Los comunistas mexicanos se funden con el resto de la izquierda marxista
El Partido Comunista mexicano desapareció formalmente el pasado fin de semana, después de 62 años de actividad política casi siempre clandestina, para dejar paso al Partido Socialista Unificado de México (PSUM), que agrupa a otras cuatro formaciones de izquierda. La primera decisión del nuevo partido fue elegir como candidato para las elecciones presidenciales del próximo año a Arnoldo Martínez Verdugo, de 56 años, ex secretario general de los comunistas mexicanos.
Los 957 delegados al congreso extraordinario de fusión dicen representar a unos 24.000 militantes, cifra que la dirección espera triplicar durante los ocho próximos meses de campaña electoral.Lo que pretendía ser un proceso de unificación de toda la izquierda mexicana se ha limitado en la recta final a una convergencia de partidos marxistas que nacieron en los últimos cuarenta años como consecuencia de luchas internas y escisiones del partido comunista.
La elección de símbolos (bandera roja con la hoz y el martillo, la Internacional) y la ideología abiertamente marxista del nuevo partido, han llevado a muchos a sostener la teoría de que el PSUM no es sino el partido comunista con otro nombre.
Esta convicción fue lo que separó del proceso de fusión al Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT). Su líder, Heberto Castillo, un ingeniero con carisma entre los sectores Populares, se desligó de las negociaciones hace unas semanas porque los representantes de los demás partidos rechazaron su propuesta de crear un colectivo de masas, sin dogmatismos marxistas, en el que no hubiera símbolos de inequívoca significación comunista.
Si el PMT se hubiera mantenido dentro de la convergencia de izquierda, Heberto Castillo hubiera sido probablemente el candidato presidencia¡, propuesto incluso por algunas agrupaciones comunistas. Todos los observadores daban a Castillo grandes posibilidades de convertir a la izquierda mexicana en el segundo partido más votado del país, un objetivo que parece bastante más difícil para Arnoldo Martínez Verdugo, un antiguo obrero que desde hace 18 años forma parte del aparato comunista y que carece de arrastre popular.
Sobre un electorado de 35 millones de votantes, que se comporta habitualmente con un abstencionismo del 60%, el PRI (Partido Revolucionario Institucional), en el poder, controla unos catorce millones de votos, frente a los 700.000 conseguidos en las últimas elecciones legislativas por una coalición de izquierda que agrupaba a casi todos los integrantes del actual PSUM.
Desbancar a la derecha
El nuevo partido constituido el pasado fin de semana se conforma con un objetivo bastante modesto: desbancar del segundo puesto electoral al derechista Partido de Acción Popular, que ronda el millón de votos, y que a la próxima contienda electoral se presenta con la candidatura del ingeniero Pablo Emilio Madero, nieto del primer presidente constitucional tras la dictadura de Porfirio Díaz.Frente a los ingentes medios que moviliza el PRI (se citan gastos de campaña superiores a los 4.000 millones de pesos, unos 16.000 millones de pesetas), y al apoyo que algunos círculos empresariales otorgan al PAN, Arnoldo Martínez Verdugo promete una intensa actividad popular para combatir a estas dos formaciones políticas.
"Por la democracia y el socialismo" será el lema de su campaña electoral, aunque los primeros pronunciamientos del candidato hacen pensar que la oferta electoral se apoyará más en la necesidad de avanzar por los caminos de la democracia que por los del socialismo.
El viejo sueño de la unidad de la izquierda tendrá que esperar a próximas convocatorias, debido en parte a maniobras del PRI, que está financiando la campaña del Partido Socialista de los Trabajadores, a fin de que arañe votos a un PSUM que puede convertirse, en el futuro, en un adversario molesto.
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