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La "politización" de la Unesco, denunciada en la Conferencia de Belgrado

Con la elección del profesor argentino Víctor Massuh como nuevo presidente del Consejo Ejecutivo de la Unesco, finalizaron ayer en Belgrado los trabajos de la vigésimo primera conferencia general, que ha marcado un hito importante en la historia de esta organización.

Desde el mismo momento de su inauguración oficial, el pasado 23 de septiembre, numerosos representantes del mundo occidental industrializado denunciaron Ia «politización» de la Unesco, circunstancia que se puso mucho más claramente de manifiesto con los debates en torno a la política de Israel en los territorios ocupados y en Jerusalén. La presencia de Yasser Arafat, presidente de la OLP, acogida con particulares suspicacias, no hizo sino confirmar esta tendencia.Los ecos del actual conflicto irano-iraquí fueron igualmente perceptibles. El conflicto entre los dos países islámicos redujo el margen de maniobra y reforzó al mismo tiempo la influencia de los países del Africa negra. Su papel nunca había sido tan decisivo como durante esta conferencia general. La triunfal y unánime reelección, para un período de siete años más, de Amadou Mahtar M'Bow en el puesto de director general es todo un simbolo.

Pero esta vigésimo primera conferencia será recordada sobre todo por su propuesta de creación de un «nuevo orden mundial de la información y de la comunicación». No obstante, las divergencias iléológicas manifestadas revelan que las resoluciones adoptadas a partir del «informe MacBride», fruto de un compromiso ottenido con enormes dificultades, no han satisfecho plenamente ni a los occidentales ni a los países del bloque soviético. Los primeros, y muy especialmente los británicos, han mantenido serias reservas respecto de los principios invocados por este «nuevo orden», dado que estiman que la concepción occidental de la libre circulación de la información no ha sido afirmada con fuerza suficiente. Para los soviéticos ysus aliados, por el contrario, se habría ido demasiado lejos.

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