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El nuevo 'Mitterrand'

El François Mitterrand que se acerca a los 68 años, presidente de la República francesa desde el histórico 10 de mayo de 1981, que hoy pasará por Madrid como un relámpago, durante poco más de tres horas, es el nuevo Mitterrand. Éste ha sido el destino de su vida: cambiar de piel, o de alma, de ideas, para ser siempre Mitterrand. Aquel hijo de un responsable ferroviario fue a París a hacerse abogado con una recomendación para un pontífice católico de la época (François Mauriac), y se envenenó con la política. Sobre el presidente de hoy, un poeta podría decir: "Aquí hay 1.000 hombres, pero yo me quedo con el único de verdad, aunque no acierto a escogerlo".Un amigo suyo dirá de él que nadie es tan fiel en la amistad. Uno de sus cortesanos jurará que no es distante o antipático, sino tímido. La media docena de personas que le tutean en este mundo revientan de gozo "ante un hombre que es un pozo de cultura". Quienes le conocen pero no le frecuentan como íntimo no tienen inconveniente en definirlo: solitario, altanero, distante, elegante a veces, monarca republicano, desconfiado, encantador si se le antoja, glacial si tiene la oportunidad, florentino y, además, uno de los principios de su vida, o de la arquitectura intelectual de su personalidad, ha consistido en llegar tarde siempre. Y desde que es el primer presidente socialista de la V República, François Mitterrand, por orden de su hombre de imagen, no camina, sino que se desplaza.

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Tanto adjetivo no es más que el suma y sigue de sesión continua que han sido sus mil vidas, o trayectorias, arrastradas, o alucinadas, por un solo imán: la presidencia de la República Francesa. Alguien ha resumido la ideología de este hombre, escritor, que fue diputado a los 30 años y ministro a los 31, diciendo que entró en la IV República por el centro-derecha y salió por el centro-izquierda para, desde 1958, licenciarse en enemigo jurado, brillante y feroz del gaullismo y las instituciones de la V República.

Así fue como se hizo un hueco en la izquierda, desde que, en el año 1965, por primera vez, fue candidato a la presidencia de la República frente al general Charles de Gaulle.

Aquella aventura fue brillante y esperanzadora, pero la vida de Mitterrand está hecha también dey de tinieblas, de emergencias fulgurantes y de caídas espectaculares en no pocas ocasiones. Pero un Mitterrand queda vivo siempre. Así ocurrió en 1968, cuando fue barrido por las barricadas estudiantiles.

En 1974 disputó otra vez la cabeza del Estado contra Valery Giscard d'Estaing. Estuvo a dos dedos del éxito, pero aún tuvo que esperar siete años más, durante los que murió otra vez a manos de los comunistas, que nunca le han perdonado su anticomunismo. En mayo de 1981, por fin, tras casi 25 años de batalla feroz contra la V República, contra sus instituciones, contra la bomba atómica, contra todo, el arcaico Mitterrand, gracias a su fe en sí mismo, solo, estaba en su sitio para convertirse en el monarca que es un presidente en Francia.

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En tres años de poder, el socialista que iba a "romper con el capitalismo" se ha convertido en el hombre de la modernidad: es el último nuevo Mitterrand, a cuatro años aún del final de su primer septenio.

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