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El Mando Unico Antiterrorista, descoordinado y sin presupuesto

Un importante problema de descoordinación se aprecia en estos momentos en el seno del Mando Unico para la Lucha Antiterrorista que, a pesar de haberse creado a finales de marzo del presente año, en la actualidad carece de presupuesto, no tiene un cometido concreto en el plano operativo y contempla una falta de colaboración entre algunos de los cuerpos policiales que lo integran, principalmente Guardia Civil y Cuer por Superior de Policía, según supo EL PAÍS de fuentes de la Administración central, que ven con preocupación la situación. Este periódico intentó, sin éxito, ponerse ayer en contacto con el director del Mando, comisario Ballesteros.

Las dificultades con que se enfrenta hoy este departamento, que, en opinión de algunos observadores, a medida que pasan los días parece que cobra fuerza la tesis de que fue concebido como una solución de fachada ante la escalada terrorista de marzo, dejan en evidencia unas declaraciones realizadas por el presidente del gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, al diario Abc el pasado domingo. Calvo Sotelo decía que «el Mando Unico Antiterrorista ha mostrado su eficacia y ahí está el número significativo de detenciones que han tenido lugar en las últimas semanas».Sin embargo, siempre según las fuentes consultadas por este periódico, lo que desde marzo ha estado ocupando el lugar de lo que el Gobierno decidió que fuera el Mando, ha sido la Comisaría General de Información, departamento que, antes de la creación del Mando, ya se venía dedicando exclusivamente a la lucha antiterrorista, a pesar de que existían entonces y existen también ahora problemas de coordinación, sobre todo en lo que respecta a la Brigada Central de Información, dependiente de la Comisaría General, y las Brigadas Regionales de Información, integradas bajo el mando de los diferentes jefes superiores de Policía.

El nombramiento del polémico comisario Ballesteros al frente del Mando obtuvo una doble interpretación en su día: de una parte, como un intento de elevarle de categoría para un mejor control de la lucha antiterrorista y, de otra, como un supuesto propósito del ministro Rosón de apartarle del control directo de la Comisaría General de Información, uno de los órganos más poderosos de la estructura de la seguridad del Estado. Ballesteros, no obstante, sigue ejerciendo como comisario general de Información, puesto para el que no se le ha buscado sustituto, y, como director del Mando Unico para la Lucha Antiterrorista, con competencias en teoría para asumir el mando de unidades y representaciones de los tres cuerpos de la seguridad del Estado y del Centro Superior de Información de la Defensa (Cesid), único órgano militar representado en este departamento.

La constitución del Mando y su estructura están concebidos desde el Ministerio del Interior como materia de índole secreta aunque parece que está formado, en teoría, además de los cargos públicos ya aparecidos en la Prensa (director, subdirector y secretario), por cuatro departa mentos, que serían quienes controlarían las áreas de información, operatividad antiterrorista, seguimiento y estudios. Los puestos ya conocidos son el de Manuel Ballesteros, como director; el del teniente coronel de la Guardia Civil Andrés Casinello, como subdirector, y el del comisario De la Hoz, como secretario.

El principal problema en la actualidad se centra en las misiones que desde el Gobierno, sobre todo en el plano operativo, se les deberían encomendar al Mando y que, a los setenta días de su creación, aún se desconocen. A esto hay que unir lo que, a juicio de las fuentes consultadas por este periódico, es un problema eterno: la falta de entendimiento que existe entre los dos cuerpos que más directamente se dedican a la lucha antiterrorista: la Guardia Civil y el Cuerpo Superior de Policía.

Al parecer, para no crear susceptibilidades y con el fin de cuaja o un intento de coordinación oprativa, desde el Ministerio del Interior, se ha querido dar preponderancia,siempre en el aspecto teórico, al papel de la Guardia Civil en el Mando, y se propuso que la subdirección la ostentara un teniente coronel actualmente asignado al cuerpo, caso de Andrés Casinello, experto en las áreas de información (perteneció al servicio de documentación del almirante Carrero Blanco). Casinello, a pesar de que su nombramiento se produjo hace varias semanas, aún no se ha incorporado a su puesto, ya que, en la actualidad, se encuentra fuera de Madrid realizando los cursos al generalato.

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Quizá el cuerpo que se encuentra más integrado en la Policía Nacional que dirige como inspector el general Sáez de Santa María, aunque su misión en la lucha antiterrorista no es tan comprometida como la de los dos cuerpos anteriormente citados.

La Guardia Civil, en cambio, parece que sigue recibiendo órdenes de sus mandos naturales y se presenta, a juicio de distintos, observadores, con cierta resistencia a integrarse en la lucha contraterrorista bajo un mando que ostenta un civil. Un ejemplo que se aproximaría a esta posibilidad es el hecho de que en los últimos golpes dados por la Guardia Civil a ETA Militar en el País Vasco las operaciones han sido atribuidas siempre, en las notas oficiales, al citado instituto y nunca al Mando, caso contrario a lo que ocurre con los departamentos operativos del Cuerpo Superior de Policía,

A todo esto habría que añadir también casos, como el de Almería y Barcelona, que al ser concebidos erróneamente desde un principio como terroristas, fueron encomendados inmediatamente a la Guardia Civil, el primero, y al director general de la Policía, José Luis Fernández Dopico, el segundo, sin que se contara para nada con el Mando, lo que, a juicio de expertos policiales, constituyó uno de los detonantes de la situación de falta de credibilidad pública que hacia los cuerpos de la seguridad del Estado ambos sucesos han provocado.

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