¿Para qué la ciencia?
En su notable artículo del 12 de noviembre, el doctor Pedro Laín Entralgo se preguntaba ¿para qué la ciencia?, y respondía: "Si no símbolo y ley, la ciencia ha dado y seguirá dando al hombre holgura vital, poder, dignidad, libertad y materia para el sueño y el coloquio". Muy bien dicho, pero acerca de la técnica, no de la ciencia.La investigación científica nos da conocimiento, y el único que, aunque imperfecto, es perceptible y no es ilusorio. La técnica puede dar todo cuanto menciona el ilustre académico a condición de que haga uso de la ciencia. Pero el fruto inmediato de ésta no es técnica, sino conocimiento, a veces impráctico, pero siempre valioso, siempre enriquecedor de la cultura.
Presumo que el doctor Laín Entralgo no se preguntaría ¿para qué el amor? ¿Para qué la poesía? ¿Para qué la justicia? ¿Para qué la paz? Éstos, como el conocimiento, son bienes en sí mismos: son intrínsecamente valiosos. Es verdad que también poseen un valor instrumental. Por ejemplo, el amor, la justicia y la paz propenden a la felicidad, y la ciencia fundamenta a la técnica. Pero no se exija que se haga ciencia tan sólo por su posible aplicación práctica, porque se la asfixiará. El investigador científico obra impulsado por su curiosidad, y no rinde si no tiene libertad para satisfacerla.
La ciencia decayó dondequiera que los dirigentes culturales y políticos le exigieron que sirviese de manera inmediata a designios extracientíficos. Se ha dicho que España ha tenido una ciencia tan menguada porque los Gobiernos españoles no apreciaron sino el saber que servía para la industria, el comercio, la guerra, o la salvación del alma.
Ahora que, finalmente, el Gobierno español cuenta con cabezas ilustradas y modernas, entre ellas algunas con formación científica, podemos esperar un cambio de fondo en la tradicional política científico-técnica. Podemos esperar que se reconozca la diferencia entre ciencia y técnica, y que se admita la necesidad de reforzar la primera, tanto para que sirva de base a una técnica innovadora como para que enriquezca y modernice la cultura. Las aplicaciones, que vendrán, vendrán de yapa y las encontrarán los técnicos, no los científicos. /
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