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El 'banco de esperma de los premios Nobel' busca ahora donantes entre los olímpicos

Robert Graham, el hombre que fundó en 1979 el polémico banco de esperma de la localidad de Escondido, en California, está dispuesto a sumar entre los donantes de su institución a atletas olímpicos, que se agregarían así a sus 10 colaboradores anteriores: diversos intelectuales y un premio Nobel. Graham ha indicado que son ya 15 los niños nacidos de los anónimos donantes de su banco.

El promotor del banco de esperma, conocido además por ser el inventor de las gafas irrompibles, ha revelado que sus donantes hasta ahora son 10 hombres "superdotados y de facultades intelectuales excepcionales". El único de ellos que ha dado a conocer su nombre es William Schokley, premio Nobel de Física en 1956 por sus trabajos sobre los transistores.

Schokley, que tiene en la actualidad 74 años, fue el causante de una gran polémica cuando ganó el premio de la Academia sueca, al mencionar en unas declaraciones su intención de alimentar un banco de esperma. Añadió una serie de comentarios sobre la superioridad genética del hombre blanco sobre el de raza negra. A causa de este donante la institución ha sido conocida como el banco de esperma de los premios Nobel.

Desde el momento en que inauguró su banco de semen seleccionado, Graham no ha ocultado que su intención era ante todo conseguir hombres especialmente dotados en el campo de la ciencia y de las letras. Pero desde el verano pasado, y debido a la gran impresión causada por los atletas norteamericanos en los Juegos Olímpicos, admite que ahora le interesa igualmente la calidad física. "Vamos a entrevistar a varios ganadores de medallas de oro", ha dicho, "todos nuestros donantes son genios, pero ahora queremos, cuerpos geniales habitados por una gran inteligencia", y ha añadido que los donantes aumentan lentamente.

Niños sanos y estables

Sin embargo, se ha defendido de las acusaciones de querer crear una super raza, aunque admite que le gustaría una sociedad mejor, poblada de niños sanos y emocionalmente estables. "Es cierto que somos selectivos", dijo, "pero no somos racistas, aceptamos la excelencia en todas las razas".Según Juliana McKillop, directora del banco de semen, que sólo emplea a cuatro personas, la mayor parte de las mujeres que reciben esperma congelado tiene eñtre 35 y 40 años, por lo general no puede concebir con su marido o, en caso excepcional, éste tiene un problema hereditario que no quiere transmitir a su prole. "Las parejas que llegan a nosotros", explica, "han estudiado la posibilidad de una inseminación externa durante años".

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