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La zona húmeda mas importante del noroeste español, amenazada por la sequía y la contaminación

La continuidad de las lagunas de Villafáfila (Zamora), consideradas como el biotopo más importante para la invernada de aves en el noroeste español, está amenazada gravemente por la sequía, la progresiva elevación del nivel del suelo por la acumulación de hierbajos y arenas, los pesticidas arrojados en las tierras de labor cercanas y la proliferación en el interior de la ciénaga de campos de cultivo, a pesar de que el terreno es de mala calidad. La zona está declarada actualmente área de caza controlada.

Desde hace años se detecta una disminución preocupante del número de ánsares campestres, la especie más característica de la zona, que pasan el invierno en las lagunas. Otro tanto ocurre con el ánsar común, el rabudo, el cuchara, el silbón y la cerceta, aves que también se refugian en Villafáfila durante los meses más fríos; mientras que las fochas y los fumareles hace tres años que ya no aparecen en las lagunas, durante el estío, por la falta de agua.Los vecinos de los pueblos cercanos no se oponen a la declaración,de parque nacional, pero exigen alguna contrapartida, "porque durante los 10 años que ha tenido el Icona Ias lagunas no se ha visto ningún beneficio".

Las lagunas de Villafáfila ocupan una extensión de 2.854 hectáreas y se hallan situadas al este de la provincia de Zamora, muy cerca de la de Valladolid, y a 15 kilómetros de Villalpando. Su suelo es salitroso y de mala calidad, lo que no ha impedido que, tras la realización de la concentración parcelaria, haya aumentado el número de hectáreas cultivadas dentro del área considerada como de caza controlada. La construcción de caminos por medio del cenagal, los herbicidas, la falta de agua y la no limpieza de la vegetación -sobre todo carrizos, espadañas y juncia- que crece en las lagunas, están dañando considerablemeute un medio donde se han detectado más de 100 especies de aves.

La falta de agua y la acumulación de materiales en el fondo, con la consiguiente elevación del suelo y descenso de la profundidad, son los peligros mayores. La sequía que se registra desde hace tres años no ha hecho sino agravar el problema. Una de las lagunas, la existente entre Villarín de Campos y Otero de Sariegos, sufrió un golpe mortal al drenarse en 1972 el arroyo Salado, que le servía de aliviadero. El Icona consiguió parar los trabajos, pero el ahondamiento del cauce del regato deja a la laguna sin humedad en cuanto escasean las precipitaciones.

Posibles soluciones

La falta de limpieza de las lagunas es otro de los factores más dañinos, a juicio de los vecinos de los pueblos cercanos. Ántiguamente, los carrizos y espadañas que nacen en las lagunas se segaban todos los años para que, colocados entre las tejas y las vigas de las casas, sirvieran de techumbre. Cientos de caballos, mulas y burros pastaban durante la primavera el retoño de estas plantas. La desapárición de estos ganados y los nuevos métodos de construcción han hecho que ya no se aproveche para nada esa vegetación, que se acumula en el fondo, elevando progresivamente el nivel del suelo. A esto contribuye también el arrastre de arenas, de las tierras cercanas, en las que la erosión está calculada en un 25%. "Las lagunas siempre se han secado mientras antes ocurría esto en agosto, ahora sucede en abril o mayo, lo que impide que vengan muchas especies que antes veraneaban aquí y que otras emigren antes", señaló a este periódico Rafael Carretero, guarda del Icona.Mantener el nivel del agua en las salinas (denominación que dan a las lagunas los lugareños) es una necesidad apremiante si se quiere conservar, este biotopo, conocido como el Doñana castellano-leonés. La empresa no es complicada. Todas las fuentes consultadas coincidieron en señalar que bastaría con alumbrar cuatro o cinco pozos en los bordes de las lagunas. Para Jesús Rueda, subinspector regional de la cuenca del Duero del Icona, una solución podría ser construir una presa sumergida que retenga las aguas.

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Los vecinos están de acuerdo con la construcción de los pozos, siempre que los gastos no corran por cuenta de nuestros municipios; si las salinas son declaradas parque nacional, que el Icona, el Estado o quien sea pague esos gastos y que quede algún beneficio para el pueblo, bien sea en forma de dinero o de creación de puestos de trabajo; porque, de lo contrario, va a haber problemas a la hora de renovar el contrato con el Icona, que acaba en 1984".

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