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Abu Musa, líder de los disidentes palestinos, expone sus condiciones para poner fin a la rebelión

El coronel Abu Musa, líder de la disidencia en el seno de Al Fatah contra Yasir Arafat, presidente del comité ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), aseguró el pasado miércoles que sus hombres no abandonarán la rebelión contra la dirección oficial palestina hasta que Arafat acceda a cortar la corrupción, rechace todo compromiso para un plan de paz y consienta compartir el poder con los oficiales disidentes.

Arafat llegó anoche a Damasco para presidir, según fuentes informadas, una reunión del Comité Ejecutivo de la OLP.Abu Musa se reunió con un pequeño grupo de periodistas en una casa de dos pisos situada en Hammara, un pueblo en el centro de su minúsculo dominio en las cercanías de la frontera siria, en el valle libanés de la Bekaa. Daba la impresión de estar a gusto en su papel de líder rebelde. Del encuentro quedó claro que, junto con otros oficiales disidentes, había montado un auténtico golpe de Estado contra Arafat. Pero no había un aparato estatal del que apoderarse. Por eso, optaron por hacerse con el control de pueblos y posiciones de la OLP en el interior de la última zona en Oriente Próximo en la que las guerrillas palestinas pueden operar todavía con un cierto grado de autonomía.

Musa aseguró que sus hombres habían lanzado su último ataque el martes contra miembros de Al Fatah leales a Arafat, porque "intentaban cortar nuestras rutas de aprovisionamiento" a lo largo de la carretera de Damasco a Masnaa, en la Bekaa.

El coronel dijo que cinco de sus hombres resultaron heridos y que en el bando de Arafat se produjeron dos muertos y siete heridos. Después de la batalla, 25 hombres de Arafat se pasaron a las filas rebeldes, añadió.

El jefe de los disidentes palestinos negó que tanques sirios le hubieran prestado ayuda, si bien el escaso número de víctimas sufrido sugiere que contó con apoyo de algunas de las tropas de Damasco estacionadas en las cercanías de su cuartel general, en Hammara. Soldados leales a Arafat estacionados en Chtura aseguraron, por su parte, que los sirios impidieron que recibieran los suministros de armas, pero no pusieron obstáculos a los de alimentos.

Explicación siria

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El Gobierno sirio, a través de sus medios oficiales de comunicación, rechazó ayer las acusaciones de Arafat de apoyar "política y militarmente" a los disidentes.

Preguntado sobre las circunstancias en que estaría dispuesto a poner fin a la rebelión, Abu Musa respondió que, en primer lugar, Yasir Arafat debería convocar un congreso extraordinario de Al Fatah, el mayor de los ocho grupos que componen la OLP. Arafat, es líder tanto de Al Fatah (que fundó) como del conjunto de la OLP. Musa y todos sus partidarios son, desde hace tiempo, integrantes de Al Fatah. "No creemos en la confrontación armada", dijo Musa, "sino en el diálogo democrático. No insistimos en el cambio de liderazgo, pero debe haber un alto en la desviación del camino de la revolución".

Cumplida la primera condición, los disidentes insistirían en tres reformas básicas: un rechazo claro por parte de Arafat y Al Fatah de los planes de paz de Reagan y Fez, así como de todas las sugerencias de confederación entre Jordania y un eventual Estado palestino. Musa inició su revuelta el 15 de mayo.

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