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Comienza en Israel la segunda ronda de conversaciones para lograr la 'gran coalición'

La segunda ronda de conversaciones entre el Alineamiento Laborista y el Likud para discutir las posibilidades de formar un Gobierno conjunto o de amplia coalición se inició ayer en Jerusalén. En los dos anteriores encuentros (el miércoles y el jueves de la pasada semana) sólo se habló de aquellos puntos sobre los que existe un "principio de acuerdo en general", pero no se tocó ninguna de las diferencias entre los dos bloques.

En esta ocasión, sin embargo, es diferente. Simón Peres actúa en su carácter de encargado por el presidente del Estado, Haim Herzog, para formar Gobierno, y vanos partidos menores decisivos se han pronunciado a favor de un Gabinete de amplia coalición presidido por él. El Partido Nacional Religioso, poseedor de cuatro escaños, fue el último que se decidió en tal sentido, apenas horas antes de que comenzara la reunión entre los laboristas y el Likud. Al terminar la reunión, que duró dos horas, no se hicieron declaraciones oficiales, y se anunció que los contactos proseguirán el jueves. Pero el primer ministro saliente, Isaac Shamir, sorprendió a la opinión pública al admitir ante la Prensa que la decisión del presidente Herzog había sido correcta, dado el volumen de los votos recibidos por cada partido.A pesar de todo, en esta primera reunión formal conjunta parece haberse progresado poco. Las discusiones continuaron en el plano de las generalidades en las que no existe desacuerdo, y se ha convenido en no afrontar de momento la distribución de carteras ministeriales, comprendiendo las que podrían corresponder a partidos menores cuya integración en el Gobierno se considera indispensable. Se trata en especial de los partidos religiosos, a los que tanto el laborismo como el Likud han hecho promesas para lograr su buena ,voluntad, en el caso de que las negociaciones para una amplia coalición fracasen y se busque la salida por la vía de lo que ya se llama una coalición restringida.

Sectores enfrentados

Todavía no puede predecirse si existen prababilidades reales de que se llegue a un acuerdo. De hecho, tanto entre los laboristas como en el Likud y entre sus aliados, hay sectores que se oponen a esa salida y sectores que la apoyan o, al menos la aceptan como una posibilidad.El actual viceprimer ministro, David Levy, probablemente la figura más popular del Likud, declaró por televisión poco antes de iniciarse las conversaciones con el laborismo que Peres "no tiene intenciones serias de llegar a un acuerdo", que sólo podría formar un Gobierno de "coalición restringida" con "apoyo comunista" lo que subrayó repetidamente- y que "ya se verá que el único que puede formar Gobierno es Isaac Shamir".

Sin embargo, el ministro de Finanzas, Cohen Orgad, a quien se considera muy allegado a Shamir, ha manifestado que podría haber acuerdos sobre los asentamientos en los territorios ocupados, que justamente son uno de los mayores puntos de ficción entre su partido y los laboristas.

Quizá como razón de peso Orgad informó que las limitaciones del presupuesto impedirán su ex pansión, tal como está inscrito en la política del Likud.

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