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Tres polícias nacionales, asesinados en San Sebastián

Tres policías nacionales resultaron muertos ayer en San Sebastián al ser tiroteados a bocajarro cuando tomaban café a primeras horas de la mañana en un bar de la ciudad. José Manuel Rodríguez Fontana perdió la vida en el acto, Dionisio Villamangas Calvo falleció a los pocos minutos de ingresar en un centro sanitario y su compañero Jesús Holgado Sabio murió desangrado a las seis de la tarde, después de ser sometido a una intervención quirúrgica en la residencia Nuestra Señora de Aránzazu. Los funerales se celebrarán hoy en el Hospital Militar de San Sebastián. ETA Militar se ha responsabilizado de estas nuevas muertes.

El atentado se produjo minutos antes de las nueve y media de la mañana, cuando los tres policías que prestaban servicio en las oficinas de expedición del documento nacional de identidad (DNI) bajaron a tomar café al bar Majusi. Las víctimas, que se encontraban, uniformadas, apoyadas en la barra del establecimiento, fueron sorprendidas por un comando armado, que, sin mediar palabra, abrió fuego de pistola contra los agentes. José María Rodríguez Fontana, que había conseguido desenfundar su pistola parapetado detrás de una caja de botellas, fue el primero en caer herido de muerte. A sus dos compañeros no les dio tiempo ni de hacer el amago de sacar sus armas reglamentarias. En el interior del bar se encontraba también un inspector de policía de paisano que, al parecer, no portaba pistola, por lo que se limitó a dar rápido aviso de lo ocurrido a la comisaría de San Sebastián. No habían transcurrido siete minutos del violento suceso cuando el lugar fue acordonado, ya que el bar Majusi, situado en el barrio de Amara Berri, se encuentra a menos de treinta metros de las oficinas del DNI y a no más de doscientos del gobierno civil, donde se hallan las dependencias de la policía. Más tarde fueron recogidos en el interior del bar cinco casquillos de bala calibre 9 milímetros Parabellum.A últimas horas de la noche no se había disipado la confusión que desde el primer momento enfrentaban distintas versiones sobre la identidad de los agresores. Testigos presenciales, entre los que se encuentran los propios camareros y parte de las diecisiete personas que permanecían en el bar, insisten en que el autor de los disparos fue un señor de unos cincuenta años que, tras pedir una cerveza, abrió fuego con una pistola que llevaba oculta. La versión policial indica, sin embargo, que fueron dos personas de edades que oscilarían entre los veinticinco y treinta años los que dispararon contra los policías en el interior del establecimiento, mientras que un tercer miembro del comando esparaba al volante de un automóvil, en el que segundos después emprenderían una veloz huida.

Lo cierto es que la rapidez de la acción, acompañada del natural nerviosismo, no ha permitido precisar con exactitud algunos de los detalles del atentado. Existen, sin embargo, elementos razonables que permiten descartar con cierta seguridad la participación de una persona no joven en el suceso. EL PAÍS pudo saber que un señor de cincuenta años, que se encontraba en el bar y que había pedido precisamente una cerveza, al oír los partes de la radio indicó que pensaba presentarse en comisaría para explicar que pudo haber sido confundido por los testigos.

Los féretros con los cadáveres de Manuel Rodríguez Fontana, Dionisio Villamangas Calvo y Jesús Holgado Sabio serán trasladados después del funeral, que se celebrará hoy en San Sebastián, a sus Localidades de origen en Almería, Villasola (León) y Caletraca (Málaga).

Los tres policías nacionales eran solteros, los dos primeros tenían veinticuatro años y el tercero veintisiete.

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