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El Reino Unido, decidido a mantener su base en Gibraltar aun en el caso de que España permaneciera en la OTAN

Andrés Ortega

El contencioso hispano-británico sobre Gibraltar puede empezar a resolverse si España permanece en la OTAN, pero aún así, la Alianza no proporcionaría la solución, y se estima, que si el mando de Ia OTAN en el Peñón pasara a depender de autoridades militares españolas, la base seguirá siendo británica. La OTAN tiene planes para bloquear el Estrecho en caso de conflicto bélico y cree que España no está actualmente en condiciones de garantizar ese objetivo.

En el frente de la CEE, Madrid lo tiene más difícil. Londres va a exigir una declaración oficial de Madrid sobre la apertura completa de la verja, no ya antes del ingreso en la Comunidad, sino antes de que el Reino Unido acepte cerrar uno de los capítulos pendientes: el de relaciones comerciales. Por otra parte, en medios de la comisión europea se desestiman las pretensiones españolas de seguir manteniendo restricciones contra la Roca tras la adhesión."Gibraltar", según fuentes diplomáticas, "es un obstáculo para nuestra contribución militar en la OTAN; pero, a la vez, la integración en la OTAN abrirá un camino para una solución, aunque no la solución en sí. Ésta tendrá que venir de Londres, y no de la OTAN, que no puede resolverlo". El caso es que muchos países recuerdan que una España fuera de la OTAN no recobrará nunca la base de Gibraltar.

En la delegación española en la OTAN se piensa que, "primero, el mando de la OTAN en Gibraltar (un submando de hecho denominado GIBMED) tendría que pasar a España de alguna manera; hay varias fórmulas. Segundo: España tiene que tener responsabilidades en el control del Estrecho, y habría que estudiar el papel que haya que asignar al Reino Unido en este contexto".

En las conversaciones preliminares hispano-atlánticas del otoño pasado -antes de que el nuevo Gobierno socialista congelara la integración militar española en la OTAN- se abordó la cuestión de los mandos. Es en la zona de Gibraltar donde ocurre el traspaso de las competencias entre los dos grandes mandos, Saclant,- el atlántico, y Saceur, el europeo. De Saclant depende Iberlant, zona que abarca hasta aproximadamente la altura de la frontera sur hispano-lusa. La zona del Estrecho es una zona de "interés común" entre Saclant y Saceur.

El mando es secundario

Pero lo de menos es el mando de la OTAN en Gibraltar, pues lo importante es la base. La diferenciación, aunque es crucial, tiende a olvidarse, del mismo modo que hay que hacer una distinción entre esta base y la defensa del Estrecho. Las citadas conversaciones versaron, entre otras cosas, sobre el mando de la OTAN, en Gibraltar, pero no sobre la base. El mando es de pequeña importancia y es principalmente un centro de comunicaciones y coordinación, especialmente cuando hay maniobras.El Reino Unido está en principio de acuerdo en que este mando de la OTAN en Gibraltar sea entregado a España de alguna manera, directa o indirecta. De hecho, Londres se anticipó astutamente a España en esto cuando las conversaciones. Fuentes próximas a la delegación británica en la OTAN no consideran un problema el que este mando quede subordinado a un mando mayor en Barcelona. Pero para ello pide una frontera abierta, pues de otro modo lo consideran "absurdo".Pero la base seguirá siendo británica, se estima en medios atlánticos. Esta base aeronaval tiene una importancia discutida en la OTAN con el aumento numérico y cualitativo de la flota soviética en el Mediterráneo, donde se encuentran todos sus portaviones. Por el Estrecho pasan más de 100 buques diarios, y es a través de él por donde pasarían en tiempo de tensión o guerra los refuerzos para la región sur de la OTAN, según recuerda el vicealmirante Louis Williams, comandante en jefe adjunto del área ibérica atlántica (Iberlant, que tiene su cuartel general cerca de Lisboa), en el último número de la revista especializada Sixteen Nations.

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Los de la OTAN, asegura una fuente atlántica, competen a Saclant y a Saceur, que en caso de guerra podrían tener interés en cerrar el Estrecho, minándolo, para evitar el paso de submarinos o buques de superficie enemigos. Al parecer, las autoridades españolas desconocen el contenido exacto de esos planes. Lewis, por su parte, sólo señala la amenaza al Estrecho por el Pacto de Varsovia por medio de minas lanzadas desde submarinos, o incluso desde buques mercantes.

Las fuentes consultadas no dejan lugar a dudas: el Peñón ha de estar en manos aliadas, y la defensa del Estrecho, en la medida de lo posible. Algunas fuentes en la OTAN piensan que Espada no estará en condiciones técnicas de asegurar de verdad la defensa del Estrecho hasta dentro de 20 años.

La importancia del Peñón y su zona reside en la guerra antisubmarina, donde juegan un papel crucial las cargas nucleares de profundidad. En este contexto, un capitán holandés había señalado que "la guerra nuclear comenzará en el mar". El propio representante permanente español en la OTAN, Jaime Ojeda, ha afirmado recientemente que "no sabemos si hay armas nucleares en Gibraltar, pues tratándose de armas nacionales, el Reino Unido no facilita información sobre el tema". España no ha planteado en la OTAN el tema de las armas nucleares que pueda haber en la base de Gibraltar.

Una cuestión 'bilateral'

Los británicos no son favorables a multilateralizar la cuestión del Peñón en la OTAN, pues colocaría a la Alianza como juez, y al Reino Unido como parte. Pero si en principio es una cuestión bilateral entre Madrid y Londres, podría también ser una cuestión del campo de la Defensa, y, como tal, debe estar coordinada por la OTAN. Lo que, entre otras cosas, de cara al futuro puede significar engranar la presencia británica en el Peñón con el control español del Estrecho. El Gobierno de Madrid tendrá que decidir hasta qué punto y hasta dónde puede llegar esta coordinación, sin crear un reconocimiento tácito de la soberanía británica. Este es un punto importante del famoso estudio sobre las necesidades de la defensa española, emprendido por el Gobierno de cara a una decisión sobre la OTAN."Parece increíble" ha escrito el ministro de Asuntos Exteriores español, Fernando Morán, en el último número de la revista Sixteen Nations, "que un país deba padecer la colonia de una nación aliada sobre su propio suelo, con una base militar, además, que si España se adhiriese a la estructura militar de la OTAN podría caer bajo el mando indirecto de un oficial de ese mismo país".

Hasta el momento, España, aún si le interesara, no ha encontrado apoyo en la OTAN para plantear este problema del Peñón. Podría ser uno de los precios que pidiera para su plena integración, pero aun así es dudosa la actitud de los británicos, que se negarán a plantear esta cuestión, para ellos bilateral, como cuestión de ingreso. Claro que en la CEE es otra cosa.

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