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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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El embalse de El Pardo

El embalse de El Pardo, denominado Mingorrubio, que en otro tiempo fuera habitualmente utilizado por los aficionados madrileños a la pesca deportiva, se encuentra hoy en un estado de abandono debido a la veda mantenida durante los últimos cinco años, que puede traer consigo su propia destrucción. El autor propugna su reapertura, si bien de una manera controlada.

El embalse de El Pardo (Mingorrubio) se encuentra poco menos que abandonado de toda regulación. Lo que podía ser un magnífico lugar de esparcimiento para los pescadores de los contornos se en cuentra bajo una situación de veda próxima al lustro, que amenaza con destruir el propio equilibrio de sus diferentes especies piscícolas.Tras largos años de inmovilidad y desidia administrativa, el embalse de El Pardo, también conocido como Mingorrubio, no tiene aún claro su futuro. Sin embargo, y paralelamente, cada vez son más nu merosas las voces que se alzan propugnando una racional utilización de dicho medio acuícola.

En tiempos pasados fueron es casas las ocasiones que los depor tistas pudieron gozar de las magnificiencias que Mingorrubio ofrecía. Tan sólo, y como concepto de utilización pública, las aguas canalizadas más abajo pudieron usarse por los madrileños. En el aspecto deportivo, algún campeonato de pesca tutelado por el poder se ofreció más como premio de recogida de migajas que como un ina lienable derecho del ciudadano.

Con motivo de la creación de una base de grupos de trabajo sobre el entorno global del Monte de El Pardo, el Instituto para la Conservación de la Naturaleza (Icona) decretó la veda temporal del embalse de El Pardo durante cinco años, negando así cualquier intento de uso o cesión a la Federación Provincial de Pesca madrileña. La anómala situación se extiende hasta nuestros días, sin que se hayan tomado medidas o establecido negociaciones con las representaciones que legalmente tienen algo que decir sobre esta parcela que se engloba en la problemática del Monte de El Pardo.

No hay razones ecológicas para una veda tan prolongada

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No han sido tampoco razones ecológicas las que han movido a la veda temporal de Mingorrubio, ya que, según reconocen los propios guardas, dependientes del Patrimonio Nacional, no de Icona, el equilibrio de las especies que viven en el embalse hace tiempo que está alterado, degradado y seriamente dañado, ya que la escasez de enemigos que acechan las especies piscícolas se enfrenta ante su propia depredación por mera subsistencia, a la par que el nivel de agua escasea como consecuencia de las desfavorables condiciones climatológicas.

Sirva al menos este escrito para recordar que en julio del próximo año concluye el período de veda, que según las sospechas de círculos próximos al pescador deportivo ha servido para que el Instituto diera un hábil esquinazo al problema, que empezaba a serle incómodo. Por otra parte, y ante la parsimonia con que los pescadores defienden habitualmente sus intereses, no sería extraño encontrarnos nuevamente con otra veda, esta ya por un período más largo, que trastrocaría definitivamente una de las más viejas aspiraciones del pescador madrileño.

Ahora bien, no seremos tan ingenuos de propugnar una indiscriminada apertura del embalse de El Pardo, ya que por desgracia la barbarie y la acusada falta de educación de muchos que se hacen llamar pescadores no tardaría en aparecer, dando al traste con tan preciado recinto piscícola. Pero aún existe un orden de prioridades y el actual Ayuntamiento madrilefío, que se ha significado por su especial sensibilidad hacia el esparcimiento de sus administrados, podría presionar activamente para gestionar el uso de Mingorrubio hacia las clases tradicionalmente más desatendidas: jubilados, minusválidos y niños, que encontrarían a pocos kilómetros de Madrid el lugar idóneo para la práctica de su afición; los 75.400 practicantes más que restamos quedaríamos satisfechos con el uso de El Pardo para acontecimientos señalados (campeonatos, certámenes y concursos) que las diferentes federaciones de pesca organizaran. No conviene olvidar que estas entidades, carentes de un presupuesto anual digno, tendrían un magnífico reclamo para sanear adecuadamente sus exiguas arcas, tal y como la escasa "tradición" ha venido demostrando.

El embalse de El Pardo es algo más que un escenario natural enclavado en un lugar privilegiado. Representa las desidias y frustraciones a las que el pescador español ha sido largamente sometido, pero nunca consultado. Mingorrubio es sólo una pequeña parcela del Monte de El Pardo, pero cuenta con problemática propia.

Alberto Ruiz Herreras es periodista especializado en temas de caza y pesca y vigilante honorario de pesca del Icona.

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