de una traducción preelectoral, tal como querían inicialmente los, gerardistas.

El sector próximo a Carrillo rechazó desde el primer momento la idea de esta convergencia, aduciendo que significa un principio de "destrucción del partido". Por ello, fuentes de los dos sectores comunistas enfrentados consideran probable que las divergencias se mantengan y que la conferencia nacional, lejos de constituir una "preparación de actividades preelectorales", perpetuará las discusiones internas.

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