Fuertes presiones influyeron en la decisión del presidente Suárez de presentar su dimisión irrevocable
El presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, presentó su dimisión al rey Juan Carlos en la mañana del pasado martes, en medio de rumores sobre presiones atribuidas a algunos mandos militares, que fueron desmentidas en la tarde de ayer por el Ministerio de Defensa. El presidente del Gobierno informó en la tarde de ayer a los miembros de su Gabinete de su decisión, que calificó de «irrevocable», en el curso de un Consejo de Ministros extraordinario en el que afirmó que hacía tiempo que venía meditando esta decisión, que se sentía orgulloso de su actuación y que dimitía porque si se empeñaba en mantenerse en el poder podía terminar «perjudicando a la Corona». Rumores de última hora daban al vicepresidente Leopoldo Calvo Sotelo y al ministro de Defensa, Rodríguez Sahagún, como posibles sucesores de Suárez. En cualquier caso, las presiones de círculos de la gran derecha para la dimisión de Suárez eran crecientes desde hace meses.Según fuentes bien informadas, la huelga de controladores, que supuso el argumento inmediato para la suspensión del congreso de UCD, que se debía celebrar en Palma de Mallorca a partir de ayer, fue articulada, al parecer, con la intención de impedir el desarrollo del congreso centrista.
En las primeras horas de la mañana del miércoles (después de una de las más largas entrevistas del presidente del Gobierno con el Rey, celebrada el martes en el palacio de la Zarzuela), circularon rumores de que altos mandos militares habían presionado al Monarca en favor del relevo del presidente Suárez y de la suspensión del viaje que don Juan Carlos tiene previsto realizar al País Vasco los días 3,4 y 5 de febrero, viaje en el que podrían haberse anunciado algunas medidas de gracia. Anoche reinaba gran confusión en Madrid sobre el mantenimiento de este primer viaje oficial del Rey al País Vasco, ya que, según prevé la Constitución en sus artículos 99 y 101, el jefe del Estado deberá iniciar hoy consultas inmediatas con los líderes de los grupos políticos con representación en el Parlamento para proponer al Congreso de los Diputados el nuevo candidato a la Presidencia del Gobierno.
A pesar de esto, fuentes oficiales indicaban que el viaje del Rey se mantenía, de acuerdo con el programa previsto.
Según fuentes allegadas al Gabinete del presidente Suárez, el jefe del Gobierno tomó la decisión de dimitir el pasado fin de semana. Las mismas fuentes señalan que el lunes Suárez informó a su esposa, Amparo Illiana, y a sus más íntimos colaboradores, y entre ellos a Abril Martorel, Calvo Ortega, Martín Villa, Rosón, Pérez-Llorca, Pío Cabanillas y Rafael Arias Salgado. El martes, Suárez pidió audiencia en el palacio de la Zarzuela para comunicar al Rey su deseo y (siempre según fuentes del Gabinete de Suárez) el Monarca le pidió que permaneciera en su puesto.
Asimismo, estas fuentes aseguran que el presidente ha estado muy emocionado en las últimas horas y, concretamente, durante el anuncio de su dimisión en el Consejo de Ministros de ayer y, posteriormente, en la reunión del comité ejecutivo, así como durante la reunión que volvió a celebrar en la noche del martes con los primeros representantes del partido centrista y en la que, al parecer, participaron Fernández Ordóñez, Abril Martorel, Martín Villa, Rafael Calvo, Pío Cabanillas, Rafael Arias Salgado y el presidente del Congreso y líder del sector crítico de UCD, Landelino Lavilla.
Precisamente fue el sector crítico el que pidió a Adolfo Suárez, en la primera reunión por la tarde del comité ejecutivo del partido, que reflexionará sobre su dimisión. Incluso algunas informaciones señalan que le pidieron que rectificara su decisión en lo que a la presidencia del partido se refiere. A estas sugerencias, Adolfo Suárez habría respondido que eran los críticos quienes tenían que haber reflexionado días atrás, criticando duramente su comportamiento.
Fuentes próximas a Abril Martorel, señalaron anoche, por otra parte, que la dimisión de la presidencia del partido obligaría a la convocatoria de un congreso extraordinario de UCD, para lo cual deberían elegirse nuevos compromisarios, ya que no valdrían las designaciones de los que estaban elegidos para el II Congreso.
La primera noticia de la dimisión irrevocable de Adolfo Suárez fue difundida por la agencia Europa Press minutos después de las 15.30 horas, citando fuentes del sector crítico de UCD. A las 16.45 horas, el ministro de Justicia, Francisco Fernández Ordóñez, daba por buena esta información, en la puerta del palacio de la Moncloa, momentos antes de iniciarse el Consejo de Ministros extraordinario.
Allí mismo se supo también que el presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, se había reunido hasta altas horas de la madrugada de ayer con algunos miembros del Gobierno -los vicepresidentes Manuel Gutiérrez Mellado y Leopoldo Calvo Sotelo, el ministro Rafael Arias Salgado-, el secretario general de UCD, Rafael Calvo, y Fernando Abril, con quienes analizó la situación política. Allí se decidió la convocatoria urgente del Consejo de Ministros y del Comité Ejecutivo de UCD. Preocupación máxima de esta larga reunión de madrugada, una vez que la decisión de Adolfo Suárez era ya irrevocable, fue el análisis de posibles candidatos a su sucesión.
Suárez, sonriente
El Consejo de Ministros se inició a las cinco de la tarde y duró veinte minutos. Suárez, en un tono tranquilo y solemne informó a los miembros del Gabinete de su decisión de dimitir en su doble condición de presidente del Gobierno y de la UCD. La reunión del comité ejecutivo se inició a las siete de la tarde en el edificio Inia, del complejo de la Moncloa. Diez minutos antes Adolfo Suárez llegaba sonriente en su coche oficial, una vez que se encontraban en la sala de reunión la totalidad de los miembros del comité, algunos de ellos visiblemente emocionados, como Ignacio Camuñas, y otros con ademán adusto en el rostro, como los ministro Calvo Sotelo, Martín Villa y el ex ministro Fernando Abril. En el momento de iniciarse la reunión del comité ejecutivo, la secretaria de Estado para la Información, Rosa Posada, hizo público al casi centenar de periodistas (que ya por entonces se agolpaban ante la Moncloa) el comunicado oficial del Gobierno que confirmaba la dimisión del presidente.Asimismo, Rosa Posada anunció que Adolfo Suárez se iba a dirigir al país en un mensaje televisado que se había grabado a las cinco de la tarde. Suárez apareció en pantalla a las 19.45 horas, y con voz firme y gran serenidad, comunicó al país las razones de su decisión (véase discurso Suárez). La esposa y los hijos del presidente se encontraban en la Moncloa en la tarde de ayer.
La reunión del comité ejecutivo duró algo menos de 45 minutos, y se suspendió después de que Adolfo Suárez planteara la necesidad de que inmediatamente se pusiera en marcha el procedimiento interno para la nominación de un candidato a la jefatura del Gobierno, y de que algunos miembros del Ejecutivo solicitaran un período de reflexión para volver a reunirse a partir de las once de la noche.
La noticia de la dimisión del presidente del Gobierno fue difundida inmediatamente de ser conocida por todas. las emisoras de radio y sorprendió a la totalidad de los dirigentes políticos. Los partidos convocaron inmediatamente a sus órganos ejecutivos para analizar la situación. Adolfo Suárez llamó, en torno a las seis de la tarde, a los líderes de los grupos con representación parlamentaria para informarles de su decisión. El jefe de la oposición, Felipe González, recibió la noticia a última hora de la tarde en Francia, e inició urgente viaje de regreso a Madrid.
Mientras tanto, la ejecutiva del PSOE, reunida ba.io la presidencia de Alfonso Guerra, solicitaba la urgente convocatoria de la Mesa del Congreso de los Diputados para la inmediata reanudación de la vida parlamentaria, que, en principio, no debía producirse hasta el próximo 10 de febrero.
En la sede del partido centrista la confusión era total y se recibían llamadas desde todos los puntos de España. Igualmente, las centralitas de los periódicos se bloqueaban por la cantidad de llamadas en busca de más información.
La noticia, en los medios castrenses
Las primeras informaciones oficiosas sobre la dimisión del presidente Suárez llegaron a los acuartelamientos y unidades militares de Madrid poco después de las tres de la tarde, hora en la que todavía se encontraban en sus puestos los principales jefes y oficiales. La dimisión de Suárez fue acogida con «asombro y expectación», según fuentes castrenses. El capitán general de la I Región Militar (Madrid), teniente general Quintana Lacaci, reunió a los jefes de unidad de la guarnición de Madrid para informarles de la crisis presidencial.A las cinco de la tarde, a la misma hora en que se reunía el Gobierno en la Moncloa, la Junta de Jefes de Estado Mayor celebraba un encuentro en la sede de su cuartel general, en la calle de Vitrubio, en Madrid. Un portavoz oficial del Ministerio de Defensa dijo a EL PAIS que esta reunión del mando militar era de «carácter ordinario» y que había sido convocada días pasados.
Asistieron el presidente de la Junta de Jefes, teniente general Ignacio Alfaro Arregui, y los representantes de los tres Ejércitos, teniente general José Gabeiras (Ejército de Tierra), teniente general Emiliano Alfaro Arregui (Ejército del Aire) y almirante Arévalo Pelluz (Armada). El portavoz señaló que en la reunión estaba previsto tratar aspectos del plan estratégico conjunto de la defensa e insistió en que la convocatoria no tenía nada que ver con la crisis presidencial. Sin embargo, no se descarta que el mando castrense abordara el tema.
Paralelamente a esto, durante la tarde se desencadenó una serie de informaciones en las que se aludía a una supuesta implicación de altos mandos militares en los condicionantes de la dimisión de Suárez. Concretamente, estas informaciones, según diversas fuentes, entre ellas medios próximos al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), se hacían eco de que un grupo de capitanes generales habría elaborado un pliego de firmas mostrándose contrario al viaje del Rey a Euskadi. Entre las causas de esta supuesta actitud se encontraría la posibilidad de que, durante la presencia del jefe del Estado en las provincias vascas, se pudieran conceder indultos particulares, de acuerdo con la legislación (El Alcázar ha venido informando en los últimos días de próximos indultos). Asimismo se especulaba con una presunta presencia en Madrid de cinco capitanes generales.
El teniente coronel Fernández Monzón, portavoz oficial del Ministerio de Defensa, desmintió con rotundidad a EL PAIS estas informaciones, señalando que el Ejército estaba escrupulosamente al margen de esta circunstancia política. «Es totalmente mentira la información. Los capitanes generales no se han movido de sus regiones. El único capitán general que estuvo recientemente en Madrid fue el de la VIII Región Militar, teniente general Fernández Pose, que acudió el miércoles a una audiencia normal con Su Majestad.
Fernández Monzón añadió que no se hablan tomado medidas especiales ni en el mando militar ni en la tropa, ya que lo que se ha producido «es una crisis política y no una emergencia nacional».
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