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Violento resurgir del integrismo islámico en Nigeria

A los veintidós años de independencia, celebrados el pasado día 1 de octubre, Nigeria, el coloso africano de 85 millones de habitantes y casi un millón de kilómetros cuadrados de extensión, se ha Visto sacudida por el violento resurgir del integrismo islámico. Los recientes choques confesionales que tuvieron lugar en tres ciudades del Norte (Maiduguri, Kano y Kaduna), con un saldo de quinientos muertos, confirman lo difícil que resulta garantizar la estabilidad interior de este joven país, donde coexisten como pueden, con una gran variedad de ritos animistas africanos, tres grandes religiones importadas: islam, catolicismo y protestantismo; 250 lenguas vernáculas, y tres grandes familias étnicas africanas: los haussas, al Norte; ibos, al Este, y orubas, al Oeste.

Con tres, golpes de Estado a sus espaldas, tres regímenes militares en el poder, que totalizaron trece años de Gobierno, una guerra civil en Biafra, que duró hasta 1970, y unos incidentes religiosos en Kano en diciembre de 1980, en los que 4.000 personas perdieron la vida, a Nigeria, en donde los musulmanes constituyen el 47% de la población, sólo le quedaba por conocer el empuje fanático de la marea moderna del integrismo musulmán. Con los incidentes de Maiduguri, Kano y Kaduna, esta laguna ha sido superada.No tiene nada de particular que ese integrismo musulmán, tan contagioso como fanático, exportado unas veces espontáneamente, otras ayudado desde Irán y Libia, haya llegado a un país como Nigeria. Al igual que en los otros países del norte de Africa, en los que el integrismo preocupa a los Gobiernos y clases dirigentes, el de Nigeria conlleva fenómenos religiosos, políticos y sociales a la vez.

En las universidades del país, además, se ha traducido en un creciente interés por los aspectos revolucionarios, en gran medida incomprensibles para Occidente, de las revoluciones iraní y libia, y desde las universidades se moviliza a unas juventudes que amalgaman los problemas económicos y sociales con el retomo a una supuesta regeneración moral frente a Occidente, implícita en la nueva predicación religiosa.

En el norte de Nigeria el integrismo musulmán se mezcla con elementos del animismo africano y se traduce en la mutilación de órganos del enemigo, el tráfico de órganos humanos y, como en los últimos incidentes, en el convencimiento de una superprotección divina, que llevó a los integristas a enfrentarse con arcos y flechas con las balas de la policía y el Ejército.

La Protesta religiosa, o a través de la religión, refleja en el fondo la ausencia de medios de expresión de un descontento popular que no dispone de otros medios para exponer sus dolencias. En Nigeria, más que en ningún otro país, la modernización y la industrialización, introducidas casi a la fuerza desde el advenimiento del maná petrolero, ha trastrocado todo el orden social tradicional, hecho de fidelidades tribales y de principios muy simples de organización de la vida común.

Las diferencias tribales y étnicas mantuvieron en Nigeria un estado permanente de tensión, que le ganó una merecida fama del país más caótico de Africa. Sólo cinco años después de la guerra civil de Biafra, y a la luz de las permanentes disputas por motivos étnicos, el Gobierno decidió modificar la constitución, calcada de la británica, para mejor adaptarla a la diversidad étnica, económica y lingüística del país.

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La Constitución norteamericana sirvió esta vez de modelo, por considerar el Gobierno nigeriano que las semejanzas entre Estados Unidos y Nigeria eran muy grandes. Se creó una Asamblea Nacional con dos Cámaras y se decidió que cada Estado, independientemente de su población o superficie, nombrase cinco representantes en el Senado para superar los temores de los pequeños Estados del Sur de verse dominados por los del Norte.

Como contrapartida, la nominación de representantes para el Parlamento se hizo proporcional al número de habitantes, con lo cual se suponía que los grandes Estados verían, a su vez, garantizados sus intereses. El jefe del Estado, que es a la vez jefe del Ejecutivo federal y comandante de las fuerzas armadas, debe ser elegido, para evitar favoritismos hacia unas regiones en detrimento de otras, por el 25% de los sufragios, como mínima, en los dos tercios de los Estados que componen la Federación de Nigeria.

Los doce Estados originales, que correspondían en cierta medida a los grupos étnicos, fueron aumentados a diecinueve, para romper así un esquema demasiado marcado por las diferencias étnicas. Después de este paso, en 1978 fueron autorizados de nuevo los partidos políticos.

De las cuarenta formaciones que vieron la luz han perdurado aquellas que, como el Partido del Pueblo Nigeriano, el Nacional de Nigeria, el Gran Partido del Pueblo Nigeriano, el de la Redención del Pueblo y el de la Unidad de Nigeria, lograron una dimensión nacional.

Los enfrentamientos de Kano

Cuando el presidente Shehu Shagari llegó al poder, tras las elecciones de 1979, tuvo que enfrentarse casi inmediatamente, en diciembre de 1980, con un importante conflicto religioso en la ciudad de Kano, creado por los adeptos de la secta islámica de los maitatsin, que se enfrentaron en aquella gran ciudad del Norte con partidarios de otras sectas.El presidente Shehu Shagari en vio al Ejército contra los grupos beligerantes, y los disturbios terminaron, no sin antes dejar un saldo de 4.000 muertos. Desde entonces el mandato presidencial de Shagari, que, de acuerdo con la Constitución, es de cuatro años, no ha conocido grandes problemas, y el país pudo dedicarse al desarrollo económico, un terreno en el que ha logrado ciertos éxitos.

El rápido enriquecimiento del país, gracias al petróleo, que, con una producción de 71 millones de toneladas en 1981, permitía a Nigeria ostentar un Producto Nacional Bruto (PNB) de 1.010 dólares por habitante, aunque fue la base de la industrialización, chocó inmediatamente con el integrismo islámico, que critica a la dirigencia de Nigeria su occidentalización, la disminución de la religiosidad y el relajamiento de las costumbres que es, no obstante, muy típicamente africano.

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