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El Ministerio de Agricultura y Alimentación

El trágico fraude del aceite tóxico ha venido a demostrar al país la imperiosa necesidad de que se lleve a la práctica una vieja aspiración de los agricultores, que consiste en la creación de un Ministerio de Agricultura y Alimentación.Este ministerio debería ser el encargado del sector agroalimentario, en sus diferentes vertientes de producción, transformación, comercialización y consumo.

Ministerios de este tipo existen en muchos países occidentales, y su necesidad es manifiesta si se quieren coordinar de alguna forma todas las partes que componen la agroalimentación.

Paradojas en la industria alimentaria

El que los primeros en pedir este superministerio hayan sido desde hace muchos años los agricultores, se debe a que son ellos los que han venido padeciendo el total descontrol producido por las importaciones a destiempo de productos agrarios, que arruinaban al agricultor sin beneficiar prácticamente al consumidor. Estas importaciones, organizadas y autorizadas por un ministerio, el de Comercio, distinto al de Agricultura, han traído de cabeza desde siempre a nuestros agricultores.

Pero también se dan paradojas en la industria alimentaria, en la cual una serie de industrias pertenecen al Ministerio de Agricultura, mientras que otras (tan importantes, por ejemplo, como las conservas) dependen del Ministerio de Industria.

Otro asunto que preocupa a los agricultores, porque reduce el consumo de sus productos, es que se vendan como aceite de oliva o de girasol unas mezclas adulteradas. Que se consuman como zumos y refrescos de fruta unos líquidos extrafíos obtenidos con polvos químicos, que lo mejor que te puede pasar es que no te pase nada, y así un largo etcétera de fraudes, unas veces legales y otras ilegales, en los que en buena parte también tienen la culpa los consumidores, que sólo van buscando el producto más barato en la tienda, sin darse cuenta que la calidad en la alimentación tiene un precio y que éste hay que pagarlo.

Es curiosa la mentalidad de la mayoría de las amas de casa, que a veces compran más caro por hacerlo en la tienda más cercana, en vez de desplazarse a un mercad adecuado con cierta periodicidad, y además, cuando van a compra productos alimenticios siempre les parecen caros, aunque a lo mejor dentro del consumo familiar se gasten en artículos superfluos o de lujo, sin mirar con tanto cuidado el coste.

En el penúltimo congreso de UCD, partido en el Gobierno, se aprobó la creación de un Ministerio de Agricultura y Alimentación. Sin embargo, esta iniciativa quedó bloqueada por una pura lucha burocrática entre diferentes cuerpos de la Administración y el propio instinto de supervivencia e inercia administrativa de las organizaciones del Ministerio de Comercio e Industria que debían ser transferidas al nuevo ministerio.

Si este ministerio hubiese existido, seguramente el fraude del aceite tóxico no hubiera existido, porque es difícil engañar a un organismo unificado y coordinado, pero en cambio lo es muy fácil cuando, según parece por lo que nos venimos enterando por la Prensa:

1. El permiso de importación lo daba el Ministerio de Comercio.

2. El control del destino a que iba este aceite dependía del Ministerio de Comercio.

3. El Ministerio de Agricultura debería hacer la inspección en origen del posible fraude económico del producto.

4. El Ministerio de Industria debía inspeccionar y controlar la industria envasadora.

5. El Ministerio de Hacienda, a través de aduanas, debía autorizare inspeccionar el desnaturalizante (anilina tóxica).

6. El control e inspecijión de la venta ambulante dependía del Ministerio de Comercio, mientras que la persecución y sanción de esta venta está a cargo de los ayuntamientos.

7. Por último, el Ministerio de Sanidad es el que debía inspeccionar los productos alimenticios tóxicos o perjudiciales para la salud.

Reducir los costes

Si a esta multitud de organismos encargados de un mismo asunto unimos la pobreza de los medios humanos y materiales para hacer estas inspecciones y controles, resulta que al final nadie controla nada.

Al existir un solo ministerio, se podrían reducir los costes que la actual atomización produce y dar un servicio coordinado y eficaz.

Los agricultores hemos pedido siempre un Ministerio de Agricultura y Alimentación, habiéndosenos acusado de querer dominar el sector agroalimentario, lo cual es rigurosamente incierto, ya que este ministerio lo controlará el Estado y servirá para ayudar a la agricultura, industriales, comerciantes y consumidores a unir sus esfuerzos para dar un mejor servicio a la sociedad.

La desgracia es que para que se empiecen a dar cuenta los políticos de que los agricultores teníamos razón cuando decíamos que el sector agroalimentario era un total desastre administrativo, hemos tenido que esperar a que se produzca un fraude criminal con más de 140 muertos, mientras que fraudes económicos al agricultor y al consumidor se vienen padeciendo desde siempre, sin que nadie les haya prestado especial atención.

es ex presidente del Centro Nacional de Jóvenes Agricultores, preside actualmente la Cámara Agraria de Murcia.

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