Guinovart, Arroyo, Canogar, Laffont y López Hernández, premios nacionales de Artes Plásticas
Los galardonados representan diversas tendencias del arte español actual
En medios de la crítica especializada se considera que la selección de artistas premiados en esta edición de los premios nacionales de Artes Plásticas ha sido realizada con gran rigor y acierto, ya que todos y cada uno de los galardonados son personalidades muy poderosas, diferenciadas y representativas de diversas corrientes y tendencias, todas importantes, dentro del arte español actual.
Vanguardia y temática social
Abstracción y figuración, lirismo y objetivismo, expresionismo y realismo, confluyen con gran riqueza modal y formal en la obra de estos cinco artistas españoles, que fueron premiados el pasado lunes, aunque el fallo no fue hecho público hasta ayer.
Todos los premiados, salvo el catalán Josep Guinovart, son próximos en senilido generacional, lo que no es obstáculo para su diversidad creadora. Guinovart, que ha sido premiado "por su trayectoria de constante renovación dentro de las propuestas de vanguardia", es uno de los pintores más representativos del arte catalán de la posguerra y se dio a conocer a la sombra de los movimientos de renovación de la pintura catalana en los años 40 y 50. Fue fundador, junto a Modest Cuixart y Antoni Tàpies, del grupo Taull.
Hizo pintura realista, de la que evolucionó hacia un expresionismo con elementos figurativos, pasando por diversas etapas, que le han convertido en un pintor inquieto y con gran capacidad de mutación. Utiliza para sus composiciones pictóricas todo tipo de materiales, como barro, paja, madera, y alambres, que combina con los materiales tradicionales y convencionales de la pintura. Ha expuesto recientemente en Nueva York y prepara una exposición en Cáceres.
En Rafael Canogar se ha premiado "su renovadora capacidad expresiva y su vinculación a la temática social de su tiempo". Canogar es un pintor y escultor toledano de 46 años, discípulo de Daniel Vázquez Díaz, y uno de los miembros fundadores en 1957 del legendario grupo El Paso.
Se dio a conocer como dominador de la abstracción, pero, a partir de 1960, en su obra irrumpe un enérgico impulso por la figuración que se mantuvo hasta 1975, año en que hizo una exposición donde retomó, asimilando su larga etapa figurativa, el primitivo aliento abstracto, en el que actualmente se mueve su pintura.
El Ministerio de Cultura ofreció recientemente una exposición antológica de su obra en los bajos de la Biblioteca Nacional.
El madrileño Eduardo Arroyo, que realizó en Madrid una magna exposición en la pasada primavera y compuso la escenografía del montaje de La vida es sueño dirigido por Jose Luis Gómez, es uno de los grandes nombres de la pintura europea actual, hecho que ha sido refrendado por su reciente exposición en el Centro Pompidou de París, ciudad en la que vivió exiliado desde su salida de España en el año 1959.
En los años 60, dentro del movimiento creado alrededor del Salón de la Joven Pintura, inició una trayectoria de éxito fulgurante, manteniéndose dentro de los cánones de la pintura figurativa, influída por el pop, desde la que realizó una obra de gran fuerza provocadora y crítica.
La censura política franquista prohibió su proyectada exposición de 1964 en Madrid y Arroyo no volvió a exponer en España hasta el año 1977. Se fundamenta su premio "en la construcción de un lenguaje figurativo de vanguardia y en su vinculación a hechos históricos de arraigo español, con proyección internacional".
Dos corrientes realistas
Carmen Laffont -premiada "por la captación lírica de su entorno cotidiano y la influencia que ha ejercido en el medio artístico andaluz"- es una de las representantes de la corriente sevillana del realismo español actual.
Esta escuela realista que tiene su epicentro en Sevilla es habitualmente contrapuesta a la corriente madrileña, representada entre los galardonados con el Premio Nacional de Artes Plásticas por el escultor Julio López Hernández, que ofreció en 1980 una exposición antológica en el Palacio de Cristal del Retiro de Madrid y ganó el primer premio en el concurso convocado para erigir un monumento al poeta Jorge Manrique con motivo de su centenario.
La pintura de Carmen Laffont se orienta hacia un realismo de caracter lírico e intimista, y evoluciona actualmente hacia formas cada vez más abstractas y desligadas del contorno de las imágenes.
Realismo madrileño
Por contra, el realismo de la escuela madrileña a la que pertenece el escultor Julio López Hernández -premiado "por su sentido original de la escultura realista fuera de los cánones académicos y su revitalización del espíritu clasicista"se orienta hacia un realismo más objetivista y de menor inclinación hacia el lirismo.
Estas dos vertientes del realismo español tienen de comun su entronque en la corriente mundial de recuperación del realismo, iniciada tras la segunda guerra mundial, pero son no obstante muy diferentes de las manifestaciones del realismo más conocidas, como el hiperrealismo y el realismo fotográfico.
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