_
_
_
_
_
Reportaje:

Las carmelitas descalzas, molestas con el vaticano

La Curia romana pretende imponer unas nuevas constituciones, frente al criterio del 80% de los conventos

La contrarreforma promovida por la Curia vaticana va más allá de la oposición a la teología de la liberación. En esa misma orientación, que trata de contrarrestar los efectos aperturistas del Vaticano II, se dirige ahora una circular enviada a todos los conventos de carmelitas descalzas para que retornen a la clausura más estricta y se sometan a las directrices de Roma. Este movimiento se contrapone al espíritu de la fundadora, Teresa de Jesús, y cuenta con el impulso de la priora del monasterio madrileño de Aldehuela.

"El tercer mundo de la Iglesia son las mujeres, las monjas y las carmelitas descalzas; nosotras estamos en el último eslabón". Así se expresa la priora de un carmelo español al comentar la carta del cardenal Casaroli de fecha 15 de octubre, que ahora está llegando a todos los monasterios teresianos. En ella se anuncia que el Papa propone unas nuevas Constituciones que van a ser impuestas a las 13.000 monjas carmelitas de todo el mundo. Se sabe ya que el 80% de los monasterios que conocen el proyecto de ley no ve reflejado en él el espíritu de su fundadora. El mismo cardenal secretario califica la situación en dicha carta de "grave y difícil", y pide ayuda al general de los varones descalzos para que sea aceptada esta nueva norma, que restringe en muchos detalles la modesta apertura lograda a raíz del concilio.La sierva de Dios madre Maravillas de Jesús, que fue priora del Carmelo de Aldehuela (Madrid), tiene mucho que ver con esta resistencia a las innovaciones conciliares. La actual priora del mismo convento, Dolores de Jesús (Gandarias), y otras carmelitas del Cerro de los Ángeles emparentadas con la familia Oriol promueven ahora este movimiento de contrarreforma.

El decreto conciliar "sobre la renovación de la vida religiosa" mandaba revisar las Constituciones, libros de costumbres, de preces y ceremonias de todas las congregaciones religiosas. Pero advertía: "Una renovación eficaz y una recta acomodación sólo pueden obtenerse por la cooperación de todos los miembros del instituto". El caso de la orden carmelitana ofrecía especiales dificultades. Goza cada uno de especial autonomía. Sólo el padre general de los carmelitas descalzos hace de portavoz ante el Papa y puede coordinar el parecer de todos los monasterios.

Pablo VI ordenó que, "para la revisión de las Constituciones de todas las monjas en la Iglesia, cada monasterio, de modo capitular, e incluso las monjas, individualmente, expresaran sus ideas...". Durante el período de 1965 a 1977, los diversos generales de los descalzos organizaron consultas y encuestas entre todos los carmelos femeninos. La madre Maravillas, priora entonces de Aldehuela, redactó, con el consejo de algún canonista conservador y el visto bueno del entonces arzobispo de Madrid Casimiro Morcillo, un documento de tinte conservador que tituló Constituciones de las monjas carmelitas descalzas y que fue presentado en Roma en 1973. Consiguió, además, que se sumaran a su petición 18 monasterios y formó la Asociación de Santa Teresa, que en la jerga actual de las monjas descontentas es conocida por las maravillosas. El criterio de "prudencia en la aceptación del concilio" que presidía dicho movimiento fue ganando adeptos dentro y fuera de España. Dentro de nuestras fronteras son ya 65; 5 en Argentina, 2 en Bélgica, 5 en Brasil, 7 en Francia, 1 en Grecia, 5 en la India, 1 en Inglaterra, 13 en Italia, 1 en Líbano, 5 en Polonia y 1 en Portugal, Senegal y Suiza. En conjunto agrupan a un 20% de los monasterios. Pero el resto de los carmelos que ahora discrepan del Vaticano suman 650 y agrupan a más de 10.000 monjas descontentas con el procedimiento seguido.

Dobles llaves, dobles rejas

A la vista de la oposición suscitada, ya Pablo VI, un año antes de su muerte, aprobó unas Declaraciones, como experiencia para cinco años, que fueron bastante bien acogidas por la mayoría. En 1982, terminado el plazo del experimento, las maravillosas han vuelto a la carga. La priora Gandarias, de Aldehuela, con fecha de 6 de marzo de 1982, se dirige a todos los conventos de su asociación en los siguientes términos: "Que cuando llegue lo que él nos envía (la consulta del padre general Sainz de Baranda), no hace falta que se analicen las Declaraciones, sino decir clara y brevemente el motivo por qué no las queremos, diciendo, en cambio, que queremos las Constituciones de nuestra santa madre Teresa de Jesús, adaptadas (por ella) al Concilio Vaticano II". Da libertad para que redacten la carta a su modo, con tal de que incluyan el párrafo entrecomillado, y añade: "Es indispensable que hagamos todas lo mismo y así se vea la unión tan verdadera que tenemos; esto, se nos dice de Roma, es muy importante".Habría que tener presente el modo como procedió la misma fundadora. Teresa de Jesús redactó de su propia mano la regla en 1562-1567. Para la revisión que realizó el Capítulo de Alcalá en 1581, la santa mandó que se consultara a todas las monjas. Hoy, la Iglesia desea que las Constituciones sean sobrias, que tengan carácter universal y puedan ser adaptables a las diversas culturas. Considera que además de ser claras y breves deberían destacar la dimensión de la oración sobre la misma clausura. Para doctrina basta El camino y Las moradas. Valgan algunos ejemplos de las minucias que ahora se vuelven a introducir y que constituyen los puntos de discordia. Afectan fundamentalmente al reforzamiento del aislamiento y la clausura. Propone que se vuelva a la doble llave, las rejas y celosías; que se vuelva a la discriminación entre hermanas coristas y no coristas; que se exija el uso del velo cubriendo la cara en el locutorio y para acompañar a las personas que entren en clausura; que se exija la presencia de la tercera hermana (escucha) en las visitas. "Que las monjas que acompañen al confesor, le guíen por camino derecho, y en ningún caso se detengan con él. En vestido ni en cama jamás haya cosa de color, aunque sea cosa tan poca como franja. A la priora y subpriora llamen madre reverencia, y a las demás hermanas caridad. Que se mantengan las reverencias, inclinaciones, postraciones de capítulo y no se expongan a las miradas de extraños". Las monjas no podrán salir de clausura ni para visitar a sus padres enfermos o moribundos. Se prohíbe terminantemente las asambleas o reuniones de cualquier género fuera del convento. Se renuevan las sanciones, actos de humillación que Santa Teresa de Jesús sólo admitía como devoción e iniciativa libre de las monjas.

Diversos escritos de las discrepantes piden y suplican a la Santa Sede que sea el Evangelio, contrario a las clases sociales dentro del monasterio y a las exageraciones de clausura, la norma suprema. Que se les siga permitiendo participar en la vida y propósitos de la Iglesia en materia bíblica, litúrgica y dogmática y en el conocimiento e información de las necesidades de la Iglesia. Que las nuevas Constituciones se redacten en consonancia con las condiciones físicas y psíquicas actuales, con las exigencias de la cultura y con las circunstancias sociales y económicas.

Aislar a los carmelos

La carta del cardenal Casaroli parece excluir ya cualquier discrepancia del texto redactado por la Santa Sede, aprobado ya por el Papa y que va a ser impuesto. Da la razón a las que consideran a las Constituciones de 1981 más genuinas que el manuscrito de la santa elaborado en 1567, y ofrece esta última posibilidad: "Aquellas religiosas -hay que pensar y esperar que sean pocas- que tras un período prudencial de espera no logren reconocerse en este proyecto, ofrecérseles eventualmente otras formas de vida consagrada". Es decir, la escisión o expulsión de la familia teresiana.No hace muchos meses, en un espacio televisivo de Mercedes Milá apareció la madre Cristina Kaufmann, priora de Mataró, que conmovió a la audiencia por su espíritualidad, realismo y sentido de la oración. Una carmelita que ha luchado por el aggiomamento conciliar de su convento de Mataró. Llovieron las cartas a Televisión Española para que se repitiera esa entrevista. La cultura, la teología y relación con el mundo moderno parecen de nuevo cerrarse a los carmelos en aras de la unidad o uniformidad que ahora trata de imponer la Secretaría de Estado.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_