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Secuestrada por pedir aumento salarial

La descripción de cómo ocurrieron los hechos de los 27 casos de detenidos-desaparecidos incluye el de Dominga Abadía Crespo, quien fue amenazada por el comandante Máximo Milarck, principal de la gendarmería nacional, ex interventor en la Federación Obrera Ceramista de la República Argentina. Se cuenta en el recurso que Abadía Crespo se desempeñó como operaria en la empresa Lozadur SA, y que a mediados de octubre de 1977 tiene lugar en el establecimiento un conflicto gremial motivado por la reclamación del personal, que deseaba ser jornalizado y obtener aumento salarial". Interviene en el caso la delegación del Ministerio de Trabajo, donde se lleva a cabo una reunión en la que participa, entre otros, el comandante Milarck y un capitán del Ejército, de apellido Martínez.En esa reunión se comunicó a los delegados obreros que debían informar a sus compañeros de la necesidad de abandonar las medidas de fuerza porque "si no lo hacían iban a ser encuadrados en la ley de seguridad número 20.400". No obstante, Milarck acudió personalmente a la fábrica y amenazó al personal, asegurando qee si, no se levantaba la huelga "alguno iba a tener que lamentarse".

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Tiempo después, la firma cerró sus puertas y despidió a todos los trabajadores. El 1 de noviembre de 1977, Dominga Abadía Crespo retiró su certificado de trabajo. Al día siguiente se produjo el secuestro y la posterior desaparición. A las 23.45 horas de ese día los golpes en la puerta hicieron que el padre de la desaparecida se levantara para atender la llamada.

"En ese momento se encontró con dos hombres, uno de paisano y el otro con uniforme militar, que se identificaron como policías. Después de reducir y amenazar a los padres retiraron a su hija encapuchada y la introdujeron en un coche marca Ford, modelo Falcon, de color oscuro. Los perros de la zona comenzaron a ladrar, despertando 1 de esa manera a los vecinos, quienes advirtieron que cada una de las esquinas de la calle había sido cerrada por camiones' militares, con tropa en su interior. Se destaca también que la casa de la familia Abadía Crespo se encuentra a sólo 1.000 metros del destacamento

Rolando Alberto Zanzi, detenido desaparecido hasta julio de 1978, declaró como testigo que "vio a la esposa de un nativo español, embarazada de seis meses, y que perdió el bebé a causa de las torturas y golpes de goma en el vientre". Alfredo Eduardo Peña dijo también que vio el paso de una mujer apellidada Gerbert por el campo de detención y que "tomó conocimiento del aborto de urgencia como consecuencia de haber perdido el feto que guardaba en su vientre a fuerza de recibir reiterados machetazos en el abdomen". Agrega "tener conocimiento de que existía un jefe de inteligencia apodado El Francés y que, por comentarios que circulaban, se trataría del coronel Ferro, quien dependía del comandante de¡ primer cuerpo de Ejército, general Suárez Mason".

En función de los testimonios se cita a declarar también al capitán de navío Gualter Alliara, al teniente coronel Arrechea, al ex jefe de la policía provincial de Tucumán, Domingo Antonio Bussi, al general Acdel Vilas y al ex subjefe de policía de Tucumán, mayor Castelini.

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