Familiares de 'desaparecidos' acuden al cementerio clandestino de Buenos Aires
Medio centenar de familiares de personas desaparecidas concurrieron ayer a un cementerio de la localidad de Gran Bourg, en las afueras de Buenos Aires, donde, según una denuncia realizada el viernes, se hallan sepultados unos cuatrocientos cadáveres no identificados.
Los presentes protagonizaron escenas dramáticas, mientras intentaban obtener indicios para individualizar las tumbas.En el sector recorrido por familiares de desaparecidos, de veinticinco metros de largo por diez metros de ancho, hay 88 fosas bajo la identificación N. N.
El administrador del cementerio, José Benítez, no pudo esclarecer las preguntas que se le formularon y señaló que "hace poco tiempo que cumplo tareas en este lugar".
El funcionario expresó que hace apenas un año que ejerce esas funciones y aseguró no recordar el nombre de su antecesor y tampoco los detalles referidos a la inauguración y habilitación del cementerio. Al respecto, el diario Clarín de esta capital afirma que la necrópolis comenzó a funcionar el 28 de mayo de 1976.
Agrega el matutino que: tres días antes de la inauguración había sido secuestrado un joven dirigente sindical, de veintiocho años, cuyo cadáver se encontró en ese cementerio en una fosa común, junto a los restos de otras tres personas, todos en el sector gratuito, con la identificación N. N.
La Asamblea por los Derechos Humanos (APDH) denunció públicamente el viernes la existencia de ésa y otras 87 fosas comunes, y anunció que ha iniciado las correspondientes actuaciones ante la justicia para que se identifiquen los cadáveres.
La entidad defensora de los derechos humanos expresó su presunción de que se trata de personas desaparecidas a partir de mayo de 1976.
Los familiares de desaparecidos informaron de que hoy concurrirán al Ayuntamiento de General Sarmiento, en cuya jurisdicción se encuentra la necrópolis, para obtener los registros donde constan los detalles relativos a cada tumba.
Una de las reclamaciones formuladas por seis familiares de desaparecidos es la incautación de dichos registros, donde, además de la fecha de inhumación y certificado de defunción, debe figurar quién ordenó la sepultura.
Sin embargo, en algunos medios se considera difícil la identificación de las tumbas, si éstas corresponden a víctimas de la guerra sucia desarrollada por las fuerzas armadas argentinas tras el golpe de Estado de 1974. Las cifras que se barajan de desaparecidos oscilan entre 10.000 y 30.000. Estas personas, en su mayoría activistas o disidentes políticos, y algunos, meros sospechosos, fueron secuestrados por grupos parapoliciales o directamente por miembros de las fuerzas de seguridad, sin que su detención fuera reconocida por los organismos oficiales. La opinión más generalizada es que fueron asesinados, aunque algunos mantienen que existen centros secretos de encarcelamiento.
La Junta Militar argentina ha hecho saber, pese a la creciente presión popular, que no está dispuesta a abrir una investigación sobre la conducta de las fuerzas armadas y de seguridad del Estado en los años más duros de la represión.
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