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Seúl y Calgary, sedes de los Juegos de 1988

Seúl, capital de Corea del Sur, y Calgary, una de las dos ciudades más importantes de la provincia canadiense de Alberta, fronteriza con Estados Unidos, en el centro de una próspera región petrolera y agrícola, fueron elegidas ayer, respectivamente, sedes de los Juegos de Verano y de Invierno para 1988. El COI optó por la novedad más absoluta, y en ambos casos se consumó la derrota de la opinión del bloque socialista, minoritario, pero que no pudo arrastrar apenas a los representantes de los países latinoamericanos, asiáticos o africanos. Por otro lado, y por primera vez, el COI reconoció tener ya dinero propio tras los beneficios de los Juegos de Moscú, calculado en unos diez millones de dólares (casi cien millones de pesetas).

En la elección de Seúl, por 52 votos a favor contra 27 solamente de Nagoya, influyó el que Japón ha tenido ya, después de la segunda guerra mundial, dos oportunidades de organizar los Juegos Olímpicos: Tokio-64, los de verano y Sapporo-72, los de invierno. De todas formas, poco antes de las votaciones se especulaba con una intención soviética de preferir el triunfo de la capital coreana. Pese al contencioso casi insoluble con sus vecinos de Pyongyang (la delegación coreana dijo que era un éxito de «toda Corea», pero que no le habían contestado para hacer un esfuerzo común), se había producido una visita de la delegación de Seúl a Moscú y el plan soterrado de perjudicar a China, cuyas relaciones con Corea del Sur son bastante peores que con Japón.Seúl tiene actualmente más de ocho millones de habitantes, de los 37 millones totales del país. A nivel de instalaciones, también agradó más que Nagoya, pues reunirá prácticamente a todos los deportes (21 del programa, aunque no pertenece a la Federación Internacional de Piragüismo, tema que deberá solucionar) en dos grandes complejos, uno de medio millón de metros cuadrados de superficie y otro de unos 2.600.000 metros, en donde se construirá igualmente la Villa Olímpica.

Según dijo la delegación, se levantará el toque de queda vigente en el país para los juegos, y esperan (algo difícil si no cambia su régimen político dictatorial) que no haya campañas en pro de los derechos humanos como sucedió en Argentina y Moscú.

Nagoya, cuarta ciudad del Japón tras Tokio, Kyoto y Osaka, deberá esperar. El grupo ecologista, que abogaba contra su nominación, salió tan triunfado ayer como Seúl. Delante del Kurhahs (Casino) de Baden-Baden había montado su último tenderete idealista con fotos de palomas moribundas y prados calcinados, que tal vez tengan el mismo fin sin una razón tan noble, en todo caso. como la construcción de una sede para unos Juegos Olímpicos. Sólo han salido indirectamente beneficiados de las maniobras políticas, o quizá, simplemente, de la opción del COI por la novedad.

Sin estar solucionado el tema de la Injerencia política en el deporte, el olimpismo se ha arriesgado a elegir una sede que podría ser conflictiva para los Juegos de Verano, y a Calgary para los de Invierno, cuando Canadá fue el único de los tres países con ciudades candidatas que boicoteó los pasados Juegos de Moscú (Corea del Sur y Japón lo hicieron ambos). Sin embargo, ya en la primera votación quedó eliminada Cortina d'Ampezzo, con sólo dieciocho votos, por 35 de Calgary y veinticinco de Falun. Pesaba su anterior nominación en 1956. Falun se retrasaba ya, porque pese a los méritos suecos, el problema de distancia (cuatrocientos kilómetros) hasta Are, donde se deberían disputar las pruebas alpinas, era una seria desventaja. En la segunda y última votación, donde ya bastaba la mayoría simple, Calgary obtuvo 48 sufragios por 31 de Falun.

Calgary era, de todas formas, la cuarta vez que presentaba su candidatura. Anteriormente lo había hecho en 1964, 1968 y 1972. En Canadá había sido escogida ante Vancouver, el 29 de octubre de 1979. La ciudad tiene 600.000 habitantes y junto a Edmonton, sede ya de unos Juegos de la Commonwealth, es una de las dos más importantes de la provincia de Alberta, situada en el centro-sur del país, al pie de las Montañas Rocosas. Con gran riqueza petrolera y agrícola (cereales), su capacidad económica no le planteará problema alguno para llevar adelante unos juegos olímpicos. Sus instalaciones son magníficas, pues no en vano se encuentra en la encrucijada de las principales rutas férreas Y de carretera que cruzan de Norte a Sur Canadá y Estados Unidos.

Miembros del COI

Los 84 miembros del COI, de los que votaron sólo 79 ayer, se reparten por países así: 34 europeos (tres, de Finlandia: dos, de la URSS, Francia, RFA. Suecia, Reino Unido, Suiza, España -Samaranch y el barón de Güell-, Irlanda e Italia, y uno, de Yugoslavia, Portugal, Hungía, Dinamarca, Checoslovaquia. Bulgaria, Luxemburgo, Bélgica, Grecia, Polonia, Austria, Rumanía y Noruega), veinte de América (dos, de Brasil, México, Estados Unidos y Canadá, y uno, de Ecuador, Jamaica, Perú, Colombia, Cuba, Panamá, Uruguay, Argentina, Puerto Rico y Chile), catorce de Asia (dos, de Japón y la India, y uno, de Pakistán, Tailandia, Turquía, Líbano, Malasia, Taiwan, Corea del Sur, Corea del Norte, Mongolia e Indonesia), catorce de Africa (Argelia, Nigería, Kenia, Libia, Marruecos, Camerún, Costa de Marfil, Egipto, Sudán, Mali, Senegal, Túnez, Etiopía y Suráfrica; un anciano representante, de 95 años, desde 1946, preapartheid) y finalmente dos, de Oceanía (uno, de Australia, y otro, de Nueva Zelanda).

Samaranch, que leyó los resultados de las votaciones, aún tendrá dos días de reuniones en la 84ª sesión del COI. La impresión general es que tanto en ellas como en el congreso, ha jugado a ganador, «el trabajo es duro, pero no me canso», ha dicho. «Disfruto con lo que he ambicionado desde siempre». Ahora seguirá su serie de visitas. Desde Moscú ha estado en 34 países.

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