_
_
_
_
_

La economía china busca una nueva vía entre el capitalismo y la autogestión

La industria china lleva un año tratando de liberarse de la burocracia y la ineficiencia que desde hace tiempo le ha aquejado por medio de reformas a fondo, entre ellas algunas de marcado carácter capitalista, tendentes a mejorar no sólo la calidad, sino incluso el volumen de producción.

Este esfuerzo es necesario si el Gobierno quiere, como ha declarado repetidas veces, convertir el país en un Estado industrializado moderno para el año 2000. Algunos visitantes afirman que hay ya indicios de que el nuevo sistema va a funcionar mejor que el antiguo. Por ejemplo, los directores de empresas parecen tener ahora un sentido más claro y decidido de su misión.Una de las principales reformas consiste en reducir las trabas burocráticas que tenían agarrotada a la industria y delegar más responsabilidad en los cuadros medios, provinciales y locales, aunque esto no quiere decir que la economía china no siga estando muy centralizada.

Al mismo tiempo, los técnicos están comenzando a ocupar puestos que, durante estos quince años últimos, estaban reservados a funcionarios del partido. También están siendo abolidos los comités revolucionarios instaurados en todas las fábricas durante la revolución cultural, y que tenían control sobre la gerencia.

Los capataces y gerentes, antes fuera del alcance de los obreros, están siendo ahora elegidos con creciente frecuencia por éstos.

China comenzó el año pasado a imitar, de manera algo laxa. la democracia económica autogestora yugoslava, y las elecciones aún no afectan más que a nivel de capataz, pero por lo menos en una fábrica situada en las afueras de Pekín un grupo de periodistas occidentales fueron informados de que los obreros elegirían a su director a fines de este año. Esto es, sin duda, un experimento, pero indudablemente indica los cauces por donde van las reformas industriales chinas.

Reparto de beneficios

La planificación y la financiación están también autonomizándose, y en lugar de recibir del Gobierno asignaciones para el desarrollo industrial, que luego les forzaban a entregar prácticamente todos sus beneficios, ahora las empresas chinas reciben créditos, que tienen que ser devueltos con el interés correspondiente, y se les permite conservar una cantidad fija del beneficio, que se reparten entre fondo de inversiones y bonos y seguros sociales de los obreros. Este sistema está siendo ampliado ahora en ocho fábricas cuya gerencia puede conservar un porcentaje de sus beneficios en lugar de una cantidad fija con el fin de introducir un elemento nuevo de estímulo, ya que cuanto más produzcan tanto más podrán conservar.La autonomía creciente lleva consigo también responsabilidad creciente, lo que significa que los directivos que no estén a la altura de las nuevas circunstancias se verán en situaciones difíciles. El primer ministro, Hua Guofeng, ha ordenado a las autoridades locales suspender las operaciones de toda empresa que produzca artículos de baja calidad, precio excesivo o de poca demanda y que lleve algún tiempo perdiendo dinero.

Se trata, en resumidas cuentas, de reemplazar la ideología por los incentivos capitalistas de la productividad.

Los precios de muchos productos de consumo han sido liberados de controles estatales, a fin de que encuentren su propio nivel por sí mismos y las fábricas en general están siendo inducidas a tener siempre en cuenta las demandas del mercado. Se celebran competiciones industriales a nivel nacional y local en estos últimos meses, para elegir fábricas modelo, obreros modelo y artículos modelo, con la idea de agudizar la competitividad entre las propias fábricas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_