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Restar votos a Alianza Popular, principal objetivo de los centristas gallegos

La campaña electoral de Unión de Centro Democrático (UCD) en Galicia está encaminada a luchar contra la abstención y, sobre todo, contra Alianza Popular, pese a que es probable que AP y UCD tengan que gobernar juntos. Aunque Leopoldo Calvo Sotelo manifestara en una reunión la necesidad de «dar más codazos al PSOE que a AP», la principal preocupación de los centristas es recuperar al electorado que, en su opinión, les está arrebatando Manuel Fraga.

Las elecciones al Parlamento gallego constituyen una prueba decisiva para comprobar el apoyo popular con que cuenta en la actualidad Unión de Centro Democrático, la minoría mayortaria en el Congreso de los Diputados y la fuerza política que ha ganado abrumadoramente todos los comicios celebrados en Galicia desde el restablecimiento de la democracia. El 20 de octubre también estará en juego el posible ensayo de la mayoría matural, que agruaparía a centristas y hombres de Alianza Popular.Dirigentes de UCD manifiestan en conversaciones privadas que su partido no podrá conseguir los 36 escaños necesarios para lograr la mayoría absoluta en el Parlamento gallego, que estará integrado por 71 miembros. Aunque ninguno duda de que UCD alcanzará la victoria, tanto los numerosos sondeos que se están manejando estos días como los resultados de las elecciones celebradas en 1979 indican un notable descenso en la aceptación del partido gubernamental.

UCD obtuvo en las cuatro provincias gallegas un total de 606.811 votos en las elecciones generales de 1977, un 53,22% de los sufragios emitidos. La cifra descendió a 389.879 (36%) en las municipales de 1979. Las encuestas de opinión pronostican que en estas elecciones autonómicas el partido centrista no superará el 30%.

Estos datos han influido, sin duda, en la decisión de UCD de emplearse a fondo en las elecciones autonómicas. La presencia del presidente del Gobierno en la campaña y la anunciada visita de su antecesor en el cargo, Adolfo Suárez, parecen interpretarse como un compromiso directo y al más alto nivel por el que los centristas intentan recomponer su deteriorada imagen y mantener a Galicia como uno de sus principales filones electorales.

Para conservar su hegemonía los centristas gallegos consideran que sus principales enemigos son la abstención y, Alianza Popular. Esta apreciación no es compartida integramente, al parecer, por el presidente del Gobierno, a tenor de los comentarios que realizó en una reunión que mantuvo a finales de septiembre con una veintena de miembros de la UCD gallega, que se desplazaron a la Moncloa para recabar su colaboraclón en Ia campaña electoral. «Estoy seguro», dijo entonces Calvo Sotelo, «de que tenéis claro que entre los rivales que nos flanquean los codazos para abrirse más espacio tienen que ser más para el PSOE que para AP».

Estas palabras fueron replicadas por uno de sus interlocutores. que le apostilló: "Entonces tendré que contenerme mucho". A lo que Calvo Sotelo respondió diciendo que Alianza Popular no es enemigo importante a nivel nacional y el cambio el IISOE es un rival fuerte por ello había que luchar para evitar un avance de los socialistas. El mismo parlamentario centrista resalto a continuación: «No olvides. Leopoldo, que es más difícil pactar con un Fraga fuerte que con un Frauga débiñ».

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Aunque los centristas critican los planteamientos del PSOE, su preocupación más fuerte es la intensa campaña que está desarrollando desde hace varios meses Manuel Fraga por las cuatro provincias gallegas, con un gran despliegue publicitario, que por el momento supera ampliamente al que ha realizado UCD.

Mantener electorado

Por eso los hombres del partido gubernamental han comenzado a emplear una estrategia encaminada a mantener el electorado que, en su opinión, trata de arrebatarle Fraga. En reuniones de pequeños empresarios y profesionales, portavoces centristas están comentando que la actitud de AP es oportunista, apreciación que argumentan sacando a relucir postulados defendidos por Fraga en las Cortes y en programas electorales anteriores.La actuación de los centristas gallegos en esta campaña está, una vez más dividida por provincias. Los carteles con la imagen del candidato de UCD a la presidencia de la Junta, José Quirosia, solamente han sido colocados en Orense. la circunscripción por la que concurre.

De esta forma se mantiene la tregua que establecieron los centristas gallegos el pasado 6 de septiembre en Madrid, para evitar un mayor desgaste en estos comicios. Los enfrentamientos públicos han quedado aplazados hasta después del día 20. ante el convencimiento de que la imagen de fraccionamiento Y cantonalismo que ha ofrecido la UCD gallega ha contribuido a despretigiarla ante el electorado.

Estos enfrentamientos tuvieron su punto culminante el pasado 3 de agosto, fecha en que quedó patente Ia profunda división interna que existe en la UCD gallega. Aquel día José Quiroga fue elegido candidato centrista para la presidencia de la Junta que surguirá de las elecciones autonómicas. Su candidatura fue apoyada por los centristas coruñeses. que controla José Luis Meilán, y los orensanos. con Eulogio Gómez Franqueira al frente. Mientras. Pío Cabanillas que precisamente es presidente de la UCD orensana: Antonio Rosón, con los centristas lucenses a su lado, y el ministro de Sanidad, Jesús Sancho Rof. que comanda la UCD de Pontevedra, avalaban a otro hombre para la presidencia: José María Suárez Núñez, rector de la Universidad de Santiago. El resultado de aquella votación, que ganó Quiroga por un margen de dos votos, puso en evidencia la división existente en el centrismo gallego y los cambios coyunturales de alianzas que se producen en su seno.

En aquella fecha resultó sorprendente que Gómez Franqueira se enfrentara a su tradicional aliado Pío Cabanillas en compañía de José Luis Mellán, enemigo irreconciliable del actual ministro de Justicia. Al mismo tiempo, Antonio Rosón, que en ocasiones ha apoyado las tesis de Meilán, votó al lado de Cabanillas, una de las personas que contribuyó a que el hermano del ministro del Interior dejase la presidencia de la Junta preautonómica, precisamente a José Quiroga, en junio de 1979.

Divergencias

Las divergencias entre los centristas de las cuatro provincias han impedido también la celebración del congreso regional que estaba previsto para el pasado mes de junio y que ha sufrido varios aplazamientos. pese a estar elegidos los compromisarios desde hace meses, por temor a los conflictos que podría desencadenar.Las guerras internas surgirán inevitablemente después de las elecciones va que antes del 31 de diciembre hbrán de ser renovados todos los comités provinciales, según fue acordado en el congreso centrista de Palma. Las batallas a nivel provincial también son importantes. La tensión es particular mente notable en la provincia de Lugo, donde el ex ministro Otero Novas lleva años luchando por desbancar a Rosón. La conflictividad también existe en la provincia de La Coruña, donde la figura de José Luis Meilán está siendo contestada por su adscripción a la plataforma moderada y sus excelentes relaciones con AP. Mientras, en Pontevedra, destacados centristas aspiran a controlar próximamente el aparato del partido, por estimar que Jesús Sancho Rof está en situación precaria dentro del Gobierno. El único que no tiene. por el momento, rivales para controlar el centrismo en Orense es Gómez Feanqueira.

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