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Tres terroristas y dos rehenes, muertos en la Embajada iraní en Londres

La ocupación de la Embajada iraní en Londres terminó anoche en tragedia cuando las autoridades británicas decidieron, contra todo pronóstico, el asalto militar contra el edificio diplomático para impedir una matanza de rehenes a manos de los secuestradores.Aunque en el momento de redactar esta crónica, once de la noche hora española, el desenlace de la operación no está suficientemente claro, los datos ofrecidos por el Gobierno británico indican que diecinueve rehenes se encuentran a salvo, entre ellos los tres súbditos de este país que se hallaban en la embajada.

Tres de los cinco terroristas murieron en la operación, mientras que uno ha sido capturado por la policía y otro se encuentra en estado gravísimo en un hospital de las cercanías.

Dos de los rehenes fueron ejecutados por el comando Grupo del Mártir, compuesto por iranies de origen árabe de la provincia meridional de Juzestán o Arabistán, como prueba de que los secuestradores tenían intención de cumplir sus amenazas.

Fue precisamente la exhibición de la primera víctima ejecutada, cuyo cadáver fue arrojado a la escalinata de la embajada, lo que decidió la intervención militar por parte de las autoridades británicas. La decisión fue inmediata.

La Unidad de Servicios Aéreos Especiales del Ejército británico, Special Air Services (SAS), estaba preparada para intervenir desde el primer día de la ocupación. Todos sus miembros, algunos de los cuales participaron en la operación de Mogadiscio, habían tomado posiciones en torno a la embajada, que se encuentra situada en el aristocrático barrio de Kensington, en el corazón de Londres, delante de Hyde Park.

El jefe de la Policía Metropolitana de Londres, sir David McNee, explicó, sin entrar en detalles, en una apresurada conferencia de prensa, por qué la policía, cuyas intenciones estaban clarísimas -negociar un acuerdo con los secuestradores, sin pérdida de vidas humanas-, había decidido terminar la operación con ayuda militar. «Hemos intentado por todos los medios», dijo McNec, «terminar pacíficamente esta operación, pero los acontecimientos de las últimas horas no nos daban lugar a otra opción».

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Los acontecimientos a los que se refería el jefe de la policía londinense eran un ultimátum por parte de los secuestradores en el que amenazaban con ejecutar a un rehén cada media hora si sus primitivas demandas no eran satisfechas.

El comando árabe exigió el pasado miércoles la liberación de 91 presos políticos de la minoría árabe del sur de Irán, así como un reactor para abandonar Londres con los rehenes con destino desconocido.

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El asesinato de uno de los rehenes forzó el asalto militar de la Embajada iraní en Londres

Viene de primera página

A las tres de la tarde todavía la policía esperaba un desenlace pacífico de la ocupación de la Embajada iraní, hasta tal punto que un portavoz de Scotland Yard manifestaba a esa hora que «todo iba bien» y que «las negociaciones con los secuestradores seguían su curso». Sin embargo, cuatro horas después, el panorama cambiaba dramáticamente.Todo parece indicar que, por alguna causa desconocida hasta el momento, los terroristas se pusieron nerviosos. A las siete de la tarde hora local -ocho hora de Madrid-, se escucharon disparos en el interior de la embajada y poco después el cadáver de uno de los rehenes era arrojado al exterior del edificio. Aparentemente, la policía no había comunicado la última exigencia de los secuestradores: ejecutar a un rehén cada media hora si sus demandas no eran satisfechas.

Veinte minutos de drama

Todo ocurrió en veinte minutos. Una llamada de McNee al ministro del Interior, William. Whitelaw, supuso la intervención inmediata de la unidad especial del Ejército. A las 7.20 de la tarde unas explosiones sacudieron la tranquilidad de la tarde londinense y a los pocos segundos el edificio de la embajada ardía en llamas. En estos momentos, no está todavía claro si las explosiones y el incendio fueron provocados por el ataque de la SAS o porque los secuestradores habían realizado su amenaza de volar la embajada.El ministro del Interior declaró en una conferencia de prensa que el Gobierno británico había realizado todos los esfuerzos posibles para conseguir «una conclusión pacífica» del episodio y consideraba que la operación había constituido un éxito. Pero añadió que este incidente debe demostrar a propios y extraños que el Gobierno británico está siempre dispuesto a negociar todo lo que no suponga ceder a las amenazas de un grupo de terroristas.

Una intervención "notable"

La unidad del Ejército británico que ha llevado a cabo el asalto a la Embajada iraní fue fundada en 1951 y ha estado participando desde entonces en una serie de operaciones, principalmente en Oriente Medio y en el norte de Irlanda. Definida como «un regimiento de actuaciones poco convencionales», ha intervenido hasta el momento en lo que los expertos británicos de Defensa califican como situaciones especiales. Su intervención en el asalto a la Embajada iraní en Londres ha sido calificada por los expertos de Defensa del Reino Unido como «notable», y su actuación ha sido particularmente elogiada, ya que prácticamente todos los rehenes han salido con vida.

Noticias llegadas a Londres a última hora procedentes de Teherán ponen de manifiesto la satisfacción de las autoridades iraníes por el desenlace de la ocupación de su embajada en la capital británica. En una alocución al país del presidente Banisadr, el mandatario iraní ha calificado el desenlace de la ocupación de su representación diplomática como una victoria para el pueblo de Irán, y ha apelado a la nación iraní para que preserve la unidad en estos moinentos difíciles

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