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La alegría por Ia lluvia en Andalucía se ha transformado en disgusto ante las inundaciones que provocan las trombas

Las aguas que caen sobre Andalucía occidental producen hasta ahora más disgustos que alegrías. La psicosis de inundaciones ha crecido considerablemente desde las riadas sufridas a última boina del viernes en los pueblos de la comarca del Aljarafe, muy cerca de Sevilla y, sobre todo, desde la tromba caída en la madrugada de ayer en San Juan del Puerto, a 15 kilómetros de Huelva. En este pueblo, el agua alcanzó la altura de 1,30 metros en algunos puntos, un 80% de la superficie habitada quedó cubierta por las aguas, y 70 personas tuvieron que ser evacuadas con lanchas de la Cruz Roja del Mar.

Los vecinos de San Juan del Puerto, algo más de 5.000, se despertaron a las 3.30 de la madrugada de ayer con el agua literalmente al cuello. El temor existente en el entorno de la capital onubense de que una fuerte tormenta coincidiese con la pleamar, que acusan mucho las desembocaduras del Odiel y del Tinto, se hizo realidad en San Juan del Puerto. La pleamar fue a las 3.07 de la madrugada, y poco antes de las 3.30, cuando aún no habían bajado las aguas, descargó una intensísima tormenta.La consecuencia fue que, primero en la parte baja de la localidad, y luego en la casi totalidad de la misma, las calles y el suelo de las casas se inundaron. Los vecinos tuvieron el tiempo justo de echar las ropas y los colchones encima de los armarios y salir huyendo hacia la parte alta del pueblo. A algunos les dejó bloqueados el agua, que salía a borbotones por las desembocaduras de los alcantarillados, y que en algunos casos hizo saltar las tapas metálicas de las mismas.

Cuando se dio aviso e intervinieron Protección Civil y la Guardia Civil, algunos barrios, en especial la calle Real, salida del pueblo hacia Sevilla, se encontraban en situación crítica. Fue necesaria la intervención de lanchas tipo Zodiac de la Cruz Roja del Mar para sacar a 70 personas que se habían refugiado en lo alto de camiones o que estaban colgadas en las ventanas de sus casas.

Hacia las ocho de la mañana dejó de llover y poco a poco se pudo comprobar que no había que lamentar ninguna desgracia personal, aunque las pérdidas son importantes. El problema le ha caí do, además, a un pueblo muy castigado por la crisis, con varias industrias cerradas, en los últimos años y un alto índice de paro. La inundación fue de tal grado que se hizo necesaria la voladura de un muro situado cerca de la estación piara dar salida a las aguas acumuladas en el pueblo, que iban así a parar al río Tinto, cuyo aspecto le hacía parecer ayer un nuevo Ama Zonas. A partir de que se ejecutara la voladura, a primeras horas de la tarde comenzó a aflorar el fango por debajo del agua.

Marcas altas

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El mayor problema para los núcleos habitados de las, desembocaduras del Tinto y del Odiel, entre los que se cuenta la propia capital de la provincia de Huelva, es que estas tormentas han coincidido con mareas de coerrientes muy superiores a la media. Estos coeficientes se mantendrán. por dos días más. Cuando descarga una tormenta a la misma hora de la pleamar se produce de forma inevitable la inundación. Ocurre, además, que uno de los puntos de más fuertes tormentas hasta el momento en esta borrasca ha sido el estuario conjunto del Tinto y el Odiel. Un alto responsable del Gobierno Civil lamentaba ayer que, en lo que a la provincia de Huelva se refiere, ha existido la mala suerte de que las mayores precipitaciones se han producido en esta zona y no en la sierra del Andévalo, donde están situados los pantanos que abastecen de agua a la provincia.

Los onubenses tienen motivos para sentirse hostigados por naturaleza, Tras una larga sequía, las lluvias han descargado bruscamente sobre las zonas más vulnerables a las inundaciones. Ayer existía un fuerte temor, dado que la borrasca sigue cerrada sobre toda Andalucía occidental y que, aunque hay ratos sin lluvia, el cielo es siempre amenazador y nunca se sabe cuándo puede descargar la próxima tormenta. Cada pleamar pone en tensión a los habitantes del estuario.

La psicosis de inundaciones no se vive sólo en Huelva, sino que comienza a extenderse a Sevilla. A última hora de la tarde del viernes cayó una impresionante tormenta sobre la comarca del Aljarafe, muy próxima a Sevilla. El Aljarafe es una especie de comisa de suave inclinación que recorre la margen derecha del Guadalquivir a la altura de Sevilla y en la que han ido creciendo importantes núcleos urbanos, en su origen antiguos pueblos agrícolas hoy convertidos en ciudades-dormitorio de la capital andaluza. En Camas, Umbrete, San Lúcar la Mayor, Espartinas y otros pueblos de la zona cayeron 60 litros por metro cuadrado en poco más de una hora, lo que produjo, además de cortes de teléfono y luz, importantes inundaciones que han dañado vehículos y comercios y han dejado como saldo un molesto barrizal. Tampoco ha habido ninguna víctima, pero los daños económicos pueden ser importantes.

Sigue la borrasca

La borrasca sigue estancada sobre la bahía de Cádiz. Otras zonas de Andalucía están más tranquilas porque ha llovido, no mucho, pero algo. Se puede sembrar, algo cae en los pantanos, y cabe esperar un otoño generoso en agua. Sierra Nevada se ha cargado de nieve, lo que permite a la provincia de Granada esperar un año mejor. Pero en Huelva y Sevilla son muchas las personas que miran al cielo con inquietud y las autoridades han recomendado escuchar los partes de la radio por si en cualquier momento llega una tormenta peligrosa.

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