_
_
_
_

El plan de pacificación de Beirut se aplica de forma lenta pero segura

Ni el puerto ni el aeropuerto de la capital de Líbano abrieron ayer, en contra de lo previsto por el ambicioso acuerdo de pacificación de la ciudad adoptado por el Gobierno de Unión Nacional. El retraso, sin embargo, no ha mermado el optimismo de la clase política de cara a un plan que, según la prensa, se sigue aplicando de forma "lenta, pero segura"."Vivís días de euforia. No los dejéis pasar sin observarlos porque en Líbano incluso la paz es un espectáculo", escribía ayer el columnista M diario francófono L'Orient le Jour, refiriéndose al despliegue de excavadoras, camiones y soldados con los que el Ejército se esfuerza desde hace 48 horas por despejar las calles y avenidas que enlazan los barrios cristianos y musulmanes, transformadas desde hace 10 años en campos de batalla por las milicias.

"La progresión es lenta y difícil", comentaba un oficial como si se tratase de una encarnizada ofensiva contra un tenaz enemigo, al tiempo que los artificieros provocaban el estallido de las minas incrustradas en la calzada que no habían conseguido desactivar.

La incapacidad de las fuerzas armadas para desmantelar rápidamente barricadas y demás vestigios del conflicto colocados en la calzada para entorpecer el avance de un hipotético adversario ha obligado al Gobierno a recurrir a una empresa privada de obras públicas, Ogerliban, propiedad del multimillonario saudí Rafic Hariri, para acelerar la reapertura al tráfico de los cruces intersectoriales de la ciudad.

A la ineficacia del Ejército se añadieron ayer los familiares de los miles de desaparecidos musulmanes y cristianos con los que, como la Argentina de la dictadura, cuenta este país.

Padres, madres y hermanos bloquearon ayer durante largas horas, para llamar la atención sobre su tragedia, el paso del museo, único cruce siempre abierto entre el este y el oeste de la ciudad. Beirut llevaba 48 horas en paz, pero era imposible trasladarse de un sector al otro.

A los familiares allí congregados, los representantes de las milicias les dieron una buena noticia al anunciar que habían decidido intercambiar a sus rehenes aún con vida.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

"No se abrirá el aeropuerto", afirmó el primer ministro, Rachid Karame, "hasta que los ciudadanos de todas las confesiones logren llegar hasta él", y como los cristianos no parecen todavía poder cruzar por unos pasos que la tropa no acaba de despejar, la mayoría de los periódicos vaticinan ya que "el pulmón de Líbano", como se suele llamar al aeródromo Selim Salam, presidente de la compañía aérea libanesa (MEA), no funcionará hasta principios de la semana próxima.

Calma en los campamentos

La calma ha vuelto, en cambio, a los tres grandes campamentos palestinos que circundan las pistas de aterrizaje después de tres días de incidentes armados entre algunos de sus habitantes y milicianos chiitas. Ayer, la VI Brigada se desplegó, por fin, en toda esa zona periférica restando así un motivo de preocupación a los ciudadanos cristianos, que temían ser agredidos al pasar por sus alrededores camino de la terminal.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_